Sant Just i Sant Pastor de Cerc
ALÀS I CERC
Municipio sito en el sector nororiental del Alt Urgell, cuyo término queda enmarcado por los contrafuertes septentrionales del Cadí y el paso del Segre. Desde el río, la linde recorre la Serra de La Bastida, desde la cual conecta con la Roca de la Dona tras bordear por el Oeste el Pui de La Bastida. El Cap de la Festa y la Torreta del Cadí son los puntos más elevados del municipio, a la vez que definen su extremo meridional; mientras que el flanco oriental del término conecta nuevamente con el Segre tras seguir el curso del Torrent de La Molina y cruzar la Serra dels Verdiguers y el Salt del Pere. El cauce del río sólo es superado en el flanco noroccidental del término para acoger el núcleo de Torres d’Alàs, localidad unida a Alàs a mediados del siglo xix. El actual municipio es fruto de la unión de Alàs y Cerc en 1970, del que el primero es la cabeza municipal. A estas dos poblaciones las acompañan los núcleos de Artedó, La Bastida d’Hortons, El Ges, Vilanova de Banat y el ya mencionado Torres d’Alàs, además del despoblado de Lletó y un número importante de caseríos dispersos.
En época medieval convivieron varias jurisdicciones sobre este territorio. Así, Cerc, Artedó y El Ges estaban bajo el control del cabildo de Urgell, mientras que los lugares de Banat y Vilanova de Banat pertenecían a la baronía de Pinós. Por su parte, entre los dominios del vizcondado de Castellbò se contaba La Bastida d’Hortons, integrada en el cuartel de Castellciutat. No obstante, este enclave fue permutado al obispo Pere de Urtx en 1278 para acabar a manos de la Corona ya alrededor del siglo xviii.
La mayoría de topónimos de la zona presentan raíces latinas (Quercus, Villa nova, Bastida), aunque también se encuentran algunos nombres de procedencia prerromana, como Artedó (Arte-dun, lleno de robles verdes).
Iglesia de Sant Just i Sant Pastor de Cerc
La iglesia parroquial de Cerc, dedicada a los santos Justo y Pastor, se encuentra en la parte alta de la localidad, en la plaza principal del núcleo. Al lugar se accede sin dificultad después de recorrer poco más de 4 km por la carretera C-462, que arranca hacia el Sur poco antes de la Palanca de La Seu d’Urgell.
El valle de Cerc ya es mencionado en el acta de consagración de La Seu d’Urgell, aunque este documento debe tomarse con algunas reservas, pues, aunque está fechado en 839, se trata de una falsificación. El valle era conocido en época medieval como valle Ursian, valle Horsianensem, Orsiane, o Ussian, y el lugar de Cerc (Cerco, Quercho) ya está documentado en 961. Sin embargo, de acuerdo con las fuentes documentales, parece que en la edad media, el templo que actualmente ostenta una doble advocación estaba dedicado únicamente a la veneración de san Justo. Las primeras referencias a una iglesia de Sant Just sita en el valle de Cerc se remontan al año 961, pero las características constructivas del templo actual sugieren que el conjunto que nos ocupa data en su mayor parte del siglo xii. La frecuencia con que esta iglesia es citada por las fuentes se ve notablemente incrementada a lo largo del siglo xi, cuando fue objeto de varias donaciones testamentarias cuya documentación se ha conservado, pero cabe subrayar que habitualmente las menciones al templo son de carácter indirecto, pues éste es empleado como simple referencia geográfica (in apendicio Sancti Iusti).
Se trata de un edificio de una nave, cerrado al Noreste con un ábside semicircular más bajo y más estrecho que ésta. Con posterioridad a la construcción original fueron recrecidos los muros, coronada la fachada occidental con una espadaña de dos ojos y ampliado el espacio con una capilla y una sacristía. El conjunto se yergue sobre un afloramiento de roca, está sobreelevado respecto a los edificios colindantes y el antiguo cementerio lo acompaña por el flanco meridional. La construcción emplea mayormente bloques de gres rojo que esporádicamente –especialmente en las esquinas– se combinan con otros de caliza, bien tallados. El aparejo es moderadamente ordenado, dispuesto en hiladas regulares ligadas con barro y ejecutadas con mayor pericia en la zona del ábside, donde se observan restos de enlucido. En lo que se refiere a las cubiertas, todas ellas son de losas de piedra, siendo a dos aguas la de la nave y troncocónica la del ábside, ambas con un alero que sobresale notablemente del plano de fachada. Por su parte, el templo es iluminado gracias a los vanos abiertos en el eje del ábside y en el extremo oriental del flanco sur de la nave, el cual presenta signos de haber sido parcialmente cegado. Ambos son de doble derrame y los rematan sendos arcos de medio punto con dovelas de piedra pómez.
El edificio es practicable a través de la fachada suroccidental, la cual presenta varias fases constructivas. Hasta media altura, la construcción es ordenada, y se sirve de bloques de gres rojo dispuestos en hiladas ligadas con barro; mientras que a media altura el aparejo revela una refacción de la parte alta de la estructura, que fue recrecida, se abrió un óculo en el eje y se remató la construcción con una espadaña de dos ojos, singularizados con arcos de medio punto con las dovelas a sardinel. Por su parte, la puerta se encuentra ligeramente descentrada hacia el Sur y elevada sobre un escalón. Resuelta con un arco de medio punto ligeramente peraltado, toda ella es elaborada con bloques bien tallados de gres rojo que eventualmente fueron pintados, y cabe destacar la decoración geométrica incisa –de época moderna– que presentan los elementos de hierro del cerrojo.
El edificio fue ampliado en época moderna con una sacristía de planta cuadrada en el flanco noroccidental, acompañada de una capilla de planta rectangular notablemente estrecha. Ambos elementos son cubiertos a una vertiente con una prolongación del tejado de la nave, y destacan los vestigios del arrancamiento de una bóveda de cañón en el muro exterior, posiblemente correspondientes a una capilla u otro espacio no conservado. Así pues, es posible que la irregularidad del paramento sureste estuviera relacionada con esta ampliación, pues se revela la presencia de un vano cegado, acompañado de un arco de medio punto ejecutado con ladrillos. Este elemento coincide con la capilla abierta en el interior de dicho muro, simétrica respecto a la capilla nororiental, de tal modo que es posible que originalmente ésta sobresaliera del edificio y fuera posteriormente derribada. Asimismo, a ambos extremos del muro sureste se conservan dos elementos pétreos instalados a semejante altura y sobresaliendo del plano de fachada, pudiendo corresponder a elementos de soporte de una estructura relacionada con el cementerio.
El espacio interior acusa los efectos de varias intervenciones de época moderna. Cubierto con bóveda de cañón, todas las estructuras están enlucidas y pintadas a excepción del abside. El presbiterio se eleva sobre un escalón, y está separado del resto de la nave por un cancel. En el muro nororiental, sobre dos escalones, se abre la sacristía, y la transición entre el presbiterio y el ábside se articula mediante un grueso arco de triunfo con el intradós apuntado y con una ventana rectangular de doble derrame practicada en su flanco suroccidental. Por su parte, el ábside está cubierto con bóveda de cuarto de esfera, con las dovelas exteriores dispuestas a sardinel, y en su eje lo perfora una ventana de doble derrame de arco de medio punto; mientras que a media altura del extremo sureste se abre un nicho cuadrangular. A los pies de la nave se instaló un coro en alto, y entre éste y el presbiterio, a ambos lados de la nave, se abrieron las capillas anteriormente mencionadas, de planta rectangular, elevadas sobre un pequeño escalón y cubiertas con sendas bóvedas de cañón. Finalmente, sólo queda mencionar la presencia de una pila benditera –moderna– de mármol blanco, monolítica y de corte semielipsoidal con el borde sencillamente moldurado, instalada en el flanco meridional del umbral de la entrada.
A pesar de las modificaciones modernas, la volumetría actual del templo no se encuentra especialmente afectada, y cabe interpretar estas intervenciones como un reflejo de la evolución del culto a lo largo de los siglos. Este templo, referente visual del valle de Cerc, fue también un enclave religioso destacado en época medieval, pues así lo atestiguan las fuentes conservadas, especialmente abundantes a lo largo del siglo xi.
Texto y fotos: Esther Solé Martí - Plano: Christine Terrier
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1978, pp. 50-53; Baraut i Obiols, C., 1979, pp. 35-36, p. 122, doc. 173; Baraut i Obiols, C., 1980, p. 25 y 41; Baraut i Obiols, C., 1981, pp. 56-57, 76, 83-85, 116 y 152-154; Baraut i Obiols, C., 1982, pp. 42-44 y 131; Baraut i Obiols, C., 1983, pp. 23-24, 55, 115-117, 156 y 214-215; Baraut i Obiols, C., 1984-1985b, pp. 35-36, 105-106, 130-131, 142-144 y 163-164; Baraut i Obiols, C., 1986-1987, pp. 137-140; Baraut i Obiols, C., 1988-1989, pp. 135-136; Baraut i Obiols, C., 1990-1991, pp. 167, y 318-319; Gascón i Chopo, C., 2004a; Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, pp. 110-111; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1977, pp. 258 y 261.