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Capiteles del lado derecho del arco triunfal

Identificador
33394_02_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 30' 22.67" , -5º 38' 3.23"
Idioma
Autor
Adriana Carriles García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Miguel de Dueñas

Localidad
San Miguel
Municipio
Gijón
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
APESAR DE LAS NOTICIAS HISTÓRICAS referidas al territorio de Bernueces, no existen referencias documentales concretas a la iglesia de San Miguel de Dueñas. Restaurada por la Dirección General de Arquitectura en el año 1967, es un bello ejemplo del románico rural costero. Se trata, en realidad, de un templo de pequeñas dimensiones, un edificio de una única nave y ábside semicircular precedido de tramo recto. Arquitectónicamente hablando, esta pequeña iglesia sigue las pautas constructivas habituales de los templos románicos modestos; lo más destacado de San Miguel de Dueñas es el tratamiento decorativo que reciben los capiteles de la ventana del ábside y del arco triunfal, y, muy especialmente, la impresionante talla en madera del Arcángel San Miguel, conservada en el interior de la iglesia. El arco triunfal se articula en dos arquivoltas desornamentadas, protegidas por guardapolvo también liso. Las columnas pareadas, de fuste liso y monolítico, apean sobre basas cuidadosamente trabajadas, con decoración de afilados dientes de sierra en su perímetro y restos de mascarones, deteriorados por la erosión, en sus vértices, recurso éste último muy frecuente en el románico gijonés. Los plintos también fueron trabajados, aunque sumariamente, otorgándoles cierta reticulación a través de unas sencillas líneas cóncavas. Los capiteles del arco triunfal presentan, todos, una decoración de carácter vegetal formada por grandes y carnosas hojas, de aspecto naturalista. El primer capitel de la jamba izquierda, el que se corresponde con la arquivolta exterior del arco, fue tallado con grandes hojas lanceoladas, entre las que se sitúa, a modo de eje de simetría, lo que parece ser una espiga, quizá en alusión a una temática de carácter eucarístico que estaría muy acorde con la situación de proximidad al altar; la factura es muy cuidada y los nervios de las hojas han sido tallados con gran detallismo, más finos y próximos los surcos del arranque de la hoja, y más profundos a medida que se avanza hacia el extremo superior. La presencia de alusiones eucarísticas, representadas a través de la imagen de una espiga de trigo, no es un recurso extraño en la iconografía románica; sin ir más lejos, uno de los capiteles de la portada de San Vicente de Caldones, también en el municipio de Gijón, muestra, a pesar de lo esquemático de su talla, una espiga de grueso tallo y grandes hojas. El segundo capitel de esta jamba izquierda reincide en la imagen de esas grandes hojas nervadas, pero en este caso, en lugar de la espiga, envuelven una hoja vegetal alargada, de un único nervio central. Un motivo similar a este último capitel se puede encontrar en el arco triunfal de la abadía de San Juan de Cenero, aunque el ejemplo de Dueñas presenta una factura más delicada, además de un mejor estado de conservación. Ambos capiteles se coronan con sendas volutas espirales, entre las que se sitúa un apomado, esférico en un caso, y de volumen cúbico en otro. En el lado derecho, uno de los capiteles repite la iconografía eucarística de la espiga, con disposición semejante en cuanto a la simetría y el eje compositivo. El otro capitel de la jamba derecha muestra una imagen vegetal nueva entre el repertorio de San Miguel de Dueñas, pero no en la iconografía del concejo de Gijón: se trata de varias hojas de perfil triangular, dispuestas en situación invertida y unidas entre sí por sus tallos. Como hemos dicho, un capitel similar podemos encontrarlo en San Juan de Cenero. Las impostas del arco triunfal también presentan repertorios conocidos en la zona costera asturiana. La imposta izquierda se decora con pequeñas formas vegetales trilobuladas, entre las que se sitúan pequeños apomados o perlas, pudiendo tratarse de una variante, más naturalista y menos geometrizada, de las formas que ornamentan el guardapolvo del arco del triunfo de San Andrés de Ceares, iglesia con la que San Miguel de Dueñas presenta alguna similitud más. La imposta derecha, por su parte, se decora con una compleja tracería de lazos, volutas vegetales y caracolas de mar. Este tipo de composiciones decorativas también aparecen en las impostas del arco triunfal de Ceares o en Santa Eulalia de Nembro (Gozón). En el interior, a un lado del arco triunfal, se encuentra una bella talla en madera que representa al arcángel San Miguel venciendo al Mal. Se trata de una pieza escultórica, de algo más de un metro de altura, de madera policromada. El diablo yace, boca arriba, en el suelo, y sobre él, de pie, San Miguel, sosteniendo en la mano derecha la lanza y en la izquierda una balanza sobre la que asoma una pequeña cabeza humana, representación del peso de las almas o psicostásis. El rostro del arcángel es sereno, los ojos miran hacía un punto lejano, pero el tratamiento amable del rostro, o el ligero movimiento que se aprecia en sus ropajes, permiten fechar esta imagen en torno al siglo XIV, en un momento posterior a la edificación de la iglesia que la acoge. En el ábside de San Miguel de Dueñas destaca la ventana. Al interior se articula como una saetera abocinada, protegida por guardapolvo, que se continúa en la imposta que recorre todo el paramento interior de la cabecera. En el exterior se constituye según un esquema habitual en el románico rural de la zona, esto es, un arco de medio punto con una única arquivolta decorada en su rosca exterior con doble zigzag, en sendos planos cóncavo-convexos, motivo recurrente en el románico costero asturiano, bocel en el vértice y tetrafolias simples, sin botón central, en el intradós; todo ello protegido por guardapolvo, en este caso, liso. Las pequeñas impostas se decoran con una sucesión de hojas lanceoladas de prominente nervio central que se alternan con pequeñas perlas. Las columnillas se sitúan sobre las basas originales, bien conservadas, y se coronan con sendos capiteles de temática vegetal ya conocida. Así, el capitel izquierdo muestra esas grandes hojas nervadas que habíamos visto en el arco del triunfo, envolviendo una hoja vegetal alargada, de un único nervio central, y acompañado por varios apomados vegetales de talla muy detallada y preciosista, todo ello con una disposición perfectamente simétrica. El capitel de la derecha viene a ser una repetición, a menor escala, de la imagen de hojas de perfil triangular, dispuestas en situación invertida y unidas entre sí por sus tallos. La portada occidental, la única que presentaría en origen este pequeño templo, presenta un aspecto algo alterado tras la restauración; protegido por un sencillo porche dístilo de ejecución reciente. El ingreso al edificio se efectúa por una portada de una única arquivolta de medio punto, envuelta por guardapolvo y completamente desornamentada. Las características de los elementos esculpidos, a pesar de verse limitados a los capiteles del arco del triunfo y de la ventana, presentan los suficientes rasgos, entre los que destacan el gusto por privilegiar la decoración con motivos vegetales naturalistas o la presencia de apomados, como para indicar un momento de ejecución relativamente avanzado que permite fechar esta iglesia ya en el siglo XIII.