LA IGLESIA DE HORTIZUELA se erige sobre un pequeño llano al este del caserío abandonado. Se trata de un magnífico ejemplo de iglesia de repoblación, donde destaca la armonía del conjunto, su sencillez y elegancia, y, sobre todo, la pureza del estilo y el estado de conservación que presenta en la actualidad, posible consecuencia del abandono del lugar. Las ruinas actuales aún permiten ver la estructura románica de este pequeño templo, construido durante el siglo XIII a base de mampostería, con remates de sillar en las esquinas y aparejo en espiga en algunas zonas. De una sola nave, con presbiterio recto y ábside, semicircular con resaltes pronunciados entre la nave y el presbiterio, y mínimo entre este último y el ábside; tiene espadaña de dos cuerpos a los pies y portada de ingreso en el muro sur. En época posterior se le añadió un cuerpo a modo de sacristía en el muro norte del presbiterio. Orientada al Este, destaca por carecer actualmente de cubierta. El vuelo de los aleros queda resuelto con una cornisa de piedra apoyada en canecillos anacelados cóncavos con frente rectangular. Posee una bella espadaña a los pies, estructurada en un solo cuerpo y con un leve escalonamiento, que queda rematada en la parte superior por una estructura triangular. Con una ventana aspillera en el centro del muro, en la parte superior presenta dos troneras de medio punto donde alojar las campanas. En la actualidad, la portada queda escondida entre zarzales que impiden, o mejor dicho, dificultan el paso al interior del templo. Abierta en el muro meridional, queda resuelta con un simple arco de medio punto adovelado y recercado con una moldura sencilla, apoyada a través de una fina moldura en jambas lisas de sillar. Sobre ella, y a lo largo de todo el muro meridional, destacan seis ménsulas que debieron de soportar un pórtico sencillo, en opinión de Nieto Taberné. Ya en el muro del presbiterio destaca una ventana de medio punto. En el ábside llama la atención una ventana aspillerada con recercado de sillar. En el interior, los escombros, zarzales y matojos impiden la observación completa, pero se puede advertir que nada queda de su aspecto original, modificado a finales del siglo XIX o principios del XX. Tan sólo se puede apreciar el arco triunfal que conecta la nave y el presbiterio. En el muro de la espadaña se abre una ventana aspillerada que iluminaba la nave. La pila bautismal estuvo hasta hace pocos años en el interior de la iglesia, entre escombros y en un estado de total abandono. Se trata de una pila románica con forma de copa, asentada en un pie de planta circular y pequeño fuste con estrías verticales y en el centro pequeñas semiesferas. La decoración del vaso presenta amplios gallones y una cenefa superior con borde arqueado y con estrella de seis puntas en el tramo liso de dicha esfera. Fue trasladada a una finca privada en fecha indeterminada.