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Vista general de las ruinas de Sant Andreu de La Quera

Identificador
25088_01_040
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.363214, 1.556224
Idioma
Autor
Esther Solé Martí
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Andreu de la Quera

Localidad
Estamariu
Municipio
Estamariu
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Andreu de La Quera

Claves
Descripción

ESTAMARIU

Monasterio de Sant Andreu de La Quera (tradicionalmente Sant Vicenç de Pinsent)

En unas cuevas sobre el lugar conocido como La Quera Vella se encuentran los vestigios de una celda monástica tradicionalmente identificada como el hospicio o  monasterio –inexistente, por lo menos en ese punto– de Sant Vicenç de Pinsent. Dichos restos corresponden a Sant Andreu de La Quera, un cenobio vinculado a Sant Serni de Tavèrnoles. El acceso a estos restos debe realizarse a pie por un camino de fuerte pendiente que se abre hacia el Norte entre los kilómetros 218 y 219 de la carretera N-260, a la altura del lugar conocido como La Quera. Tras pasar por una planta embotelladora de agua y cruzar el torrente de la Font del Riguer, el camino se bifurca y se pierde: debe tomarse el ramal superior, que conduce hacia la fuente de la que se aprovisiona la planta embotelladora. Cerca de ésta, al pie del camino, un hito de piedras indica el mejor lugar para adentrarse en unos campos abandonados: los restos de Sant Andreu se abren unos metros más arriba, custodiados por un peñasco.

 

Actualmente no hay dudas acerca de este conjunto, que Cebrià Baraut inicialmente identificó como el antiguo monasterio de Sant Vicenç de Pinsent, basándose en el documento que trataba sobre la restauratio et dotatio monasterii de Pino Sancto, fechado en 964. No obstante, el mismo Baraut consideró que este documento se refería a la masía y al lugar de els Banys de Sant Vicenç, y que los vestigios que nos ocupan son la celda de Sant Andreu de La Quera, mencionada como parte de las posesiones de Sant Serni de Tavèrnoles cuando su iglesia se consagró en 1040. Cabe la posibilidad que dicha celda fuera fundada como un cenobio independiente entre la segunda mitad del siglo ix o principios del x por un presbítero llamado Benet, que escogió un lugar regado por la fuente de Lactavice, claramente asimilable a la fuente que actualmente abastece la planta embotelladora unos metros más abajo de los restos de este enclave. No obstante, la historia de esta celda monástica parece más bien corta, pues muy posiblemente ya estuviera abandonada a principios del siglo xiii.

 

El conjunto consta de cuatro estructuras construidas en dos abrigos rocosos. En el extremo noroccidental se encuentra un espacio cuadrangular de planta alargada, delimitado al Oeste y al Sur con muros muy maltrechos de piedra seca, ejecutados con bloques muy irregulares de caliza. En el flanco occidental del muro meridional se identifica claramente la entrada al lugar, probablemente parte –junto con el espacio colindante– de la antigua masía de La Quera. El muro que delimita esta estancia por el Este es más elaborado, y es medianero con el pequeño espacio, de planta cuadrada, que ocupa el flanco oriental del primer abrigo del conjunto. Esta estructura la cierran muros más consistentes, con hiladas de bloques irregulares de caliza ligados con tierra que procuran seguir un cierto orden, entre los que destacan los bloques de grandes dimensiones que configuran la esquina suroriental. Este espacio es practicable a través de la puerta abierta en la esquina suroccidental y, pese a estar muy colonizado por la vegetación, presenta dos elementos destacables: por un lado, la modesta pero interesante compartimentación de la cueva que genera la prominencia rocosa que custodia el espacio; por el otro, un nicho cuadrangular abierto en el centro del muro este.

 

En el abrigo del flanco oriental se encuentran las dos estructuras más importantes, las consideradas propiamente como el espacio monástico de San Andrés de La Quera. La primera, al Noroeste, es una estructura de planta cuadrangular delimitada por sólidos muros de bloques irregulares de caliza ligados con tierra, los cuales muestran indicios de varias fases constructivas. El espacio es practicable a través de la puerta abierta en el muro noroccidental y, pese a la potencia de sus muros, se desconoce su sistema de cubierta, aunque se ha considerado que podía ser envigado. En el muro suroccidental destaca la presencia de una saetera, y en el interior de dicho muro se abren tres nichos cuadrangulares contiguos. El suelo de esta estancia no presenta pavimentación, aunque resulta llamativo el escalón que recorre la totalidad del muro noreste. Por su ubicación y características, es muy plausible que este espacio fuera la celda monástica, pues se encuentra protegida por un muro de contención que, a su vez, alberga el acceso a la última estructura y deja la habitación en una cota claramente inferior.

 

La última estructura del conjunto, situada en el extremo nororiental del mismo, es la más destacada. Se trata de una pequeña iglesia, levantada sobre un muro de contención de bloques de piedra caliza que la ultrapasa en longitud por ambos extremos. La iglesia es de una nave, cerrada al Noreste con un ábside semicircular ligeramente más estrecho que aquélla y que se abre directamente a ésta. La transición entre ambos espacios parece articularse mediante una sutil elevación del terreno –sin pavimentar– y lo que podría considerarse como la singularización de un espacio presbiterial, delimitado por los vetigios de dos pilastras, adosadas al muro suroccidental y al pilar del extremo nororiental de la construcción, respectivamente. Como en los casos anteriores, el templo se adentra en un abrigo de roca, de tal modo que las estructuras procuran encajarse al perfil de la cueva y, en el caso del ábside, éste se entrega directamente a la roca y prácticamente no se conservan vestigios de muros en el flanco Norte. Uno de los elementos que despiertan mayor interés es el pilar cuadrangular conservado en el flanco septentrional resulta de especial interés, pues se conserva prácticamente intacto y sustenta varias dovelas de piedra toba que corresponden a dos arcos de medio punto paralelos al eje de la nave. Este pilar, como la base de un segundo pilar en este mismo flanco, no cargan directamente sobre la roca pese a que en el primero se aprovechó el espacio para abrir una hornacina.

 

El conjunto presenta una fábrica de bloques regulares de caliza, dispuestos en hiladas ordenadas –especialmente en el ábside– ligadas con tierra. El acceso se realiza a través de la rampa que discurre junto al muro suroccidental de la celda, y debido a la escasa potencia que presentan las estructuras, el sistema de cubiertas, así como la posible disposición de vanos, resulta desconocido.

 

Se trata, como hemos visto, de un conjunto muy interesante, tanto por su tipología constructiva, que se sirve del abrigo de roca para apoyar las distintas estructuras, como por el enclave privilegiado en el que se yergue, con un magnífico dominio visual del paso del Segre entre Arsèguel y Alàs desde un entorno que invitaba al ascetismo. Los vestigios conservados revelan que el cenobio era de dimensiones reducidas, y pese a que las fuentes no son determinantes, es muy posible que estemos ante una construcción erigida alrededor del año 1000 que tuvo un recorrido discreto, pues la falta de intervenciones posteriores a la construcción original sugiere que ésta fue abandonada tempranamente, probablemente no después del siglo xiii.

 

Texto y fotos: Esther Solé Martí

 

Bibliografía

 

Baraut i Obiols, C., 1994-1995, pp. 79-80, 88, 128-133 y 318-322; Baraut i Obiols, C., 2003b, pp. 387-392; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, pp. 201-202; Delcor, M., 1979, pp. 143-153; Pladevall i Font, A., 1968 (1974), pp. 318-319; Sansalvador Castellet, J. y Peidró Rami, E., 1998, pp. 45-47; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1977, pp. 272-275