Identificador
49140_01_011
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 49' 36.34'' , -5º 57' 30.33''
Idioma
Autor
Juan Ildefonso González García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Tábara
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
ENTRE TODAS LAS CONTROVERSIAS, sobre todo referidas a sus orígenes y período altomedieval, lo que sí parece claro es que la actual iglesia de La Asunción de Tábara se instala en el solar del monasterio altomedieval. Más problemática resulta la identificación de la turre alta et lapidea, in super prima teca ubi Emeritus tribusque mensis incurior sedit,et cum omni membra calamum conquasatus fuit con la actual estructura torreada que preside y domina por el oeste la nave, como veremos. El edificio actual se levanta en mampostería de irregulares bloques de pizarra arcillosa, con refuerzo de sillares de arenisca en ángulos y encintados de vanos. Su análisis arquitectónico resulta complejo debido a las numerosas reformas y restauraciones sufridas. Dejando a un lado de momento el posible origen mozárabe del cuerpo bajo de la torre, ésta aparece como obra fundamentalmente románica, levantada en mampostería y compuesta de amplio piso inferior liso en el que se abren las estrechas saeteras que iluminan la angostísima escalera practicada en el espesor del muro (0,5 m de ancho), que conduce hasta el primer piso de vanos. A esta escalera da servicio, en la cara meridional un tosco arco de medio punto liso, sobre el que se dispuso otro de descarga casi perdido, y una ventana de tipología románica -hoy cegada- de arco de medio punto sobre dos columnillas de capiteles decorados con motivos vegetales muy geometrizados. Sobre este basamento liso, sin impostas que delimiten tramos, se alzan los tres niveles de vanos que componen el cuerpo de campanas, separados por impostas achaflanadas. Los lienzos septentrional y oriental presentan dos vanos de arcos de medio punto doblados en el nivel inferior, tres arcos del mismo tipo y pequeñas dimensiones en el estrecho piso medio y otros tres en el superior. Dicho ritmo de huecos aparece alterado en las caras sur y oeste, donde en el nivel superior aparecen sólo dos vanos, aunque su descentramiento en el lienzo meridional nos hace pensar que al menos éste puede ser fruto de una refección moderna del remate. La torre ocupa el centro del hastial occidental de la iglesia, a la que se abre mediante un extraño arco doblado de herradura en cuyo aparejo se mezcla la sillería hacia la torre y el ladrillo hacia el interior del templo, con doble arco de descarga en el mismo material e impostas de listel y chaflán. Dentro de este arco se situaba aún otro de medio punto, con grandes bloques de piedra, retirado por Menéndez- Pidal y Pons Sorolla en 1962-1963 y hoy remontado adosado al muro de la colateral sur. El arco del pasaje de la nave a la torre recaía en dos columnas adosadas que han perdido los capiteles, conservando basas de fino toro superior, amplia escocia y toro inferior sobre fino plinto. Las reformas dieciochescas conservaron el fondo del cuerpo románico de la iglesia, aunque profundamente alterado, en el que se abren dos portadas, al norte y sur. La portada meridional se compone de arco de medio punto liso y dos arquivoltas, la interior con un fino bocel en la arista y la externa con chaflán ornado con tres filas de billetes, que apean en jambas coronadas por gruesas impostas de listel y chaflán. De la pareja de columnas que se acodillaban en las jambas sólo resta la más oriental, con su fuste monolítico y un sumamente rasurado capitel de sencillas hojas ovaladas y cóncavas. En un sillar inmediato a la portada, hacia el oeste, se grabó la inscripción siguiente: VULNERE MORTIS MILITIS OBSERVAT + ISTE CAPUT PARIES TRVNCATVM BELLI DISCRIMINE FORTIS, o sea, “Contempla a los soldados mortalmente heridos. Esta pared (muestra) una cabeza amputada como consecuencia del peligro de la despiadada guerra”. Gutiérrez Álvarez la considera contemporánea de la consecratio de 1137. Durante la restauración de 1962-1963 se liberó el pórtico que se alzaba por el sur, entre la nave y la torre, y que sólo conserva de su pasado románico algunas basas y cimacios. La portada septentrional, frente a la anterior, muestra un aspecto sumamente restaurado y se compone de arco de medio punto con bocel en la arista y dos arquivoltas, la interior con una fila de gruesos billetes y la externa, como la del acceso sur, con tres hileras de finos billetes. Los cimacios presentan perfil de listel y chaflán, los exteriores con somera decoración de ondas a modo de semibezantes. Tanto la actual triple división mediante pilares cuadrados de la nave como la cabecera corresponden a la reforma de mediados del siglo XVIII (1761), realizadas “a expensas del excelentísimo señor Marqués de Tábara”, según reza una inscripción empotrada en el testero de la capilla. La colateral del lado del evangelio, que se entrega de forma extraña a la estructura de la torre, presenta en un cierre occidental un vano moderno, que incorpora como impostas dos fragmentos de cimacio moldurado uno con bocelillo, mediacaña y listel y el otro con chaflán y decoración de ondas, igual a la vista en la portada norte. Los trabajos arqueológicos realizados en los años sesenta del siglo XX por Menéndez-Pidal en la zona de la nave inmediata a la torre y en ésta misma, evidenciaron la potencia de colmatación del espacio interior del edificio. En este momento se pusieron al descubierto algunos interesantes restos del monasterio prerrománico -básicamente capiteles- que animan a realizar un serio trabajo de investigación sobre el origen del edificio. Estas piezas, junto a otras procedentes de edificios cercanos (entre ellas piezas procedentes de San Lorenzo y de la ermita de San Mamés), están expuestas en el lapidario a la espera de la realización en la iglesia de un verdadero proyecto museístico. Destacamos entre ellas dos fragmentos de columnillas que por su apariencia nos parecen obra románica. De una de ellas, de 79 cm de altura y 10 cm de diámetro, sólo conservamos la basa de perfil ático y grueso toro inferior, sobre plinto, y el fuste con la acanaladura del collarino, todo labrado en el mismo bloque. La otra, de 39 cm de altura y mismo diámetro que la anterior, nos muestra un capitel vegetal cuyas cuatro caras aparecen someramente decoradas con hojas acogolladas y losanges. Definidas como “columnillas de ensamblaje”, desconocemos su función y ubicación primitiva.