La comarca de las Cinco Villas, ubicada en el ángulo noroeste de la provincia de Zaragoza, se extiende a lo largo de 3.062,5 km², desde los Pirineos hasta el río Ebro. Limita al noreste con la comarca de la Jacetania, al sur y sureste con la zona de la Ribera del Ebro y con Zaragoza respectivamente, al este con la comarca de la Hoya de Huesca, y por último, al oeste con el parque natural de las Bárdenas Reales en la Comunidad Foral de Navarra. Actualmente agrupa treinta y un municipios, pero fueron cinco poblaciones o “villas” las que históricamente dieron nombre a esta comarca de la comunidad aragonesa: Tauste, Ejea de los Caballeros (capital comarcal), Sos, Sádaba y Uncastillo. A principios del siglo XI, bajo el reinado de Sancho III el Mayor (†1035) esta zona geográfica perteneció al reino de Pamplona, y posteriormente pasó a ser parte del Reino de Aragón, donde el rey Sancho Ramírez (†1094) impulsó el desarrollo y la repoblación de la comarca mediante entrega de fueros a sus villas. El siglo XII fue la época de máximo esplendor del territorio, donde se levantaron numerosas construcciones en estilo románico: iglesias, ermitas, castillos, torres, cuyos testimonios han llegado hasta nuestros días. Los templos románicos de esta comarca responden fielmente a unas características comunes, como son sus reducidas dimensiones, su estilo popular, y su planta rectangular de nave única rematada en ábside semicircular, pudiendo ser fechadas en la segunda mitad del s. XII, la mayoría. Proponemos un recorrido por algunas de las poblaciones de la comarca de las Cinco Villas, donde se conjuga la tradición medieval, junto a un rico patrimonio artístico y un atractivo paisaje natural.
Punto de partida de esta ruta por el románico en tierras de la comarca de las Cinco Villas.
Sos del Rey Católico, cuna del rey Fernando II de Aragón, en el extremo septentrional de la provincia de Zaragoza, se levanta sobre el espolón de la Peña Feliciana, una villa que conserva su sabor medieval, con el trazado de sus calles empedradas e irregulares, restos de sus fortificaciones y bellas construcciones en estilo románico y gótico, que fue declarada Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural el 6 de Junio de 1968.
Iglesia parroquial de San Esteban.
Podemos admirar, en la zona más alta de la localidad, al norte, sobre el frente sureste de la plataforma del castillo, la iglesia parroquial de San Esteban (ss. XI-XII), con aspecto de fortaleza, que guarda en su interior la cripta dedicada a la Virgen del Perdón (finales del s. XI-XII), con pinturas murales góticas (s. XIV) y bellos capiteles esculpidos. Al interior el templo se San Esteban muestra tres naves, más ancha y elevada la central, rematadas por medio por ábsides semicirculares, y amplio transepto. Al exterior, los tres ábsides engloban a la iglesia inferior. Cabe señalar la portada septentrional, de medio punto abocinada, cobijada sobre bóveda de crucería gótica, con un rico programa escultórico.
El castillo.
El castillo, cuyos vestigios podemos contemplar a día de hoy, datan de la época de Sancho Garcés II de Navarra y Sancho Garcés III el Mayor (s. X-XI). Dicho recinto fortifico es de planta irregular y pequeñas dimensiones. La torre levantada a posteriori (s. XII), erigida en piedra sillar, se asienta sobre la roca madre, y presenta planta cuadrada y remate almenado. Debido al mal estado de la estructura interior se desaconseja su acceso.
Iglesia de San Martín de Tour.
La iglesia de San Martín de Tour (s. XIII), en una pequeña elevación en el extremo meridional del casco urbano, constituía la capilla privada del Palacio de la familia Sada (ss. XVI-XVII), donde según la tradición había nacido Fernando El Católico el 10 de marzo de 1452. Actualmente acoge el Centro de Interpretación sobre la época de Fernando II de Aragón. Detrás del palacio, alrededor de la Plaza de la Sartén, se encuentra el barrio de la antigua judería. En la Plaza Mayor se sitúan el Ayuntamiento (s. XVI) y el Colegio Isidoro Gil de Jaz (s. XVIII).
A extramuros del antiguo recinto amurallado de la villa se halla la ermita de Santa Lucía, antes bajo la advocación de San Miguel Arcángel, que responde a las características del románico tardío (s. XIII). De nave rectangular, con bóveda de cañón apuntado con arcos fajones que descansan en medias columnas sobre ménsulas, rematada en ábside semicircular. La portada, ya de estilo gótico, se abre en el muro occidental. También llama la atención, la colección de piezas iberoamericanas que custodia el Monasterio de Valentuñana (s. XVII), a medio kilómetro de la localidad, procedente de las misiones. Cabe señalar que en el siglo XVII trece eran las ermitas de estilo románico tardío que había en las cercanías de Sos.
Si nos desplazamos a siete kilómetros al sur por la A-127 nos encontraremos con la población de Barués.
La población de Barués es una zona despoblada situada a unos siete kilómetros de Sos.
Ermita de Santa Te.
De nave rectangular y ábside semicircular, a la que se añadieron posteriormente en las fachadas meridional y occidental sendos pórticos de arcos apuntados. Al suroeste a escasos diecisiete kilómetros, tomando la A-127 y a once kilómetros la CV-868, entre las localidades de Mamillas y Sofuentes, se encuentra la ermita de Santa María de Serún.
Ermita de Santa María de Serún.
Con pórtico de época posterior. Al noreste, por la A-1601 hasta Navardún tomamos un desvío hacia Petilla de Aragón, y a los dos kilómetros llegamos al conjunto de Ceñito, un pueblo abandonado, donde sobresale su pequeña iglesia de San Nicolás.
Iglesia de San Nicolás.
De planta rectangular con nave única y ábside semicircular precedido de un corto presbiterio, destacando al exterior la ventana del ábside, la portada, las marcas de cantero y un reloj de sol. Asimismo, en dirección hacia Sangüesa por la A-127 hacia el norte, a unos cinco kilómetros y medio, tomamos una vía de servicio paralela a un canal de riego durante un kilómetro y tras bordear una pequeña loma¹ , en la lejanía observaremos los restos de otro templo tardorománico (s. XIII) junto a una torre defensiva en Añués.
Tomamos la A-127 en dirección a Sádaba, nuestro siguiente destino, a treinta kilómetros al sur. De camino, a doce kilómetros, toparemos con la localidad de Castilicar.
En la falda occidental de la sierra de Santa Águeda. En sus alrededores subsisten huellas de la intensa romanización que vivió esta zona, conservándose tramos y miliarios de la calzada romana que unía Caesaugusta y Pompaelo. Siglos posteriores fue frontera entre cristianos y musulmanes.
Iglesia de San Juan Bautista.
De la época cristiana musulmana se fechan los restos del castillo (s. XI), del que solo queda en pie una de sus torres, cuya planta baja fue utilizada como oratorio dedicada al Santo Cristo, y algunos lienzos de la muralla, ocupando el lugar más elevado de la villa, junto a la iglesia de San Juan Bautista (s. XII), un templo de una sola nave rematada en ábside semicircular sin decoración, recorridos sus muros exteriores por contrafuertes hasta la cornisa. La portada principal se abre en el muro septentrional. En el sobrio interior, con bóveda de cañón apuntada con arcos fajones, sobresale un sarcófago paleocristiano que suple las veces de mesa del altar.
Tercera villa más grande de la comarca de las Cinco Villas, atravesada por el río Riguel. Según Abbad su topónimo procede de la antigua Sebub, citada por el geógrafo Ptolomeo como Muscaria, en la región de los vascones. La intensa romanización dejó vestigios importantes como La Sinagoga (s. IV) o el mausoleo de Atilinos (s. II).
Castillo de Sábada.
Su majestuoso castillo, sobre un pequeño montículo, se levanta en la margen izquierda del río, donde se situaba el caserío medieval, con calles estrechas y aceras bajas o inexistentes, todo ello en piedra, con austeros y sobrios caserones que se revisten de dignidad y de porte señorial. La fábrica actual del castillo data del siglo XIII, pero con anterioridad ya existía otro castillo en tiempos de Alfonso I el Batallador (s. XII). Construido en sillares de buena cantería, presenta la nueva tipología de fortalezas imperantes en el siglo XIII, siguiendo el modelo “Felipe Augusto”, con planta rectangular, rodeada con torres defensivas intercomunicadas a través de la muralla, amplio patio central y habitaciones a su alrededor.
Iglesia de Puilampa.
La torre de iglesia parroquial de Santa María, constituye uno de los mejores ejemplos del gótico aragonés. Rodeando a la iglesia, se encuentra el barrio moro. A unos tres kilómetros de Sádaba, en dirección sureste, por la CHE-1506 hacia Pinsoro, desviémonos a la izquierda por un camino asfaltado, tras pasar la primera gasolinera, y más adelante hallaremos la señalización de la muy bien conservada iglesia de Puilampa de estilo románico (s. XII). Formaba parta de un antiguo hospital agustino para peregrinos. Dicho templo muestra planta de una sola nave, dividida en dos tramos y rematada por una cabecera con ábside semicircular, que alberga las tres ventanas que iluminan su interior. Tiene dos puertas de ingreso, la principal en el muro occidental, una bella portada abocinada, y otra menor en el muro sur.
Monasterio de la Virgen de Cambrón.
En las proximidades se hallan los restos del monasterio de la Virgen de Cambrón, un antiguo monasterio cisterciense (s. XIII). Para visitarlo -además de pedir la llave en la Oficina de Turismo, al igual que hay que hacer para visitar Puylampa, ya que ambos son propiedad particular-, hay que salir de Sádaba en dirección a Ejea de los Caballeros y tomar la pista que continúa paralela al canal; después de unos kilómetros, la dejamos para desviarnos a la derecha. Este monasterio no parece seguir la norma de los monasterio cistercienses femeninos, ya que se trata de una construcción de nueva planta, eso sí, dentro de la sencillez y sobriedad.
En las inmediaciones de Sádaba se encuentran las ruinas romanas de Los Báñales, con entrada desde Layana. Al pueblo de Layana se llega por la A-1202, a tres kilómetros y medio de Sádaba.
Templo parroquial de Santo Tomás de Canterbury.
Localidad que conserva todavía su primitivo templo parroquial románico, levantado bajo la advocación de Santo Tomás de Canterbury, en la parte más alta del casco urbano.
Ermita de la Virgen de la Leche.
Además de la sencilla ermita de la Virgen de la Leche, en una zona aislada, sobre un promontorio que domina la llanura circundante, a un kilómetro y medio del pueblo aproximadamente.
Continuamos por la A-127 en dirección hasta Ejea de los Caballeros. Antes de llegar al próximo destino, podemos hacer un alto en el camino para contemplar algunos ejemplos relevantes de románico. Tras aproximadamente cinco kilómetros podemos girar a la derecha en el cruce, tomando la CV-626 alcanzamos la localidad de Biota.
Situada estratégicamente en la ribera del río Arba de Luesia, sobre una elevación del terreno, que contó con cierta relevancia en la época medieval.
Iglesia parroquial de San Miguel.
Cabe señalar la iglesia parroquial de San Miguel (s. XII), de una sola nave terminada en ábside semicircular, con una espléndida portada abocinada en el muro occidental, en cuyo tímpano se esculpe La Epifanía.
En la misma bifurcación antes comentada, giramos en este caso a la derecha, cogiendo la CHE-1505 alcanzamos El Bayo.
pueblo de colonización perteneciente al municipio de Ejea de los Caballeros, que tomó su nombre de un asentamiento medieval, situado a dos kilómetros del núcleo actual, despoblado en el siglo XV, conocido a día de hoy como la Corona de El Bayo.
En él podemos contemplar restos románicos, como la iglesia volada, que recibe este nombre tras haber sido dinamitada en 1925 con el fin de utilizar sus sillares en la construcción de una presa cercana. También la llamada iglesia inacabada, en la parte sur del cerro más septentrional, y las dos torres de planta circular, al noroeste de la citada iglesia inacabada.
Tras veintidós kilómetros por la A-127 alcanzamos la cabecera de la Comarca de las Cinco Villas, Ejea de los Caballeros, en la confluencia de los ríos Arba de Biel y Arba de Luesia, estratégico cruce de caminos, que la posicionó como un enclave importante desde antaño. Conquistada por Alfonso I el Batallador el año 1105, pasó a llamarse Exea, incorporándose al Reino de Aragón, pues hasta la fecha perteneció a la Taifa de Zaragoza de Al-Andalus.
Iglesia de Santa María de la Corona.
De la fortaleza de Ejea sólo quedan algunos lienzos de la muralla, en la parte más elevada de la villa. En el casco antiguo, destaca por su interés artístico monumental, la iglesia de Santa María de la Corona (is. XII), en el extremo nororiental, quizá levantada sobre una mezquita musulmana o un templo cristiano anterior. Se trata de una iglesia fortificada, que compartía defensas con el desaparecido castillo; su planta, de nave única dividida en cinco tramos, rematada por ábside poligonal; y su esbelta torre cuadrada, fue rematada en ladrillo en la estilo barroco.
Iglesia de San Salvador.
En la parte baja del centro histórico se halla la iglesia de San Salvador (ss. XII-XIII), también con carácter defensivo. Su aspecto actual es el resultado de las múltiples transformaciones que ha sufrido a lo largo de los siglos, con reformas en la época gótica y renacentista. Cabe destacar el rico programa iconográfico de sus portadas norte y oeste. Merece tener en cuenta sus pantanos y embalses, como el de San Bartolomé y el Bolaso, todos ellos con una extensa vegetación. Abandonamos la capital de la Comarca de las Cinco Villas por la A-1204 para conducirnos hasta Uncastillo.
Pasados cinco kilómetros podemos detenernos en Rivas.
La siguiente localidad de paso es Asín, ubicada en un pequeño valle rodeado por colinas, conquistada por Sancho Ramírez (1064-1094).
Iglesia de Santa María del Rosario.
El edifico más destacado del conjunto urbano es la iglesia de Santa María del Rosario (s. XI), que en la actualidad cuenta con una nave única, dividida en dos tramos por arco fajón y cabecera rematada en ábside semicircular.
Desde Asín, podemos desviarnos momentáneamente de la ruta trazada para acercarnos a Orés por la CV-813 durante seis kilómetros y medio.
Iglesia de San Juan Bautista.
La iglesia de San Juan Bautista, en origen fechada la segunda mitad del siglo XII, alberga una talla románica de la Virgen de la Pardina (s. XII), que enlaza con el esquema de las denominadas Sedes Sapientiae de Virgen con el Niño sentado en sus rodillas.
Regresamos a la carretera A-1204 y tras once kilómetros de recorrido pasamos por la hermosa villa de Luesia.
Situada en la ribera izquierda del río Arba de Luesia. Inicialmente fue un puesto fronterizo musulmán, pero en la temprana fecha de 911 ya estaba en manos cristiana.
Iglesia de San Salvador.
El caserío de Luesia ha mantenido gran parte de su fisionomía medieval en su trazado viario. En una cresta rocosa sobre la población, destacan los restos de la torre y recintos del castillo, de época románica. Junto a él, la iglesia de San Salvador, formando el típico binomio tan utilizado en la época medieval. El templo fue concebido a finales del siglo XI con cripta e iglesia de planta basilical, de tres naves, y triple cabecera absidial, extendiéndose sus obras hasta el siglo XIII. Sus portadas occidental y meridional, abocinadas, presentan una rica decoración escultórica. Sufrió una importante reforma en el siglo XVI.
Iglesia de San Esteban.
La iglesia de San Esteban, al sur del núcleo urbano, en lo alto de una elevación del terreno directamente sobre la roca, fue levantada en la segunda mitad del siglo XII. Se trata de una sencilla construcción de una sola nave con bóveda de cañón apuntado y ábside semicircular, al exterior recorrida con contrafuertes. Alberga el Museo Local y Centro de Interpretación del Románico. En el extremo septentrional de la localidad, ya a las afueras, podemos visitar un pequeño templo dedicado a la patrona de Luesia, la ermita de la Virgen del Puyal, en origen de estilo románico (ábside), pero ampliada y reformada en época gótica y siglo XVI.
En sus calles y plazas también se respira el estilo renacentista aragonés, a base de galerías altas con arquillos de ladrillos y salientes aleros de zapatas de maderas tallada, como en el Ayuntamiento de la villa. El barrio de San Juan, antigua judería, conserva el arco de acceso a la Sinagoga. A escasos metros de la población, sobre una colina, se erige la ermita de la Virgen del Puyal, construida por orden de Jaime I en el siglo XIII. Poco queda de estilo románico, pues en el siglo XVI se reconstruyó en su mayoría. Otros lugares de interés son la ermita de Santa Eugenia (s. XI), prerrománica, a casi tres kilómetros de distancia al sur de la localidad, y los restos del monasterio Corral de Calvo y su necrópolis con sepulturas excavadas en la roca, fechados entre los siglos X y XII. Retomamos la ruta planteada por la Comarca de las Cinco Villas, saliendo de Luesia por la A-1202 en dirección al final del itinerario, Uncastillo, a lo largo de trece kilómetros.
Sobre un pequeño otero, que domina la confluencia de los ríos Cadenas y Riguel, se asienta Uncastillo, antiguo Unum Castrum. Uncastillo encierra un legado histórico-artístico, declarada Conjunto Histórico Artístico en 1996, y un entorno natural muy interesante, poco conocido.
Castillo fortaleza de Uncastillo.
En lo alto de la Peña Ayllón, imagen emblemática de la localidad, dominando todo el caserío se levantan los restos del castillo fortaleza, que dio nombre a la villa, conserva los restos de la torre del homenaje, de la segunda mitad del siglo XIII, habilitada como museo.
Iglesia de Santa María.
El caso urbano conserva todo su sabor medieval, recorriendo sus empinadas calles llegamos a la iglesia de Santa María, uno de los mejores ejemplos del románico, fechada en la primera mitad del siglo XII. De nave única, de siete tramos, cubierta con bóveda de cañón ligeramente apuntada con arcos fajones, y cabecera con presbiterio y ábside semicircular con bóveda de horno. Lujosamente decorada con un rico programa escultórico que comprende portadas, ventanas, capiteles, canecillos, etc.
Iglesia de San Martín de Tours e iglesia de San Miguel Arcángel.
De obligada visita son la iglesia de San Martín de Tours (s. XII), que perdió su estructura románica con la reforma del siglo XVI, hoy Centro de Interpretación del Arte Románico; la iglesia de San Miguel Arcángel (ss. XII-XIII), desacralizada en 1915, y vendida su portada románica al museo de Boston, fue dividida en dos espacios, la parte oeste habilitada como herrería y posterior cochera (hoy salón de congresos), mientras que la otra fue convertida en vivienda privada.
Iglesia de Juan Evangelista.
De igual obligada visita es la iglesia de Juan Evangelista (ss. XII-XIII), sobre una necrópolis medieval, a extramuros, destaca por la originalidad de su planta, de cruz latina con cabecera semicircular, y por las pinturas murales que alberga en la capilla del lado meridional (s. XIII).
Iglesia de San Felices.
También a extramuros, la iglesia de San Felices (finales s. XII), cruzando el río Cadenas, con la tipología románica habitual de esta zona, aunque de menor dimensiones, con una rica decoración escultórica en su portada.
Iglesia de San Lorenzo.
Finalmente y más alejada del núcleo urbano, los restos de la iglesia de San Lorenzo (ss. XII-XIII), templo de origen templario, donde actualmente se mantiene en pie la fachada principal, la portada y el arranque de algunos muros a diversas alturas.
En sus calles también podemos admirar numerosas casas palaciegas góticas y renacentistas, como la Casa Consistorial (s.XVI), el Palacio de Martín el Humano (s. XV) y la Lonja medieval (s XIV).
¡FELIZ VIAJE!