Sant Llorenç d'Ares
Iglesia de Sant Llorenç d’Ares
Los restos de la antigua iglesia de Sant Llorenç se encuentran en el recinto medieval del castillo de Sant Llorenç d’Ares, en lo más alto del promontorio y al borde del precipicio. El templo está dedicado a San Lorenzo, advocación que acabó por dar nombre al castillo, primero, y al pueblo, después. La iglesia aparece citada por primera vez en 1043 cuando Arnau Mir de Tost y su mujer Arsenda donan a Geral Bonessine unas posesiones en Portaclusa, en el territorio de Sant Llorenç. En ese momento debía funcionar como iglesia y parroquia del pueblo. En 1048 ambos la donan como parte de la dotación de la abadía de Sant Pere de Àger. Desde entonces se sabe que el templo funcionó como un pequeño priorato dependiente de la abadía, lo que se vio ratificado en sendas bulas que el papa Alejandro III otorgó en 1162 y 1179. Ya a mediados del siglo xiii, con la visita del obispo de Valencia, se sabe que el priorato se había secularizado.
El edificio, que se encuentra en muy mal estado de conservación, tiene un ábside semicircular, seriamente dañado y que ha perdido sus partes central y superior, y una sola nave de unos 10 m de largo por unos 5 m de ancho, que estaba cubierta por una bóveda de cañón, de la que se conserva el arranque, compartimentada en tres tramos por dos arcos fajones bastante anchos. En el muro norte se conservan restos de un friso de arquillos ciegos, que hacen pensar en que el ábside podría haber estado coronado por este tipo de decoración, a pesar de que sus lisos paramentos carecen de lesenas, al contrario de lo que ha afirmado algún autor. Estos arquillos, que enmarcan unas piezas semicirculares monolíticas, están apoyados en unas ménsulas rematadas en una forma cilíndrica horizontal, elemento éste que muy poco habitual que parece ser característico de esta zona al norte del Montsec, pues también se encuentra en el ábside y muros laterales de Santa Maria de la Clua del Montsec, en los ábsides de Santa Maria de Mur y Sant Andreu de Biscarri, en los muros meridionales de Santa Maria de Llimiana y Sant Pere de Aransís y en el campanario de Sant Esteve de Abella. A estos ejemplos, aunque situado fuera de esta área, se podría añadir el ábside de Santa Maria de Solanes, en Lladurs (El Solsonés). Una de estas ménsulas está decorada con un círculo con una cruz incisos. El acceso al templo se situaba en el lado norte ya que el muro de mediodía da directamente al vacío. Aunque los sillares y dovelas de la puerta fueron arrancados, aún puede apreciarse la forma de arco de medio punto que debió tener. De las ventanas tan sólo se conserva, oculta entre la maleza, la del muro sur, que es de doble derrame. Hasta hace poco se conservaba la ventana cruciforme del lado de poniente, que lamentablemente se ha perdido, y que era similar a la de Sant Jaume de Cas. Con toda seguridad el ábside debió de tener otra abertura. El aparejo de los gruesos muros está formado por sillares de mediano tamaño toscamente escuadrados, y dispuestos en hiladas más o menos regulares. En la parte baja de la pared de poniente aún se aprecian algunos nichos, muy similares a los de la iglesia del Remei de Oroners.
El detalle de la ménsula sobre la que descansan los arquillos ciegos, aparentemente insignificante, puede aportar indicios que permiten concertar algo más la datación del edificio, que hasta la fecha se había situado de forma genérica en el siglo xi. Si consideramos que la cabecera de Santa Maria de Mur pudo ser realizada durante los años inmediatamente anteriores a su consagración en 1069, parece razonable pensar que Sant Llorenç d’Ares pudo construirse en fechas próximas, posiblemente en el tercer cuarto del siglo xi.
Texto: Juan Antonio Campos /Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Juan Antonio Campos
Bibliografía
Bertran i Roigé, P., 1986, pp. 110-114; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, p. 149; Fité i Llevot, F., 1985, pp. 267, 283 y 297-299; Sanahuja Vallverdú, P., 1961, p.170 y doc. 10, pp. 322-323.