LA IGLESIA PARROQUIAL de Nuestra Señora de la Asunción es una construcción de tres naves y capilla mayor rematada en testero poligonal. Comenzó a construirse a finales del siglo XV bajo el patrocinio del II conde de Osorno don Pedro Manrique cuyo escudo figura en el exterior de la cabecera. Las obras las continuó su hijo, Garci Fernández Manrique, que dejó testimonio de ello igualmente con su blasón y el de su mujer, María de Luna, en el interior de la capilla mayor. El templo se levantó sobre el solar de la vieja iglesia románica de la que se aprovecharon parte de los muros norte y sur con sus re spectivas portadas, actualmente impracticables. La que se abría en el lado septentrional -hoy cegada y en parte oculta tras un contrafuerte- estaba formada por un arco ligeramente apuntado protegido por un guardapolvo biselado. La portada del muro sur se halla en un antecuerpo saliente colocado entre dos contrafuertes de la fábrica moderna. Consta de arco de ingreso y cuatro arquivoltas lisas que apoyan sobre una línea de imposta muy desgastada que las separa de las jambas. Aunque conserva la puerta de madera, el acceso quedó inutilizado hace ya algunos años al colocarse en el interior un retablo de escaso mérito artístico. La obra más interesante que se guarda en su interior es una pila bautismal románica colocada a los pies de la nave de la epístola, en un espacio delimitado por una reja de madera que hace las funciones de baptisterio. La pila (90 cm de diámetro x 70 cm de altura), posee forma troncocónica invertida y está decorada con interesantes relieves bajo ocho arquillos de medio punto soportados por columnillas que a veces apean sobre las propias imágenes. Las enjutas se animan en ocasiones con motivos vegetales muy simples. Las figuras confeccionan diversas escenas relacionadas con la significación del bautismo, todas ellas destinadas a plasmar un mensaje escatológico, en este caso de carácter salvífico y redencional. Se distingue la lucha de Sansón con el león, en una escena típica y característica del románico palentino en la que el personaje veterotestamentario se acompaña de otro que sujeta la cola del animal, repitiendo el mismo cliché que los capiteles de la vecina Villaherreros (Museo Frederic Marès), Aguilar de Campoo (MAN), Santa Eufemia de Cozuelos, Prádanos de Ojeda, Dehesa de Romanos, Cezura, Vallespinoso de Aguilar, etc. Aparece también Daniel en el pozo de los leones, síntesis de la esperanza y la fe del justo que en este caso aparece flanqueado por cuatro felinos. Otras escenas acogen un centauro sagitario muy similar al de la pila bautismal de Guardo y dos grifos afrontados con las colas entrelazadas. Cabe destacar igualmente la representación de una figura femenina cuyos pechos son mordidos por dos serpientes, clara imagen de la lujuria (Rebanal de la Llantas) que toma su modelo de la clásica Madre-Tierra. La pila troncocónica descansa sobre un erosionado tambor estriado, posiblemente reaprovechado de una gruesa columna romana. La pila de Osorno es un interesante ejemplar, aunque de una calidad poco refinada y tosca ejecución, decorada con unos temas característicos de la escultura románica del norte de Palencia. Su cronología ronda los últimos años del siglo XII.