Identificador
47185_01_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 45' 21.71'' , -4º 7' 28.59''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Canillas de Esgueva
Municipio
Canillas de Esgueva
Provincia
Valladolid
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DEDICADA AL ARCÁNGEL San Miguel –una de las advocaciones más comunes y numerosas en los edificios vallisoletanos de este periodo (Íscar, San Miguel del Pino, Trigueros del Valle, San Miguel de Peñafiel, etc.)– aparece inmersa en uno de los focos más numerosos del románico provincial. El primitivo edificio románico, de modestas proporciones, experimentó importantes transformaciones entre los siglos XVI y XVIII, periodo en el que se construirían las dependencias anejas, así como la torre y además, se sustituiría la primitiva cubierta por la actual bóveda de cañón (1761). A pesar de ello, todavía es posible insinuar su disposición y estructura originaria. Tendría nave única con una portada abierta en su muro sur que, junto al ábside, son los únicos restos que afortunadamente conservamos. Dada la ausencia de contrafuertes, utilizaría como sistema de cubrición la techumbre de madera configurando una tipología propia de edificios de acentuado carácter rural construidos por comunidades con escasos recursos económicos. Lo que actualmente puede verse es una nave dividida en tres tramos cubiertos con bóvedas de lunetos y coro alto a los pies, torre adosada al oeste y cabecera compuesta de un amplio tramo presbiterial y el semicírculo del ábside. En el muro norte del presbiterio se abrió un acceso que comunica con una sacristía de dos tramos y en ese mismo lado se adosó también una estancia con una entrada única desde el exterior. En el muro sur aparecen diferentes dependencias, una de ellas –a modo de pórtico cerrado– cobija la portada abierta en el segundo tramo de la nave. En su exterior, la cabecera presenta un tambor liso y de gran sencillez, sin articulación alguna –a semejanza de los de Villafuerte y Castronuño– y asentado sobre un zócalo pétreo de tosco sillarejo similar al de Villafuerte. Su paramento está horadado únicamente por una ventana de medio punto cuya estructura fue alterada en época moderna perdiendo sus columnas y arquivoltas. En el lado meridional se observa una ventana adintelada también cegada. La cornisa incluye una hilera de canecillos prácticamente irreconocibles dado el estado de deterioro en el que se encuentran. Presentan perfil de nacela y se decoran con cabezas zoomorfas, rollos, bolas, etc. Interiormente esta zona del edificio se abre a la nave mediante arco triunfal de ligero apuntamiento que, como todo el conjunto, aparece totalmente encalado. Se cubre con cañón apuntado en su tramo recto y bóveda de cascarón en el semicírculo absidal, actualmente oculto por un retablo del siglo XVIII. La sencilla portada abierta al mediodía y oculta en la actualidad tras un revoco moderno, está enrasada con el muro sur de la nave. Se abre a la altura del segundo tramo y la componen una serie de arquivoltas apuntadas que descansan sobre jambas acodilladas con impostas sin ornamentar, reflejando una estructura similar a la de Piña de Esgueva. Coincidimos con José María del Moral al fechar estos restos hacia mediados del siglo XII, si bien podrían llevarse incluso a finales de dicha centuria. El edificio sufrió después transformaciones importantes, llevadas a cabo entre los siglos XVI y XVII, periodo en el que se construirían las dependencias anejas, la torre y además, se sustituiría la primitiva cubierta por la actual.