Identificador
09592_05_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Mónica Montaut Báscones
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Valdearnedo
Municipio
Carcedo de Bureba
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL de la Natividad de Nuestra Señora es una construcción que tiene una sola nave rematada en ábside semicircular que se articula en las dos partes habituales (presbiterio y capilla absidal semicircular) unidas mediante codillo. La última se divide en tres paños mediante dos soportes que presentan dos tercios de contrafuerte y el resto es columna entrega. En el paño central encontramos un vano cegado. En el paño lateral derecho encontramos un contrafuerte muy grueso y desarrollado, seguramente añadido, buscando resolver los notables problemas estructurales que presenta el templo. El muro norte presenta varios contrafuertes que actúan como contrarresto de los arcos fajones, que no tienen su correspondencia en el meridional ocultos tras edificaciones posteriores. Adosada al muro, frente al arco triunfal, se ubica la correspondiente espadaña que presenta dos cuerpos, el superior con doble vano de arco de medio punto. La actual portada, abierta en el tramo segundo no presenta trazas románicas. Por el interior la nave se divide en cuatro tramos mediante unos arcos fajones de deficiente factura que descansan en columnas adosadas a los muros norte y sur cuyos capiteles carecen de decoración. Como elemento de refuerzo, el muro norte lleva arcos ciegos en cada tramo. El arco triunfal es el único doblado y las columnas en las que se apoya sí decoran sus capiteles. Todo el templo se cubre con bóveda de cañón, que en la capilla absidal es de horno. Dichas bóvedas arrancan de una cornisa que recorre todo el templo. En el interior son visibles tres ventanas (capilla absidal y presbiterios norte y sur) de tipo portada con una sola arquivolta que se apea en columnas. En el exterior, la decoración escultórica se concentraba en los canecillos, en los capiteles de las columnas entregas y en la ventana central del ábside, casi todo ello expoliado en los últimos años. Respecto a los primeros, sólo eran visibles en el muro norte del presbiterio y en la capilla absidal. Algunos eran de nacela, mientras que otros se decoraban con motivos figurados (un personaje desnudo en actitud obscena y dos cabezas antropomorfas). El capitel de una de las columnas exhibía cinco águilas colocadas en distintos planos, mientras que el otro mostraba las mismas aves, pero en este caso apoyadas sobre dos leones a los que también pican. La ventana central del ábside estaba definida por un arco de medio punto, carecía de columnas y capiteles y su elemento destacable era el tímpano en el que se representaban dos círculos sogueados de diferente tamaño. Entre ambos había un doble mimbre ondulándose y en el interior del pequeño una flor muy estilizada. Otros cuatro círculos más pequeños, dos a cada lado, también con estilizadas flores en su interior, completaban la ornamentación del tímpano. En el interior los muros se rematan con una imposta ajedrezada que se extiende también por los cimacios. Los capiteles del arco triunfal son los que presentan mayor interés. El de la izquierda se ornamenta con seis águilas, una en cada cara lateral, dos en la frontal y otras dos en los ángulos cruzando sus cuellos por detrás de las de la cara frontal para picar los frutos de un elemento vegetal muy estilizado, quizá el Árbol de la Vida, que hace de eje de simetría en la cara central. En el de la derecha aparecen dos leones afrontados en el centro del capitel con sus patas atrapadas por unos tallos que luego suben enroscados por el centro para transformarse en una especie de hojas muy toscas que van por encima del cuerpo de los animales, definiéndolo. La ventana norte del presbiterio tenía en el trasdós de la arquivolta un ancho baquetón en zigzag con incisiones internas y en el arco unos gruesos dientes de sierra. El tímpano se decoraba con un gran rosetón muy plano de doce pétalos y unos pequeños orificios trepanados. Esta flor estaba flanqueada por otras más pequeñas de seis pétalos. Ambos capiteles eran muy similares, con doble cuerpo de hojas muy toscas y estilizadas, puntiagudas. La decoración de los cimacios también era vegetal. La ventana sur era casi gemela de la anterior, con la única diferencia de su capitel derecho que llevaba una hoja grande de tipo palmeta en el ángulo con sus nervaduras marcadas con gruesas incisiones. Tras ella otra hoja más grande rematada en un tosco caulículo en el ángulo La ventana central del ábside seguía un esquema similar a las anteriores. En sus dos capiteles se veían gallos pareados y afrontados en el ángulo que volvían la cabeza para picarse una de sus alas. El escultor resaltaba las plumas del cuello colocadas a modo de grueso collar. El fondo era vegetal. Tal y como hemos visto la ornamentación escultórica de este templo no era muy variada aunque desde el punto de vista técnico algunas de sus características merecen la pena ser señaladas. Toda la decoración parece salida de una misma mano que trabaja sobre todo en un relieve medio o escasamente alto, con una labra dura y no muy detallista, con la que no obstante logra a veces llamativos efectos plásticos. Esto lo consigue en ocasiones integrando bien los huecos en la escena o contrastando las texturas; esto último es muy claro por ejemplo en uno de los canecillos, donde el busto femenino parece estar realizado en un relieve más pronunciado del que realmente está por su contraste con la diferente textura del canecillo y su borde de sogueado. En los capiteles de las columnas entregas y en los del arco triunfal los animales están bien definidos con trazos nítidos, incluso colocados en ocasiones en distintos planos. También en estos capiteles el contraste de texturas es utilizado por el escultor para destacar más sus figuras. En los motivos que decoraban los tímpanos el escultor se muestra igualmente duro, pero algo más minucioso, consiguiendo bellos efectos lumínicos a pesar del bajorrelieve muy marcado en el que estos motivos estaban realizados. El tipo de labra del plumaje de los animales, algunos esquemas compositivos y, sobre todo, la decoración de los tímpanos, nos hace pensar en el mismo taller que trabaja en Carcedo de Bureba, Castil de Lences o parte del templo de Abajas. La labra, sobre todo en los capiteles de animales y especialmente en los de águilas, está mas cerca de la empleada en Castil de Lences, pero aquí en Valdearnedo es muy dura. Creemos que es un templo de mediados del siglo XII o tal vez algo anterior.