LAS PRIMERAS NOTICIAS HISTÓRICAS sobre este templo son bastante tardías, pues se hallan en el Libro Becerro de la Catedral de Oviedo, redactado por orden del obispo Gutierre entre 1385 y 1386. Según dicho libro, el propio obispo ovetense presentaba los capellanes de San Salvador de Moro y recibía además la mitad de los diezmos de la parroquia, que se repartían también entre el capellán y el beneficiado, que percibían la misma cantidad, un cuarto del total. La planta de la iglesia de Moro consta de una nave única y una cabecera gótica, que sustituyó a la original del templo, de menores dimensiones. El paramento es de mampostería en los muros, mientras que los sillares, bien labrados, se reservan para las portadas, vanos y esquinas. El imafronte se remata con una espadaña de doble tronera bajo la cual se encuentra empotrada en el muro una inscripción que reza: HIZOSE AÑO DE 1857. La fachada conserva una portada románica, que consta de un arco de medio punto protegido por un guardapolvo que se prolonga a modo de imposta sobre un pequeño tramo de muro, repitiendo una solución parecida a la de varios templos románicos de Villaviciosa, como Santa María de Sariegomuerto y San Andrés de Bedriñana, y que también se aplica en la iglesia cercana de Santa María de Junco (Ribadesella). Esta puerta ha sido cegada parcialmente en época reciente por un muro de carga en el que encaja la reja de hierro que impide el acceso al interior. En el muro meridional se abre otra portada de época moderna, cegada en la actualidad, que está formada por un arco de medio punto y potente despiece. Las cinco mensulillas que sobresalen de este lienzo testimonian la presencia de un pórtico desaparecido que protegería dicho flanco de la iglesia, que se remata con un alero apoyado en canecillos en forma de quilla. Una capilla barroca fue añadida al costado septentrional en el que aún se puede ver una aspillera románica similar a la que se abre en el imafronte, bajo la que se encuentran otros dos vanos de cronología reciente. No ha llegado hasta nosotros el alero septentrional, que, como la cubierta de la nave, fue destruido durante la Guerra Civil cuando se incendió el templo. La nave es más estrecha que la cabecera gótica, cuyos muros laterales rematan en cornisas con canes de perfil en cuarto de bocel. Solamente presentan ornamentación algunos de los situados en el muro meridional, que se decoran mediante cruces, bolas, puntas de diamante y otros motivos. Una capilla barroca fue añadida al flanco septentrional del templo y a ella se accede a través de un arco de medio punto situado cerca del muro toral, que fue rehecho, al igual que el arco triunfal. Éste presenta unas trazas tendentes al apuntamiento, y reposa en pilastras coronadas por cimacios. El presbiterio, que cuenta con pinturas modernas, se cubre con una bóveda de cañón apuntado que arranca de una línea de imposta, conservada sólo en algunas partes del muro. La fábrica de la iglesia de San Salvador de Moro se encuentra actualmente en estado de ruina, mostrando, no obstante, en la estructura conservada, la evolución experimentada por su fábrica desde su construcción tardorrománica. Su portada occidental se relaciona con la de otra iglesia de la zona, Santa María de Junco, y con otras enclavadas en la comarca de Villaviciosa y datadas en su mayor parte en el siglo XIII avanzado, como Santa María de Sariegomuerto, San Andrés de Cazanes y Santa Eulalia de la Lloraza. En el Museo Arqueológico de Asturias se depositan varios capiteles procedentes de Moro, en los que se disponen varias cabezas antropomorfas que siguen el modelo aplicado en el antiguo cabildo de Santa María de la Oliva, que se trasladó a San Bartolomé de Puelles, y en San Francisco de Avilés, templos de cronología similar al grupo de templos maliayeses mencionados. Por lo tanto, la fábrica románica de San Salvador de Moro dataría del siglo XIII avanzado, al igual que las obras mencionadas.