A ESCASO 1 KM AL OESTE del pueblo, sobre un pequeño altozano rodeado por tierras de labor, se halla la ermita de San Cristóbal, en torno a la cual se aglutinó, como ya hemos señalado, uno de los dos barrios que formaban la villa. Se trata de un sencillo templo románico formado por una cabecera semicircular construida en perfecto aparejo de sillería arenisca y una nave levantada de mampostería. El ábside se estructura en tres paños por medio de dos columnas entregas que llegan hasta la cornisa, una con capitel de volutas y la otra de pequeños frutos alargados. En el paño central se abre una ventana formada por una estrecha aspillera cobijada por un arco de medio punto ornado con pequeños boceles, mediascañas y botones, así como una chambrana con círculos tangentes que albergan cuatripétalas. Las columnillas que lo soportan presentan capiteles decorados con piñas y hojas alargadas acogiendo bolas. Otra ventana de similares características hay en el muro sur del presbiterio, en este caso con decoración de ovas, líneas en zigzag y capiteles con mascarones, uno antropomorfo y el otro con la cabeza de un animal que arroja dos volutas por la boca, idénticos ambos a dos de Fuenteúrbel. Coronando los muros de esta parte del templo corre una cornisa con bolas soportada por una serie de canecillos figurados con exhibicionistas, animales y grotescas cabezas antropomorfas. Desde el punto de vista arquitectónico resulta curiosa la solución dada en el lado norte a la unión de la cabecera con la nave, colocando un contrafuerte semicircular a la altura del arco triunfal. La portada se abre al mediodía y se compone de un cuerpo saliente con tejaroz en el que se alojan cuatro arquivoltas lisas de medio punto que apoyan directamente sobre una línea de imposta biselada. En el interior, la cabecera se cubre con una bóveda de horno en el ábside y de cañón en el presbiterio, mientras que la nave lo hace con un cielo raso moderno. Por su parte, el arco triunfal apoya sobre una pareja de columnas provistas de capiteles figurados, el izquierdo con leones afrontados y el derecho con dos grandes máscaras de ojos almendrados, nariz prominente y cabello rematado en volutas, labores que denotan la mano de un artista de mediana calidad. A tenor de lo visto, podemos llevar la cronología del edificio a unas fechas cercanas al 1200, encontrando un claro paralelismo con las cercanas iglesias de Castrillo de Riopisuerga, Hinojal de Riopisuerga, Fuenteúrbel e Hijosa de Boedo (Palencia), tanto en lo que se refiere la estructura arquitectónica del ábside como al ideario decorativo de sus ventanas.