Identificador
34486_04_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 43' 47.54'' , -4º 25' 24.92''
Idioma
Autor
Inés Fuente Aguilar,María Isabel Fernández Rodríguez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Olmos de Ojeda
Municipio
Olmos de Ojeda
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE OLMOS DE OJEDA, bajo la advocación de San Miguel, se encuentra situada en un alto dominando el caserío. Para aproximarnos a la historia medieval de Olmos de Ojeda sólo contamos con los datos suministrados por la Estadística de la Diócesis Palentina de 1345 y por el Libro Becerro de las Behetrías de 1352. El primero de ellos reconoce la existencia de la parroquia de Sanct Miguel en el arciprestazgo de la Ojeda, dependiente del arcedianato de Carrión. El segundo nos aporta su nombre más antiguo, Olmos de Santa Enfimia (o Eufimia como aparece en el margen) que según Navarro se apellidó así por el monasterio cercano de Santa Eufemia de Cozuelos y al desaparecer este, la Administración le denominó Olmos de Ojeda por la comarca donde está enclavado este pueblo. La por otra parte lógica dependencia del poblado respecto del vecino monasterio aparece ratificada por el El Libro Becerro de las Behetrías: “Este logar es la meytad behetria de don Nunno e la otra meytad de la comendera de Santa Enfimia e es natural el dicho don Nunno”. La iglesia de San Miguel, aunque levantada con buena sillería la mayor parte de ella, no ha descartado la utilización del ladrillo en algunas de sus partes, fruto de reconstrucciones y reformas posteriores. Éste es el caso del cuerpo superior de la torre o del cuerpo añadido justo en la portada que deja ver la cornisa de ladrillo y el resto revocado. La planta de este edificio consta de una sola nave con testero plano y sacristía rectangular adosada al lado meridional. A los pies del templo se levantaba una espadaña con dos troneras de arcos apuntados e impostas de nacela que fuere aprovechada posteriormente cuando se edificó la torre actual de piedra y ladrillo. Se accede a ella a través de una escalera de caracol alojada en un cuerpo poligonal colocado al sur. Sobre el arco triunfal se dispone otra sencilla espadaña de un solo arco que responde a una solución habitual en el románico palentino, utilizada por ejemplo en Vallespinoso de Aguilar, Villanueva de la Torre, Manquillos, ermita de Melgar de Yuso, etc. El muro norte, sin ningún tipo de vano, está jalonado por cuatro contrafuertes que marcan los tramos del interior de la nave. Se remata con una cornisa sostenida por simples canecillos de nacela que continúa hasta la cabecera. La puerta de ingreso se abre al mediodía protegida por un sencillo pórtico. Está formada por un arco de medio punto y una moldura de caveto señalando la línea de imposta. En el muro aparece un sillar con una cruz patada inscrita en un círculo. En el interior, la nave se cubre con bóvedas de crucería gótica, estrelladas y de terceletes, sostenidas por ménsulas y por pilares adosados al muro coronados por capiteles corridos con rica decoración escultórica. En el lado sur, a la altura del primer tramo de la nave inmediato al triunfal, se abren dos arcos que comunican con una estancia que hace las veces de sacristía. Parece tratarse de la primitiva entrada al templo que quedó sin acabar. El arco más cercano a la cabecera está moldurado con bocel y escocia mientras que el otro descansa sobre una pareja de columnillas a cada lado con capiteles lisos -probablemente inacabados- y marcado collarino. Esta portada debió dar al exterior al igual que una ventana gótica colocada sobre ella que hoy comunica la nave con la sacristía. En definitiva, poco queda del primitivo templo románico a no ser parte de la espadaña, la caja de muros y la portada inacabada del lado meridional, datos con los que podemos hacernos una vaga idea del tipo de iglesia que pudo ser, pero insuficientes para poder establecer una cronología precisa. Algo a lo que tampoco ayuda la ausencia de decoración escultórica propiamente románica. Pensamos, sin embargo, que los restos románicos conservados no deben ser anteriores a finales del siglo XII.