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Capitel del ábside. Centauros sagitarios

Identificador
09610_01_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 53' 45.25'' , - 3º 28' 19.33''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega,Augustín Gómez Gómez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Millán de la Cogolla

Localidad
Espinosa de Cervera
Municipio
Espinosa de Cervera
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA ACTUAL, bajo la advocación de San Millán de la Cogolla, presenta una fábrica en la que se observan varios estilos artísticos, aunque en lo esencial el conjunto se levanta sobre lo que fuera la construcción románica. Parece que el templo primitivo, como el actual, tuvo tres naves. La iglesia adopta actualmente la planta de salón, cubierta de armazón de madera, rematándose en ábside semicircular y adosando la torre a su muro norte. Aunque podemos reconstruir lo que fueran las naves románicas, por la hilera de canecillos que en el muro norte nos demuestra su altura y el alzado del lienzo de poniente. La verdad es que únicamente el ábside y la torre conservan su original traza románica, pues las alteraciones impuestas por el paso del tiempo son escasas. Al primero se accede desde el arco triunfal doblado con problemas estructurales y consta de las dos partes clásicas: presbiterio recto y capilla absidal semicircular, todo ello cubierto con bóveda de medio cañón y horno respectivamente. Exteriormente se estructura de forma nítida en dos partes separadas por medio del clásico codillo y se articula de forma mucho más cuidada la capilla absidal, que se levanta sobre un destacado podium, se ve recorrida por cuatro columnas entregas y horizontalmente por una cenefa a la altura de la base de la ventana, rematándose en cornisa sustentada mediante canecillos. Es un conjunto de cuidadas proporciones que responde muy bien a la idea medieval de obra bella y hermosa. La torre se adosa al presbiterio (muro norte), es de planta cuadrada, consta de dos cuerpos separados ópticamente por una cornisa: el inferior completamente macizo y el superior articulado con ventanas de medio punto que cobijan doble arquillo con ajimez central. La cubierta actual de las naves es de bóveda de crucería de trazas tardogóticas pero nos parece que ha sido realizada a lo largo del siglo XVI. Algo más tardía es la portada y el pequeño pórtico que la cobija. Los muros son de piedra sillería, de aparejo bastante regular en la torre y en el ábside mientras que en el resto predomina el sillarejo y las cadenas de sillares en los ángulos. Tanto los sillares de la cabecera y torre, como otros de las naves, tienen todas las características del trabajo románico y además presentan las habituales marcas de cantero. Este templo presenta tres momentos en su construcción. El primero de ellos, de varias etapas dentro del estilo, se corresponde con la fábrica románica; el segundo es una amplia modificación que afecta a las naves que supone elevar la altura de sus muros y cubrirlas con las actuales bóvedas de crucería de formas tardogóticas y finalmente se completa con la actual portada abierta al mediodía y cobijada en el correspondiente pórtico que presenta trazas y formas barrocas. Respecto a la decoración escultórica presente en el edificio empezaremos aludiendo a los canecillos del muro norte que marcan la altura de la primitiva edificación románica. Éstos presentan formas de nacela, proa de nave, rollos y hojas dobladas. El ábside se articula en cinco paños y dos cuerpos definidos por las correspondientes columnas entregas y la cenefa que lo recorre a la altura de la ventana situada en el paño central. El presbiterio aparece dividido en doble paño mediante una pilastra que llega hasta el alero. Los capiteles de las columnas se decoran con diversos motivos. Uno de ellos muestra una hoja de acanto completamente lisa que se eleva y a media altura se parte en tres hojas que acaban dobladas por el peso propio y el de los pomos que sostienen. En los ángulos acaban formando un elegante caulículo. Otro de los capiteles tiene en su cara central un hombre colocado de pie, en posición frontal y con las piernas ligeramente dobladas. Está completamente desnudo, muestra un ostentoso falo y no hay un estudio de su anatomía de características naturalistas. Extiende los brazos hacia los ángulos y con las manos agarra por el cuello a dos simios dispuestos a los lados. Otra de las cestas exhibe una escena parecida a la anterior, con un personaje erguido que extiende ambos brazos hasta llegar a sujetar por el cuello a dos monos, los cuales a su vez atrapan al hombre por las piernas, todo lo cual parece como si se estuviera entablando una lucha entre ambos. En la parte superior el ábside va recorrido por la habitual cornisa apeada sobre canecillos. El aparejo del muro presenta formas muy regulares cercanas a lo que denominamos aparejo isódomo. Los canecillos en este caso ofrecen una decoración mucho más rica que los vistos en el lado septentrional, tratándose en la mayor parte de los casos de representaciones figuradas de carácter animalístico y antropomorfo: un oso, un jabalí, una liebre, una cabeza de león con las fauces abiertas, un soldado pertrechado con cota de malla, casco, escudo y grueso garrote, un lector, un músico tocando un instrumento de cuerda, un personaje itifálico, una mujer exhibicionista, un animal devorando a otro, etc. En el interior, de las naves de la primitiva iglesia sólo quedan en pie parte de los muros, pero ningún resto escultórico. Sólo conserva las formas románicas y la escultura monumental el ábside. Se accede al mismo por medio de un arco triunfal doblado que se apea en columnas entregas y un alto poyo. En el tramo del presbiterio vemos otras dos columnas entregas con un arco bajo el que se accede a la capilla absidal semicircular. La cubierta es abovedada, de medio cañón y de horno. Ópticamente arranca de una cornisa de puntas de diamante que recorre toda la cabecera y que hace las veces de cimacio de los cuatro capiteles. Hay una segunda línea de impostas que lo recorre a media altura. Todo descarga sobre un banco corrido que quiere ser la base y el elemento sustentante de toda la arquitectura. Practicada en el muro norte del presbiterio hay una escalera de caracol desde la que se accede a la torre. El capitel izquierdo del arco triunfal se decora con dos águilas de alas explayadas, mientras que el de la derecha luce una pareja de leones o seres monstruosos de medio cuerpo dispuestos en actitud amenazadora. Las cestas que sostienen el arco que da paso al hemiciclo absidal se embellecen con labores vegetales (palmetas y piñas) y cuatro centauros sagitarios afrontados dos a dos. Desde el punto de vista temático, se puede decir que este taller sabe realizar toda la gama de motivos del románico, con mayor o menor calidad, pues vemos la figura humana, diferentes animales, la habitual temática vegetal y la geométrica. Cuando realiza la figura humana no se muestra muy hábil, pues, por lo común, tiende a las formas alargadas, estilizadas y en conjunto con grandes desproporciones entre las diferentes partes del cuerpo. Cuida con mayor esmero la realización de la cabeza con la ejecución de ojos, labios, pómulos y la misma frente. Tanto cuando nos presenta al hombre desnudo como vestido, no hace un estudio de la anatomía o del plegado de las ropas. En la temática animal habitualmente no forma escena salvo en las figuras pareadas y afrontadas de los capiteles del interior. Por lo común los animales que trabaja en los canecillos son bastante realistas, parecen ser familiares al escultor, pues son casi todos de la fauna local: el jabalí, el oso, la liebre. El acabado de los mismos es cuidado, sin que por ello podamos afirmar que es minucioso y detallista, pero sí destaca el sentido naturalista y realista que imprime a todos ellos. Además de estos temas, también toca el de animales fantásticos como los centauros sagitarios. La temática vegetal se reduce casi exclusivamente a las hojas de acanto, representadas ante todo en los canecillos. En su ejecución se reduce a marcar los perfiles, la divide en dos partes por medio de una leve incisión en el centro, o sencillamente con un tallo central. Su acabado no es detallista, pero sí de un buen modelado, bien definido el volumen y está bien acomodada al espacio del canecillo o capitel. En general se eleva desde la parte inferior del canecillo y termina doblada por su peso y el del pomo que sostiene, o simplemente acaba en la parte superior. Otras veces la hoja empieza siendo un único bloque, luego se ramifica y acaba en la parte alta doblada y formando un caulículo. Domina el bajorrelieve aunque también en ocasiones se acerca al medio. Cuida el modelado, define los perfiles y los volúmenes, pero los detalles los ejecuta por medio de un cincelado a bisel. El acabado en general es poco detallista, pero lo suficiente como para lograr la idea de realidad y verismo. En la composición respeta siempre la simetría, pero los logros plásticos por lo general son de escasa calidad. Por lo común las figuras están colocadas de frente, con formas rígidas, solemnes y cargadas de cierta pesantez. A pesar de ello los motivos vegetales y muchos de los animales de los canecillos están bien acomodados al espacio, tanto que parece pensado el mismo para el tema esculpido y no al revés. La escultura monumental pone de manifiesto que, de existir un único taller, hay varias manos en esta parte del trabajo. Uno de esos artesanos es quien trabajó los canecillos y capiteles del ábside y otra los del interior. Se observa que hay no pocas relaciones estéticas con algunos de los escultores que realizaron el relieve de algunos templos del valle del Esgueva siendo esta iglesia uno de los trabajos más notables. Los datos que hemos visto nos inclinan a pensar que la obra debió ser realizada hacia mediados del siglo XII. Sin embargo, el remate de la torre con las actuales arcadas y el relieve de los capiteles parece que son obra de un taller ya de las primeras décadas del siglo XIII. A los pies de la nave del evangelio se encuentra la pila bautismal (100 cm de diámetro x 94 cm de altura) formada por una copa semiesférica decorada con una moldura sogueada en la base y una serie de arcos de medio punto en el resto. Frente a la puerta de la entrada y adosada a la columna del segundo tramo hay un pila aguabenditera románica. Es de piedra caliza y está decorada en tres de sus caras con dobles arcos de medio punto que llevan tallado en sus enjutas un motivo triangular.