LA ERMITA DE QUINTANAHERNANDO conserva todavía restos románicos pese a las sucesivas modificaciones y restauraciones sufridas, como la de 1896 llevada a cabo por el párroco y arcipreste Pablo Polanco, de la que queda constancia en la inscripción existente sobre la puerta de ingreso, o la más reciente de inicios de 1960. Presenta cabecera doble, formada por dos capillas rectangulares de diferente anchura y longitud, comunicadas entre sí por un arco apuntado, ambas abiertas a la nave, dispuesta transversalmente a éstas. Las dos capillas de la cabecera resultan las menos afectadas por las restauraciones, están cubiertas con bóveda de cañón apuntado, resaltando la línea de imposta con una moldura de caveto. El paso hacia la nave se hace a través de un arco apuntado, sostenido por columnas adosadas con capiteles decorados en la más pequeña y pilastras en la mayor. Las grandes basas vistas por García Guinea hacia 1958, sobre las que apoyarían las columnas, se han visto encuadradas con un rodapié y rellenadas con hormigón en época reciente. Los vanos abiertos en los muros son simples aspilleras con derrame interior. Igualmente García Guinea daba noticia de un banquillo interior en el muro norte de 40 cm de altura con “imposta de piramidillas” que actualmente ha desaparecido. El ingreso a la ermita se efectúa desde el lado meridional, mediante sencilla portada de arco de medio punto, enmarcado con guardapolvo de caveto prolongado como línea de imposta. Los muros son de buena sillería y se coronan con una cornisa apoyada en simples canecillos de proa de nave, destacando sobre la imagen del conjunto la espadaña rectangular, de traza tardorrománica -o mejor ya gótica- dispuesta en el muro norte de la nave, con doble vano de arco ligeramente apuntado, que ha perdido el piñón. La pobre decoración escultórica de la ermita se localiza en las dos capillas de cabecera. En la menor y bajo cimacio prismático, los capiteles presentan forma troncopiramidal. El capitel del lado de la epístola se decora con motivos geométricos de circulillos y losanges, mientras que el del lado del evangelio presenta una tosca decoración a base de una rueda de radios curvos, un león de enroscada cola, tres conchas, una esquemática hoja tripétala, un extraño animal con la cola ondulada y otro disco con hoja hexapétala central. En la capilla mayor, la ventana que perfora el muro oriental se muestra como una aspillera de doble derrame, al exterior decorado su arco con puntas de diamante y dos sencillos capiteles vegetales con crochets, todo rodeado por guardapolvos moldurado con bocel.