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Capitel de la portada

Identificador
34839_05_002
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 51' 21.89'' , -4º 24' 59.78''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Cristóbal

Localidad
Rueda de Pisuerga
Municipio
Cervera de Pisuerga
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EL CONJUNTO, DE GRAN SENCILLEZ, se compone de una sola nave y cabecera única de ábside cuadrangular. Un pórtico y una torre-campanario aparecen adosados al muro sur de la nave. La práctica totalidad del edificio se erigió con sillería de tamaño regular, bien escuadrada y dispuesta, ofreciendo una acentuada sensación de unidad pese a que de lo actualmente conservado tan sólo la portada y la caja inicial del edificio podemos considerarlas románicas. Interiormente la nave se cubre con una sencilla bóveda de cañón articulada por arcos fajones, lo que genera una compartimentación en cuatro tramos que apoyan alternativamente sobre ménsulas y columnas adosadas con sus correspondientes capiteles decorados. Abierta en el muro sur aparece la portada, protegida por un pequeño pórtico adosado abierto al exterior y soportado por tres columnas de piedra de ejecución muy posterior al resto de la fábrica. Navarro afirmaba en 1939 que se conservaba íntegro el pórtico románico protegido por otro del siglo XVI. También adosada a este muro de la nave, entre la portada y el hastial de los pies, localizamos una torre-campanario de planta cuadrangular a la que se accede a través de la puerta abierta en su muro este, junto a la portada y haciendo ángulo recto con ésta. El paso de la nave románica a la cabecera moderna se efectúa mediante columnas acanaladas del siglo XVI. El ábside, que carece de tramo presbiterial, se cubre con una bóveda estrellada de claves decoradas con cabezas de ángeles. El empuje de la bóveda se contrarresta al exterior mediante sendos contrafuertes angulares. Aunque el edificio actual no presenta excesivas rupturas constructivas, podemos apreciar -dentro de su casi total unidad- una serie de fases. La primera, y por tanto más primitiva (fines del siglo XII), estaría representada por el perímetro de la nave y la portada. La parte superior de los muros y abovedamiento se transformó considerablemente en un momento posterior, constituyendo la segunda etapa (siglos XIV-XV). La construcción del ábside (siglo XVI) es claramente posterior al resto. Muy probablemente la actual iglesia de San Cristóbal vendría a sustituir a otra anterior de cronología tardorrománica, precisando así las confusas palabras de Revilla Vielva y Torres Martín que databan el edificio en su conjunto “mediado el siglo duodécimo en sus finales y comienzos del trece”, formando parte de una serie de edificios en los que ellos apreciaban la huella de “un ciclo astur palentino”. En el exterior del edificio la decoración escultórica se reduce a la existente en la portada y en la línea de canecillos. La primera, abierta en el muro sur de la nave, es de arco apuntado sobre jambas, resaltada respecto al muro y abocinada. Presenta tres arquivoltas igualmente apuntadas, de las cuales únicamente la central presenta decoración, con friso de hojas de acanto de puntas vueltas, moldurándose las otras con boceles y medias cañas. Los tres pares de columnas presentan cimacios, capiteles esculpidos y basas -sobre pequeño pedestal- con collarino y toro sin esculpir. Sus seis capiteles historiados alternan en sus cestas la decoración vegetal de fondo (entrelazos principalmente) con figuras fantásticas (grifos afrontados tocándose el pico, una gran máscara que vomita tallos, león de doble cuerpo devorando a un ser humano, etc.) y la representación del avariento con su bolsa colgando del cuello acosado por un diablo velludo que lo apresa con una soga. Es interesante constatar la presencia del cimacio corrido, a modo de friso, decorado con un motivo de entrelazo vegetal muy resaltado que desarrolla, en alguna de sus esquinas, unas pequeñas mascarillas humanas vomitando tallos, al estilo de alguno de los capiteles del claustro de Aguilar hoy en el MAN. Tanto los capiteles como el cimacio corrido se encuentran en un estado de deterioro muy considerable, lo que nos impide apreciar con exactitud la calidad de su talla. Para los autores del Inventario Artístico de Palencia y su provincia , se podría datar en el primer cuarto del siglo XIII aunque por su similitud con otras portadas -Pozancos- es evidente su vinculación al ambiente escultórico de Rebolledo de la Torre y Vallespinoso de Aguilar. En cuanto a los canecillos, su decoración se reduce prácticamente a dos motivos: hojas de acanto y palmetas. Tan sólo uno de los que se encuentran sobre la portada representa una figura humana (un personaje sentado que porta un hacha o podón). Por lo que respecta a la decoración esculpida del interior del templo, únicamente los capiteles del segundo arco fajón de la nave -toscamente enlucidos- presentan una sencilla talla de hojas de acanto entrelazadas, que siguen el modelo labrado para Vallespinoso de Aguilar, Rebolledo de la Torre, Santa Eulalia de Barrio de Santa María, Mudá y San Cebrián de Mudá. En general, la talla de los elementos vegetales es de una cierta relevancia y gran minuciosidad, certeramente emparentada por algunos autores con la de Vallespinoso de Aguilar y con la decoración escultórica de la portada de Mudá. García Guinea llega a identificar las portadas de Mudá y Rueda y alguno de los capiteles interiores de Vallespinoso de Aguilar como obra de un mismo maestro. La pila bautismal, de forma semiesférica invertida y decoración de gajos helicoidales, apoya sobre peana cuadrangular y parece obra del siglo XIII.