SANT GREGORI

 

El municipio de Sant Gregori ocupa una gran extensión por tierras del valle bajo del río Llémena, abierto hacia el río Ter, y por las montañas que la limitan, es decir, el macizo de Rocacorba y la sierra del Grau. El término municipal integra diversos pueblos pequeños, vecindarios y una gran cantidad de masías dispersas. Además, incluye los agregados de Cartellà, Constantins, Domeny, Ginestar, Sant Medir, Sant Ponç de Fontejau y Taialà. Su economía es básicamente rural.

 

El pueblo de Sant Gregori se encuentra en el centro del valle del Llémena y se articula a partir de dos núcleos principales: el barrio de la Iglesia, que responde al centro histórico en torno a la iglesia parroquial, y otro más grande llamado Cases Noves que, como su nombre indica, es fruto de una urbanización moderna.

 

 

Iglesia de Sant Gregori

 

La iglesia parroquial de Sant Gregori está situada a unos 2 km del núcleo urbano, en el vecindario de la iglesia, situado en la carretera GI-531 que va de Girona a les Planes d’Hostoles.

 

El lugar de Sant Gregori aparece en la dotación que hizo Carlomagno a Teotari, obispo de Girona, en el año 882, confirmada en 922 a raíz de un precepto concedido por Carlos el Calbo al entonces obispo de Girona, Guiu. El 24 de noviembre de 888, el obispo Teotario había cedido la iglesia de Sant Gregori a las basílicas de Santa Maria y Sant Feliu de Girona. Entre los años 995 y 1010, Sant Gregori fue consagrada por el obispo Ot, que era también abad de Sant Cugat. En 1038, fue nuevamente consagrada por el obispo Bernat de Coserans, invitado por el obispo gerundense Pere Roger.

 

En el año 1091, el monasterio de Santa María de Amer adquirió bienes situados en esta parroquia. A fines del siglo xiii, se empezaron una serie de reformas arquitectónicas que culminaron, en 1338, con la consagración del nuevo altar dedicado a san Gregorio por parte del obispo Arnau de Mont-Rodón. Estas obras se han puesto en relación con una lápida gótica de la familia Abbacia que se encuentra empotrada en la fachada del edificio.

 

La iglesia de Sant Gregori fue construida a mediados del siglo xi, bajo la influencia de la arquitectura lombarda, pero las numerosas reformas efectuadas durante los siglos xvi, xvii y xviii han desvirtuado sus elementos y proporciones originales. En origen, constaba de una nave única, cubierta con bóveda de cañón reforzada por dos arcos torales, cerrada a levante por un ábside y dos absidiolas –una de ellas destruida modernamente–  En el crucero y en la cabecera de la iglesia todavía pueden verse las ventanas abocinadas originales. En el interior del templo, escondido bajo el campanario moderno, se ha conservado el primitivo cimborio románico.

 

La cabecera exhibe la típica ornamentación lombarda a base de dobles arcuaciones ciegas entre lesenas y friso continuo. En muro inferior del ábside central se aprecia una ventana en arco de medio punto, proyectada para iluminar una cripta que, o bien no se llegó a construir, o bien fue obliterada en su interior. Los brazos del crucero, ampliados modernamente, no presentan rastro de ornamentación.

 

El aparejo, visible en el interior del edificio, es de ripio combinado con grandes sillares de piedra arenisca colocados a soga y tizón en los ángulos, los pilares y los arcos.

 

La iglesia fue restaurada entre los años 1990 y 1991 con la participación del Departamento de Cultura de la Generalitat, la Diputación de Girona y el Ayuntamiento de Sant Gregori.

 

 

Lipsanotecas

 

En el año 1984, durante las obras de restauración del templo, se encontraron tres lipsanotecas de madera y varios fragmentos de una botellita de vidrio, a la que se ha atribuido la misma función.

 

Una de las lipsanotecas es una sencilla caja rectangular, fabricada en madera de boj. No presenta restos de policromía, pero lleva pintado el nombre de Seti Gregorii encima de la tapa. En una de las caras laterales existen rastros de un sello de lacre de color blanco. En el interior de la caja se encontraron dos pergaminos y una bolsa de lino con restos de reliquias. Uno de los pergaminos está firmado por el obispo Ot y contiene una relación de las reliquias guardadas en la caja. El otro lleva la rúbrica del obispo Arnau de Mont-Rodón y corresponde al acta de consagración del altar de san Gregorio, celebrada en el año 1338. Este último documento conserva un sello de lacre rojo, que representa a un obispo situado bajo un arco lobulado sobre el cual se aparece la Virgen con el Niño.

 

La segunda lipsanoteca es un bote de forma ovoide de madera de boj, torneado y policromado. Está decorada con tres peces acompañados de motivos circulares y bandas de color ocre. El Museu Nacional d’Art de Catalunya y el Museu Episcopal de Vic conservan dos lipsanotecas (procedentes de Sant Climent y de Santa María de Taüll) decoradas con el mismo tema de peces y fechadas en el siglo xii. Dentro de la lipsanoteca se encontraron un pergamino y una tela que envolvía las reliquias. El pergamino está firmado por el obispo Bernat de Coserans en el año 1038 y contiene una relación de reliquias. La tela, estudiada por R. M. Martín, ha sido datada entre finales del siglo xi e inicios del xii.

 

La tercera lipsanoteca es una sencilla caja rectangular, hecha en madera de roble, que cierra con tapa corredera. Presenta una decoración geométrica en ambas caras laterales, tallada en bajo relieve, a base de motivos trenzados enmarcados por una fina cenefa en zigzag. Motivos similares se encuentran frecuentemente en las orlas decorativas que enmarcan la pintura románica. La decoración de la tapa corredera es propia de épocas más tardías, lo que ha llevado a suponer que la tapa primitiva fue sustituida por la actual.

 

En el interior de la caja se encontraron catorce bolsitas de tela con reliquias y restos de un pergamino fechado entre los siglos xiii y xiv. Según este texto, las bolsitas contienen fragmentos de huesos del apóstol Jaime, de san Cucufate y de san Ponce.

 

Texto: LUISA AMENÓS MARTÍNEZ – Fotos: LUISA AMENÓS MARTÍNEZ/ROSA MELÉNDEZ FRIGOLA – Planos: ROSA MELÉNDEZ FRIGOLA

 

 

Bibliografía

 

AA.VV., 1995, p. 394; AA.VV., 2002, p. 705; Badia i Homs, J. y Olavarrieta i Santafè, J., 1987, pp. 194-195; Botet i Sisó, J., s.d., p. 382; Calzada i Oliveras, J., 1986, pp. 27-29, 37-47, 55-87, 135-142; Catalunya Romànica, 1984-1998, V, pp. 190-192; Sobrequés i Vidal, S. et alii, 2003, II, p. 103; Montsalvatje y Fossas, F., 1889-1919, XVII, pp. 93-94.