DESDE LA OLMEDA se accede a los restos del despoblado tomando la carretera que desde allí conduce a Nuevo Baztán. A poco menos de 2 km y en una pronunciada curva se toma el camino por el que siguiendo la ribera del río de la Vega nos internaremos en su valle. Se habrá de recorrer otro kilómetro antes de encontrarnos una bifurcación hacia el Norte, que hemos de tomar teniendo la precaución de ir bien pertrechados en los meses húmedos. Continuando en la misma dirección se divisan las ruinas en la falda de una colina, a la que ascenderemos por un pronunciado desnivel. Su topónimo podría significar “valle de las piedras” según diversos estudios. Dada su proximidad, Valmores siguió un paralelo devenir histórico en época medieval al del vecino Olmeda. Prueba de ello es que al igual que éste fue una de las localidades que pasaron a dominio segoviano en 1190 en contrapartida por la ayuda militar que el Concejo prestó a Alfonso VIII contra los musulmanes. Igualmente fue reintegrado a la Mitra Toledana a comienzos del siglo XIII, en 1214. Pocos datos más se conocen de la aldea, que según las Relaciones de Felipe II ya estaba despoblada en abril de 1576 ...hay en término desta villa un pueblo despoblado que se dice Valmores, en el cual hay una ermita que se dice San Blas de Valmores... la causa por donde se despobló se dice que viviendo en él una mujer principal hobo cierto enojo con una guarda del campo, y mandó a un esclavo suyo le diese una cuchillada a la guarda, y el esclavo fue tras de él, y se entró la guarda en una iglesia del dicho pueblo, que se llama Nuestra Señora de Valmores, cuyo edificio al presente hay, y se arrojó a una imagen de Nuestra Señora, y el esclavo le dio una cuchillada, e la mató, y que de esto fue causa por do dicen que se despobló... Aún perduraban su memoria, una alameda y un huerto propiedad del conde de Salceda al paso de Madoz a mediados del siglo XIX. Actualmente sus vestigios más importantes se ciñen a las ruinas de la iglesia, que a su vez se reduce a partes de la cabecera. Se encuentra canónicamente orientada y consta de recto presbiterio y ábside semicircular en cuya unión no se marca codillo. Está construida en mampostería, concertada y de mayor tamaño en el muro y encofrada en la bóveda de horno, con pequeños vanos de medio punto a levante y mediodía y fuerte abocinamiento hacia el interior. A la vista de las dimensiones de lo conservado debía de tratarse de un templo de medidas similares al de Olmeda, para el que creemos que se trazaría igualmente una planta basilical de nave única. Al exterior no presenta decoración alguna, mostrándose un paramento liso sin solución de continuidad. Al interior ha quedado alguna pieza de la imposta de nacela y listel de la que arrancaba la más que probable bóveda de medio cañón que cubría el presbiterio, que a su vez se articulaba en dos tramos atendiendo a la roza que queda de una semicolumna en el frente meridional. En él también se embuten piezas reaprovechadas con formas de bocel.