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Detalle de las pinturas murales del interior del ábside: San Pedro y dos apóstoles

Identificador
47238_01_024
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 22' 14.25'' , -4º 40' 15.48''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santiago

Localidad
Alcazarén
Municipio
Alcazarén
Provincia
Valladolid
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTIAGO EL MAYOR se encuentra situada en pleno corazón del pueblo. Del primitivo edificio de estilo románico-mudéjar sólo se conserva el ábside de ladrillo, levantado sobre zócalo de mampostería. Consta de tres cuerpos recorridos por arquerías ciegas dobladas, siendo de menor altura el cuerpo central y más alto el superior. Por su factura y su relación con la vecina iglesia de San Pedro, suele fecharse esta construcción en la segunda mitad del siglo XIII. Ocultaba el interior del ábside un gran retablo mayor barroco, presidido por la imagen de Santiago Matamoros. Tras la última restauración del templo, ejecutada desde 1986, dicho retablo ha sido separado del fondo del presbiterio mediante un curioso montaje de madera. Gracias a ello podemos apreciar la estructura interna del ábside románico-mudéjar y los hermosos frescos protogóticos del siglo XIII que decoran sus arquerías. Ambas cosas permanecieron ocultas durante siglos bajo una capa de cal. Cada una de las once arquerías está ocupada por un santo, a excepción de la central, reservada a Cristo Resucitado. Existió a la derecha una puerta que arruinó parte de las dos arquerías de ese lado. Hoy aparecen reconstruidas, pero su pintura, como es lógico, se ha perdido. Nueve arquillos ciegos levemente apuntados componen el segundo cuerpo interno de este ábside. Tres de ellos son más anchos y altos, pues corresponden a las ventanas de aspillera que fueron cegadas por los alarifes para recibir pinturas al fresco. Por encima corre un friso de esquinillas, interrumpido en el centro por otra pequeña pintura protogótica que representa a Santiago Matamoros. Una banda en nacela y dos filas de ladrillos sirven de base a la bóveda de horno que cubre este espacio. A ambos lados de la capilla mayor se desarrolla el tramo que precede al ábside. Está compuesto en cada frente mediante dos arcos doblados y apuntados, de altura generosa y amplia luz, construidos en ladrillo. Por encima de cada uno de ellos corre el mismo friso de esquinilla y la banda en nacela, de donde arrancan las cubiertas de cañón corrido. Una puerta ojival de ladrillo se abre en el arquillo más exterior del tramo anterior del lado de la epístola. Sirve de acceso a la escalera de caracol que sube a la techumbre y continúa hacia el remate de la torre. El resto del templo corresponde a reformas efectuadas durante los siglos XVII y XVIII, incluidas las tres naves, de cuatro tramos, separadas por pilares que sostienen arcos de medio punto y la torre de planta cuadrada que se levanta junto a la cabecera, en el lado de la epístola. Tras la restauración llevada a cabo en las pinturas murales se aprecia en primer lugar un zócalo decorado con pintura roja, sobre la cual destacan tres filas de figuras blancas similares a los castillos heráldicos de Castilla, rematados, como es sabido, con tres torres. Pero sus bases son curvas. En el primer cuerpo de once arquillos ciegos son identificables San Pablo y San Pedro, flanqueando la figura de Cristo Resucitado que ocupa la parte alta del arquillo central, cuyas enjutas están ocupadas por una Anunciación. Cristo aparece sentado y mostrando las llagas, sobre un fondo rojo cuajado de estrellas blancas. También es visible en el lado izquierdo la figura de San Bartolomé, que porta una espada curva. Diez son los apóstoles de este primer cuerpo, ocupando cada uno un arquillo ciego. Todos llevan un libro en la mano y cada figura aparece dibujada sobre un fondo rojo con retícula de rombos, o sobre un fondo azulado, alternativamente. El resto del muro va decorado con una retícula verde de rombos que encierran cruces coloradas en su centro. El fondo es azul. Preside el segundo cuerpo una Crucifixión casi perdida, pero aún identificable gracias a los restos de la parte superior, siempre sin rebasar el arquillo ciego central que sirve de marco a la composición. Va flanqueado por dos arquillos de menor luz, donde fueron pintadas las imágenes de la Virgen, a la izquierda, y de María Salomé, en el de la derecha. Los otros dos arquillos grandes van ocupados por María Magdalena, el de la derecha, y por San Juan, en el del otro lado. Santiago el Mayor, con libro, bordón y sombrero de peregrino, y Santa Catalina, ocupan los dos arquillos respectivos del lado de la epístola. Enfrente fue practicada una abertura que arruinó las pinturas de sus arquillos respectivos. Remata el conjunto pictórico una imagen tosca e ingenua de Santiago el Mayor, pintado con espada y guión en su caballo blanco, sobre un fondo rojo dentro de un recuadro cuadrado. Flores blancas y rojas de cinco pétalos dispuestas al tresbolillo decoran el resto del espacio, entre los arquillos ciegos y dentro de ellos. La rosca y las jambas de los arquillos ciegos siempre son rojas. Fue empleada una técnica de dibujo lineal con trazo negro. A continuación el anónimo artista rellenó las figuras con colores, predominando blancos, rojos y azules. Los personajes están animados con movimiento de manos y cabezas ladeadas y sobre los ropajes colorados o grises fue aplicada una depurada técnica de sombreado de color blanco que sirvió para resaltar los pliegues curvos, previamente marcados con líneas negras. Al parecer, estas pinturas eran muy similares a las desaparecidas del ábside de la iglesia de San Pedro en la misma población.
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