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Planta antes de la última restauración

Identificador
34191_03_009
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 53' 54.36'' , -4º 48' 16.87''
Idioma
Autor
Cristina Gutiérrez Cid
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Fructuoso

Localidad
Valoria del Alcor
Municipio
Ampudia
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ES LA DE SAN FRUCTUOSO una iglesia de pequeño tamaño construida en piedra caliza aparejada en sillares de buen tamaño y corte regular. Orientada al naciente, la planta es rectangular de una sola nave, escueto presbiterio y ábside semicircular. Completan el edificio una antigua galería porticada en la fachada sur y una torre. Al exterior, el ábside está reforzado en su base por un zócalo pétreo de unos dos metros de altura al que se adosan cuatro altos pedestales que soportan otras tantas columnas entregas. Cada uno de los tres paños resultantes acoge un vano de medio punto con doble derrame sin otra decoración que una moldura paralela al trasdós, a modo de guardapolvo. El antiguo pórtico meridional es la parte más interesante de este edificio y constituye un caso excepcional dentro del románico palentino. Las galerías porticadas de la arquitectura románica castellana tienen su foco de mayor desarrollo en las provincias de Segovia y Soria, con una influencia prácticamente nula en Palencia (Celada de Roblecedo), siendo el ejemplo más cercano el de la iglesia burgalesa de Rebolledo de la Torre. La primitiva galería de la iglesia de San Fructuoso tiene planta rectangular, extendiéndose desde el presbiterio al tercer tramo de la nave. Está construida con sillares calizos de grandes proporciones aparejados en hiladas irregulares. Los muros sur y este estaban abiertos por una serie de arcos -alguno de ellos tendente a la forma ultrasemicircular-, de buen despiece e inequívoco recuerdo prerrománico, similares a los de la desaparecida iglesia de San Justo de Quintanaluengos, en la comarca de Cervera, de la que se sabe con certeza que fue consagrada en 1105. El lado meridional se articula con t res arcos; los dos más cercanos al ábside, separados por un contrafuerte, apoyan sobre lisos cimacios de nacela y jambas de perfil recto. El otro, voltea sobre sendas columnas con basa moldurada, capitel vegetal con astrágalo y cimacio decorado por líneas horizontales. Debió ser la entrada principal, pues el paño que ocupa sobresale ligeramente de la construcción y coincide con una sencilla portada, de arco apuntado liso y sin molduras, abierta en el segundo tramo de la nave. En el costado oriental presenta otro acceso, compuesto por un arco y una arquivolta lisos sustentados por cuatro columnas adosadas en los ángulos con cimacios y capiteles profusamente decorados. Actualmente, todos los arcos están cegados, configurando un espacio cerrado que ha sido tabicado y que se usa como baptisterio y sacristía. La originaria bóveda de cañón con fajones con que se cubría la galería fue sustituida parcialmente por otra de arista hecha de ladrillo recubierto de yeso. Una cornisa recorre todo el perímetro de la iglesia -a excepción del hastial- y el pórtico. Está sustentada por una colección de canecillos con perfil de nacela, en su mayoría lisos, y otros decorados con rollos, un rostro o máscara, una especie de barril y dos bolas. Adosada al muro norte del presbiterio se encuentra la torre, de planta cuadrangular y escasa altura, lo que unido a la carencia de vanos y molduras hace que su aspecto sea de gran solidez, sólo aligerado por las troneras de la parte superior. El acceso habitual al templo se realiza a través de una puerta moderna abierta en el último paño del muro meridional. Sin embargo, la portada principal ya hemos indicado que debió ser la existente en el segundo tramo de la nave coincidiendo con el acceso desde el pórtico meridional. En el muro norte se abre otra interesante portada desde la que se accedía a una capilla barroca que ha sido desmontada durante la restauración llevada a cabo en los últimos años. Consta de arco de medio punto y tres arquivoltas que descansan sobre imposta corrida de nacela. La primera y la tercera son de baquetón y apoyan sobre parejas de columnillas acodilladas con capiteles totalmente lisos, mientras que la central es lisa y descansa directamente sobre las jambas esquinadas. La nave tiene cuatro tramos, de desigual tamaño, cubiertos por bóveda de cañón apuntado entre fajones doblados. Éstos voltean sobre pilastras rectangulares, con una semicolumna en el frente, que se elevan sobre plintos de sección cruciforme. Las semicolumnas llevan basa con garras, fuste liso y capitel troncocónico. Sobre los capiteles una imposta abiselada marca la separación de los muros y la bóveda. El último tramo de la nave, en el que se aloja el coro, es más alto que el resto -lo cual es más evidente desde el exterior- dando la impresión de ser una construcción o remodelación posterior a la obra original. El fajón que refuerza la bóveda es un arco simple (a diferencia de los otros, doblados) y apoya directamente sobre la imposta corrida por medio de ménsulas. El ábside y el tramo presbiterial no están perfectamente alineados con la nave y, aunque tienen su misma anchura, son más bajos que ésta. El primero va cubierto con bóveda de cuarto de esfera y el presbiterio con cañón apuntado. Sobre la portada sur (que comunicaba el pórtico con la nave) puede leerse, de forma incompleta, la inscripción ERA ML CXLIIII DEDICAVIT EPC (año 1106) oculta hasta hace poco bajo una capa de yeso y pintura. Parece tratarse de la dedicación del templo, probablemente por parte del obispo Raimundo I que ocupaba por entonces la sede episcopal palentina. La mayor concentración escultórica está en las portadas meridional y oriental de la galería. Sus capiteles son de canon rechoncho y tosca talla que recuerdan las formas mozárabes. En la portada sur los dos capiteles son idénticos, decorados con grandes y carnosas hojas. La del este tiene cuatro capiteles -lamentablemente conservados- que, de derecha a izquierda, representan: el primero, dos aves afrontadas de tosca ejecución; a continuación acantos muy esquemáticos y cimacio con frutos parecidos a piñas; el tercero figura dos cuadrúpedos -acaso leones- y cimacio decorado con círculos tangentes albergando semiesferas y cruces; en el último hay cuatro oferentes, de pie sobre el astrágalo, con los brazos levantados y las enormes palmas de las manos hacia el frente. Las fases constructivas de este edificio resultan bastantes evidentes. La galería porticada es, sin duda, la parte más antigua, obra de canteros populares conocedores de las formas prerrománicas ya en desuso y alejados de los grandes focos de desarrollo del estilo románico. El parecido de sus arcos de herradura con los de la iglesia de Quintanaluengos (1105) permiten establecer una datación en torno a la primera década del siglo XII (1106). La torre, el ábside y la nave pueden fecharse a partir de 1150. En el siglo XVII se cerró la galería, se construyeron unas capillas del muro norte que condenaron la portada abierta en ese lado, y se colocó el coro alto. También en la presente centuria se han realizado modificaciones, en su mayoría obras de acondicionamiento.