DEL EDIFICIO PRIMITIVO sólo conservamos la portada abierta en el muro norte. En la actualidad la iglesia de San Pedro, reconstruida en ladrillo entre los siglos XVI y XVIII, posee tres naves, la central más ancha y con un tramo más –cinco–, ábside único y torre a los pies con su primer cuerpo realizado en sillería. En el lado meridional se abre una sacristía y en el ángulo sur de su hastial occidental el acceso a la torre allí ubicada completan su actual fisonomía. Presenta importantes problemas de sustentación que afectan principalmente a su fachada sur, apuntalada prácticamente en su totalidad. Centrándonos en la portada, está realizada en sillería, abocinada y adelantada respecto al muro. Se compone de un arco de medio punto con doble arquivolta y chambrana, todas con un dovelaje un tanto irregular. El arco interior apoya directamente sobre las jambas mientras que las arquivoltas lo hacen en dos pares de columnas acodilladas que descansan sobre un alto plinto o basamento esquinado. Algunos de sus capiteles aparecen enormemente erosionados y deteriorados, por lo que apenas se puede vislumbrar su decoración, de inspiración vegetal, con hojas cóncavas rematadas en bolas que han sido estilizadas en una pequeña arquería rehundida con pomas en su interior. Sobre estos capiteles vemos unos gruesos cimacios lisos, que continuaban a modo de línea de imposta por el cuerpo de la portada. Éste presenta un sencillo tejaroz que, recrecido en época muy reciente utilizando como material el ladrillo, se resuelve con cornisa de perfil nacelado sustentada por ocho canecillos de idéntico perfil y decoración muy somera, uno de ellos a base de rollos. Posteriormente se abriría en el muro norte, y prácticamente simétrica a la anterior, otra puerta apuntada, en este caso mucho más sencilla. La cronología de esta portada debe rondar los años finales del siglo XII o los iniciales de la siguiente centuria.