Identificador
09000_0010
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 20' 25.74'' , -3º 42' 14.49''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin descripción
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Burgos
Municipio
Burgos
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
CONSÉRVANSE EN EL CLAUSTRO, Museo Catedralicio y capilla de San Nicolás de Santa María de Burgos una reducida aunque interesante serie de vestigios románicos, procedentes en su mayoría de iglesias arruinadas de la diócesis, junto a otros que formaron parte de la seo románica. Como en el caso del Museo del Retablo, instalado en la iglesia de San Esteban de la capital, cuando los templos de p rocedencia de estas piezas reciben un estudio monográfico, por mantener vestigios in situ, incluiremos su descripción con el mismo, volviendo a unir aunque sólo sea en estas páginas lo que el tiempo y la historia disgregaron. Éste es el caso de prácticamente todo el lapidario románico del Museo Catedralicio, donde el visitante podrá contemplar el sepulcro de doña Godo -vulgarmente conocido como “tumba de Mudarra”- y la serie de capiteles procedentes de San Pedro de Arlanza, así como dos basas y cinco capiteles -dos de la portada, dos de ventana y uno del arco triunfal-, procedentes de la desaparecida iglesia San Juan Bautista de Cillaperlata, piezas todas conservadas en el claustro alto. Particularmente interesantes son los vestigios escultóricos de Cillaperlata, únicos testimonios materiales (junto a otros menores reutilizados en la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga del lugar) de la antigua parroquial del Barrio de Arriba de esta bella localidad del valle de Tobalina, emplazada a orillas del Ebro. Su estudio lo incluiremos en la monografía correspondiente junto a la descripción del edificio que los albergó, posible gracias a la serie de fotografías antiguas conservadas en el Archivo de la Diputación Provincial de Burgos. En 1956 Luciano Huidobro publicó una serie de restos escultóricos conservados en la catedral como originarios de la románica, aunque entre ellos incluía unos capiteles que creemos proceden del acarreo de materiales de San Pedro de Arlanza a principios del siglo XX (y allí los estudiaremos), y la pila bautismal de la capilla de Santa Tecla, a nuestro juicio plenamente gótica. Algo anterior, aunque también gótica, nos parece la clave de bóveda decorada con un Pantocrátor bendicente que se conserva en la crujía de poniente del claustro alto, relieve -cuya cronología se inscribe en el primer tercio del siglo XIII- en el que los resabios de la anterior estética aparecen ya diluidos. No hemos podido, sin embargo, estudiar un canecillo que según Huidobro apareció “al pie del templo” y que acabó en la colección particular de Esteban Gobantes, un “coleccionista de monedas erudito”. Representaba a dos figuras abrazadas y era la única pieza de la que había un mínimo contexto arqueológico seguro. Así pues, el único resto escultórico románico de dudosa procedencia se ubica en la crujía occidental del claustro alto, junto al sepulcro de Pedro Martínez de Ayllón. Se trata de un bello capitel labrado en caliza por tres de sus caras, por lo que debía coronar una columna entrega. Mide 35 cm de anchura en el frente, 30 cm en los laterales y 34 cm de altura, y se decora con grandes hojas lisas de bordes incisos muy pegadas a la cesta, de cuyas puntas penden brotes acogollados. Entre estas grandes hojas se disponen otras similares, de marcado nervio central en resalte que acogen bayas en sus puntas. Parece ser obra del último tercio del siglo XII y sus similitudes con una cesta de la arquería del muro norte de la nave de San Miguel de Cornezuelo hacen pensar en una hipotética procedencia norteña de la pieza.