EL LUGAR PARECE que estuvo ocupado desde antiguo, según se desprende de los hallazgos arqueológicos efectuados en las inmediaciones del pueblo. En una nota insertada por Matías Vielva en la Silva Palentina recoge la noticia de la aparición de un “sarcófago antropoide” en el término de San Miguel, que él pone en relación con los cántabros. En cualquier caso, las referencias documentales sobre Vallespinoso o Baldespinoso durante la Edad Media son escasas. A mediados del siglo XIV el lugar era solariego de don Tello, de Fernando Díaz Duque y de los hijos de Fernando García Duque. Se trata de una modesta construcción de carácter rural, emparentada desde el punto de vista tipológico con las ermitas de Canduela, Mudá, Monasterio y San Felices de Castillería. Como éstas, tiene una sola nave y cabecera rectangular más estrecha y de menor altura que aquélla. Presenta muros de sillería arenisca, salvo en los paramentos norte y oeste que son de mampostería y sillarejo respectivamente. Sobre los muros corre una sencilla cornisa soportada por canecillos lisos de nacela. En el lado sur se abre una sencilla portada de medio punto y dos aspilleras, una en el muro de la nave y otra en el ábside. Había otra pequeña ventana en el testero que se cegó probablemente en el siglo XV cuando se realizaron las pinturas murales que decoran el interior. La nave se cubre con techumbre de madera a doble vertiente y la capilla absidal con bóveda de cañón apuntado que arranca de una imposta abiselada. El arco triunfal es también apuntado y doblado, descansando sobre una pareja de columnillas provistas de toscos capiteles decorados con rombos, el de la derecha, y con dos grandes hojas muy esquemáticas de profundas acanaladuras, el de la izquierda. Las columnillas apoyan sobre basas con bolas. La decoración escultórica se reduce a los canecillos del exterior -de nacela y proa de nave- y a los ya citados capiteles del triunfal. En la zona de la cabecera se conservan, ocultas parcialmente bajo una capa de cal, unas interesantes pinturas murales de finales del siglo XV descubiertas en enero de 1994 y restauradas por la Sección de Restauración de la Fundación Santa María la Real-Centro de Estudios del Románico de Aguilar. Por su estilo se enmarcan en la órbita del llamado maestro de San Felices de Castillería, activo en varios edificios del norte de Palencia, Burgos y sur de Cantabria (San Felices de Castillería, Mudá, San Cebrián de Mudá, Matamorisca, Valberzoso, Barrio de Santa María, Puentes de Amaya, Mata de Hoz, La Loma y Las Henestrosas). Curiosamente este tipo de ermitas románicas aparecen a menudo aisladas sobre un altozano, fuera del núcleo habitado. Son por lo general edificaciones extremadamente toscas y pobres pero muy homogéneas en su construcción ya que debieron levantarse en un corto período de tiempo. Este carácter tan humilde parece estar en relación con las posibilidades económicas y con las exigencias litúrgicas de la comunidad. El culto habitual se celebraba en la iglesia parroquial y sólo en determinadas festividades se acudía a la ermita. La datación plantea algunos problemas debido a la ausencia de noticias documentales y a la imposibilidad de adscribir estos edificios a una tendencia estilística concreta dentro del románico. Nosotros apostamos por una cronología tardía, nunca anterior a las primeras décadas del siglo XIII. La imagen titular de la ermita de Vallespinoso de Cervera se guarda actualmente en la parroquia. Se trata de una talla gótica realizada en madera policromada que representa a la Virgen, de pie, con el Niño sostenido en su brazo izquierdo.