LA PARROQUIA DE GARISOAIN se encuentra situada en la zona más alta de la localidad, muy cercana al cementerio y rodeada de varios jardines. Muy poco nos queda de la antigua iglesia románica, puesto que en 1569 un incendio destruyó casi la totalidad de la edificación. De esta manera, el veedor de obras del obispado, el arquitecto Juan de Villarreal, se encargó de realizar nuevas trazas para una iglesia renacentista, que fue ejecutada por los canteros Juan de Arriba y Juan de Urbieta entre 1572 y 1584. De la primitiva fábrica románica únicamente conservaron la portada, que presenta más de tres metros y medio de frente y que, dispuesta en el muro de la epístola, encajonada por dos contrafuertes y cubierta con un tejadillo moderno, será el objeto de nuestro análisis. Consta de tres arquivoltas baquetonadas, flanqueadas por sendas mediacañas, todas de medio punto. Entre las arquivoltas baquetonadas encontramos dos molduras de flores de las denominadas cuatripétalas o en punta de diamante -las dos interiores- y una tercera -la exterior- ajedrezada. Descansan sobre columnas de fuste liso y capitel decorado -en el caso de las dos exteriores- y en columnas geminadas de fuste liso, basa con escocia y toro y similar capitel aunque doble -en el caso de la interior-. Los fustes de las dos exteriores arrancan de bancos diagonales, solución que empieza a ser frecuente desde la primera mitad del siglo XIII. Los capiteles presentan una decoración a base de pencas esquemáticas y dos niveles de volutas, muy volumétricas con lengüeta superior, en las de la derecha y uno en las de la izquierda. Las hojas ofrecen pequeñas variaciones: unas con superficies ligeramente cóncavas de encuentros aristados, otras hendidas o bien con resaltes. Por su parte, los capiteles dobles, correspondientes a las columnas geminadas en las que descansa la arquivolta anterior, disponen pequeñas variantes dentro del mismo repertorio, con las típicas bolas bajo lancetas o simplificación del tallo hasta quedar como “báculos”. Por último, cierra el conjunto una chambrana con doble baquetoncillo apoyado sobre ménsulas molduradas del siglo XVI. Por su derivación amanerada del repertorio frecuente en el último tercio del siglo XII, la ejecución de esta portada podría situarse muy a comienzos del siglo XIII.