SE TRATA DE UN EDIFICIO levantado en el siglo XVI sobre el lugar que ocupó la vieja iglesia románica de finales del siglo XII de la que aún quedan vestigios importantes. En el exterior se aprecia perfectamente la yuxtaposición de estilos arquitectónicos que configuran su fábrica. Del antiguo templo subsiste parte del muro septentrional y del hastial occidental, coincidiendo con el último tramo de la nave del evangelio. En el muro norte quedan dos ventanas de medio punto abocinadas, una abierta en el segundo tramo de la nave y la otra cegada en el primero. También se conserva una portada, igualmente cegada, compuesta por dos arquivoltas lisas y arco de ingreso decorado con una moldura de billetes. Apoyan sobre cimacios con decoración vegetal muy desgastada. La línea de la primitiva cubierta de la nave queda marcada por una serie de canecillos que debieron soportar la cornisa de la primitiva construcción. Con las re formas efectuadas en el siglo XVI la nave fue considerablemente realzada lo que motivó que la hilada de canecillos quedase a media altura del muro actual. En el hastial occidental es posible que se proyectase una espadaña que quedó inconclusa, rematándose posteriormente como torre. De los dos óculos que se abren en este muro, el superior se realizó en el siglo XVI aprovechando el hueco de un vano románico con derrame interno que aún se aprecia en parte. El interior se caracteriza por presentar un espacio diáfano debido a la amplitud de luz que presentan los arcos fajones y formeros que delimitan el tramo central de la nave principal. Consta de tres naves -con testero plano en las laterales y poligonal en la capilla mayor- separadas por gruesos pilares compuestos que soportan una cubierta a base de bóvedas de arista y de crucería estrellada construidas en el segundo tercio del siglo XVI. En el pilar del lado izquierdo inmediato a la capilla mayor reza la inscripción ESTA OBRA HIZO LA YGLESIA AÑO 1537, que según Miguel Ángel Zalama debe hacer referencia a algunos trabajos realizados en ese momento, probablemente las bóvedas. De la primitiva iglesia se ha conservado el último tramo de la nave del evangelio cubierto con bóveda de cañón apuntado, lo que nos proporciona una clara idea de cómo pudo ser la cubrición del viejo edificio románico. En el segundo tramo de la nave de la epístola se abre una pequeña capilla rectangular iluminada por una sencilla aspillera. Por sus características parece de época gótica, tal vez obra del siglo XIV. La decoración escultórica de época románica es bastante escasa. En uno de los vanos que ilumina la escalera de acceso a la torre se ha reutilizado como dintel una dovela que debió pertenecer a alguna de las ventanas o tal vez de la portada que pudo tener la iglesia románica en el lado sur. Está decorada con dos estrellas de ocho puntas y una hilera de semicírculos o bezantes. En el interior se han conservado dos columnas adosadas con sus correspondientes capiteles que pertenecieron a la fábrica románica. Una aparece adosada al muro norte y soporta el último arco fajón de la nave del evangelio. La cesta del capitel se decora íntegramente con un ajedrezado, mientras que el cimacio corrido lo hace con motivos romboidales muy planos. La otra columna se corresponde con el primer tramo de la nave de la epístola. Aunque el capitel fue parcialmente picado cuando fue realzada la columna, todavía se aprecian en una de las esquinas los restos de una figura de medio cuerpo ataviada con túnica de mangas anchas y capirote. En la capilla del lado de la epístola se encuentra la imagen restaurada de la Virgen de la Vega (129 x 50 x 28 cm) que procede de la ermita de la misma advocación situada a las afueras del pueblo. Representa a María sedente sobre un banco moldurado y alta peana. Lleva corona real y velo muy ceñido a la cabeza enmarcando el óvalo del rostro. Aparece ataviada con manto sobre los hombros guarnecido en los bordes con orofrés y larga túnica hasta los pies bajo la cual asoma el calzado puntiagudo. En la mano derecha porta una esfera como símbolo de la manzana que identifica a la nueva Eva que es María. La mano izquierda la coloca sobre el hombro de Jesús en un gesto que realza al mismo tiempo el sentido protector de la Madre y la naturaleza divina del Hijo. El Niño se dispone sentado entre las dos rodillas, bendiciendo con la diestra y sosteniendo una pequeña bola en la izquierda. Viste túnica y manto, dejando al descubierto los pies descalzos. Ambas figuras muestran todavía una acusada frontalidad y simetría, además de cierta inexpresividad en los rostros lo que unido al tratamiento todavía románico de los ropajes parece indicar una fecha próxima al 1200.