Identificador
49000_1486
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 30' 15.53'' , -5º 44' 47.01''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Zamora
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
SE UBICA LA PARROQUIA DE SAN VICENTE, una de las incluidas en el primer ensanche medieval de Zamora, en las inmediaciones de la Puerta Nueva, próxima a la Plaza Mayor y al Teatro Principal, con su estructura rodeada y prácticamente solapada por las edificaciones circundantes, resultando casi imposible obtener una imagen precisa de su exterior. Su necrópolis fue recientemente localizada durante las excavaciones realizadas en un solar inmediato a la Casa de los Momos. Las profundas reformas y añadidos que afectaron al templo románico nos permiten, no obstante, tener una meridiana imagen de su aspecto original. Ello es fundamentalmente posible gracias a las actuaciones de los años 70 del siglo XX, que sacaron a la luz los paramentos interiores de las colaterales. Era San Vicente un templo de tres naves, articuladas en tres tramos y separadas por pilares, con portadas al norte y sur del segundo tramo y en el hastial occidental, levantado en sillería utilizando el conglomerado de aresnica local. Por las rozas apreciables en los muros interiores hemos de suponer una cubierta de bóvedas de arista en las colaterales, al estilo de Santiago del Burgo, templo con el que las concomitancias son más que evidentes. Como en la citada iglesia, en cada tramo de las naves laterales, salvo el de las portadas, se abre una sencilla ventana rasgada de arco de medio punto doblado, sólo animado con una imposta moldurada con el típico perfil zamorano de listel, nacela y junquillo (presente en la catedral, Santiago del Burgo, San Esteban, etc.). En el paramento interior del hastial occidental se mantienen los responsiones con semicolumnas que recibían los formeros de este tramo, lo que nos hace sospechar una estructura de pilares similar a la de la antes referida iglesia de Santiago. Remataba el cuerpo del templo una cabecera triple de ábsides rectangulares, de los que nos restan los muros laterales y parte de los testeros de las capillas laterales, de inferior altura que los muros de la nave. A los pies de la nave del evangelio se erigió una airosa torre de seis cuerpos, los tres superiores con apuntados vanos para campanas, a la que se accede desde el primer tramo de la primitiva colateral norte por una escalera de caracol comunicada con la nave mediante un estrecho vano adintelado con dos mochetas ornadas con un rollo. Tras un confesionario próximo se abre otra puerta del mismo tipo que da acceso a la cámara abovedada del primer piso de la torre, antiguamente utilizada como baptisterio. En el siglo XVI se abrió al tercer tramo de la nave meridional una capilla cuadrada con contrafuertes esquinados y cubierta con bóveda de terceletes. Será, sin embargo, a finales del siglo XVII cuando la primitiva planta tripartita se transforme en la actual de nave única, estructurada en cuatro tramos cubiertos con bóvedas de lunetos con yeserías (realizadas en 1695), separados por perpiaños apuntados que recaen en responsiones que aprovechan parcialmente los primitivos románicos, aunque forrándolos. Estas mismas obras convirtieron la primitiva cabecera en una prolongación de la nave. En este momento -entre 1680 y 1698- se erigió la capilla de Nuestra Madre de las Angustias, adosada al costado septentrional del templo, y compuesta de tres tramos de bóvedas de lunetos con yeserías y capilla cupulada. Su construcción significó la supresión de la portada norte del templo románico, parcialmente solapada por la nueva fábrica y de las que los recientes acondicionamientos han dejado visibles los muy rasurados capiteles de pencas del lado derecho, además de un epitafio en la jamba. Entre 1779 y 1781 se procedió a la edificación de la actual cabecera, bajo la dirección del arquitecto Pedro Castellote. La capilla mayor de la iglesia, rectangular y cubierta con cúpula sobre pechinas, supuso la eliminación de la primitiva cabecera, que sería considerada angosta. Una inscripción en el exterior del testero nos da la fecha de erección de la actual en el año 1780. Del edificio románico prácticamente sólo la torre y el hastial occidental son visibles al exterior. Este último, en el que se continúan las líneas de imposta que marcan los pisos de la torre, fue modificado en su remate con la apertura de un vano, probablemente contemporáneo de las nuevas cubiertas de la nave. Entre el cuerpo de la torre y uno de los contrafuertes se abre una bella portada románica, lamentablemente muy erosionada. Se compone de arco de medio punto, rodeado por tres arquivoltas y chambrana, que apean en jambas escalonadas con tres parejas de columnas en los codillos. La decoración del arco y arquivoltas es vegetal: palmetas inscritas en casetones, una por marco en el centro del arco y por parejas en los laterales, hojas lobuladas y carnosas de puntas anilladas por lazo perlado en la primera arquivolta, palmetas de similar tratamiento y anilladas en su tallo en la central y friso de acantos carnosos en el muy deteriorado arco exterior. El relieve de la chambrana, si lo tuvo, ha desaparecido totalmente. Los capiteles son casi todos vegetales, con coronas de acantos de nervio central perlado y cogollos en las puntas, salvo el interior del lado izquierdo, figurado. Esta cesta muestra un piso inferior de palmetas y hojas entrecruzadas sobre las que se disponen dos arpías tocadas con caperuza, de cuerpo serpentiforme y largos cuellos entrecruzados, así como un león rampante de rugientes fauces y acaracolada melena frente a un trasgo de cuerpo de reptil alado y cabeza felina de puntiagudas orejas. Las jambas del arco se encapitelan con decoración vegetal de hojas nervadas entrecruzadas y dos niveles de acantos, mientras que los cimacios se decoran con palmetas. La seca decoración de esta portada recuerda estrechamente la de la meridional de Santa María Magdalena. Poco podemos decir de las portadas meridional y septentrional. La primera fue cegada y transformada en capilla-hornacina. Tenía arco de medio punto y al menos dos arquivoltas, que apoyaban en jambas escalonadas con columnas acodilladas cuyos capiteles, bárbaramente rasurados, eran vegetales. De la portada norte se aprovechó el vano para dar acceso a la capilla de las Angustias, emparedando la estructura románica. Su parcial liberación en fecha reciente ha dejado ver la pareja de capiteles del lado derecho, ornado uno con dos pisos de hojas picudas y remate superior de caulículos, al estilo de los interiores de Santiago del Burgo, y el otro con incurvadas hojas lobuladas. Los muros laterales de los ábsides norte y sur se integraron a modo de cuarto tramo del cuerpo de nave barroco, lo cual hizo pensar a Gómez-Moreno, Ramos de Castro y otros que esta zona correspondía a un cuarto tramo de la nave románica. Un detenido examen y el desencalado reciente (años 70 del siglo XX) despejan las dudas al respecto, máxime cuando aparecen dotados de ventanas abiertas a menor altura y distintas a las de los tramos de la nave, con columnillas acodilladas rematadas por capiteles vegetales de curiosa ornamentación a base de amplias hojas nervadas, espigas en los ángulos y caulículos superiores. Exteriormente hoy es visible el ángulo y parte del testero plano del ábside del evangelio. Destaca de entre el agresivo entorno la airosa figura de su torre, la más esbelta y mejor conservada del románico zamorano después de la catedralicia. Su planta es aproximadamente cuadrada y se divide en seis pisos -separados por impostas de bocel, nacela y listel-, los tres inferiores lisos, salvo la ventana rasgada con alféizar en talud que daba luz a la sala abovedada antes referida. Los tres pisos superiores acogen los vanos, todos apuntados. En el cuarto piso se abre un amplio vano de arco abocelado y rodeado por chambrana de aspecto restaurado; en el quinto piso se abren dos ventanas de profundos arcos doblados con bocel en la arista y, en el sexto y último, tres vanos aún más estrechos, de arcos alancetados sobre impostas del típico perfil zamorano. Tanto la cornisa de la torre como los canes triangulares que la sustentan son fruto de la restauración, siendo el chapitel obra de mediados del XVIII, reformada en 1815. Es pues, el de San Vicente, un templo típico del segundo impulso románico en la capital, cuyas claras afinidades arquitectónicas y decorativas con los de Santiago del Burgo o San Esteban, y sólo ornamentales con La Magdalena, nos permiten datar su construcción en las últimas dos décadas del siglo XII y los años iniciales del XIII. En las jambas de la portada se grabaron varios epitafios en letra gótica, de la segunda mitad del siglo XIII: En la jamba izquierda, dividiéndose el texto entre las dos caras del sillar, se lee: OBIIT : FAM(ULUS)/ : D(E)I : DON(P)N(US) / IOH(AN)N(E S) : PR(E)SB(ITE)R / SUB E(RA) : M(ILLESIMA) : CC (DUCENTESIMA) : / XC (NONAGESIMA) : II (SECUNDA), es decir, Murió el siervo de Dios, el presbítero don Juan en el año de la era de 1292 (año 1254). Sobre ésta, en la cara interior: HI(C) : IACET : FRA(N)/CO YUANES / ET GERMANE / EI : MARIA : I/VANES, o sea, Aquí yace Francisco Juanes y su hermana María Juanes. En la jamba derecha corre el siguiente epitafio: H(IC) : IACET : PE/TR(US) : SACCII : / (E)T FILIA EI(US) O(...) PET(RI), es decir, “Aquí yace Pedro Sancho y su hija O. Petri”.