Santa Maria de Vilanant
VILANANT
El municipio de Vilanant tiene una extensión de casi 17 km² y está 6 km al Oeste de Figueres. Emplazao a los pies de la sierra de Illa, forma parte de la plana aluvial del río Manol. Se llega fácilmante por la N-260 que sale de Figueres en dirección a Besalú, y tomando luego, a mano derecha, la GIV-5101, que pasa po Avinyonet de Puigventós antes de llegar al pueblo.
Disponemos de datos históricos sobre de Vilanant desde el siglo x. El año 966 aparece citado en el testamento del conde Sunifred II de Besalú. En el 978 el conde Miró II hace donación de un alodio en Vilanant al monasterio bisaldunense de Sant Pere. Más adelante, en 1267, el lugar aparece citado en la llamada Carta Pobla de Figueres. En 1290, el rey Jaime II crea la rectoría real de Figueres, y Vilanant pasa a formar parte de esta demarcación real. El núcleo de Vilanant figura en un documento de 1294 por el que el prior de Sant Salvador de Coquells vende a Bernat Cruquella una casa situada dentro de la sagrera de su iglesia. En un documento de 1382 se reconoce al capítulo de la catedral de Girona el derecho a recibir censos por el usufructo de unas fincas sitas también en dicha sagrera.
Durante los siglos xiii y xiv, los señores de Cervià, Soler y Escales, poseen partes del diezmo de la parroquia de Santa Maria de Vilanant. No hallamos ninguna otra noticia sobre la jurisdicción real hasta 1359, en un documento por el que el rey Pedro el Ceremonioso vende el dominio sobre el pueblo a Berenguer Palau, señor del castillo de Palau Surroca. En 1363 el monarca vende el resto de sus prerrogativas jurisdiccionales a su heredero, Ramón de Palau. En 1390 los nobles de la familia Palau i Surroca obtienen diplomas reales por los que se les reconoce el señorío de Vilanant, y en 1418 el rey Alfonso el Magnánimo también reconoce la jurisdicción del linaje sobre el pueblo.
Iglesia de Santa Maria
La iglesia de Santa Maria preside el centro del pueblo de Vilanant, emplazada en una ligera elevación del terreno. La primera noticia que tenemos sobre el templo es del año 1018, cuando fue escenario del juramento de los testimonios de un juicio por el que se disputaba la propiedad de unas tierras cercanas a la iglesia de Sant Martí Sesserres. En 1085, Guifred Miró y sus hijos venden un terreno de la parroquia de Vilanant a la iglesia de Santa Maria de Vilabertran. Por un documento fechado en 1092 sabemos que el término parroquial de Vilanant limitaba con el de Sant Julià d’Ordis. En 1112 la iglesia recibe como legado unas tierras en Coquells en el testamento de Roland de Soler. Su hijo, Roland Soler I, testa en 1178 a favor de varias iglesias de la zona, entre laa cuales también Santa Maria de Vilanant. En un documento de 1296 se concede a Pere de Bosch, sacerdote de Vilanant, la potestad de ejercer como notario. En 1326 el obispode Girona Pedro Urrea permite la recaptación de limosnas destinadas a la ornamentación de un altar dedicado a san Miguel. En 1436 consta que en el templo existían altares dedicados a san Juan, san Pedro, san Miguel y san Macario, y en 1598 se añadió un nuevo altar dedicado al Roser.
La iglesia de Santa Maria es un templo de planta basilical de tres naves que, en origen, terminaban en sendos ábsides de los cuales, en la actualidad, tan sólo se conserva el central. Éste presenta una planta cuadrangular, mientras que los absidiolos laterales tenían una base semicircular ultrapasada. El absidiolo norte fue substituido por una torre cilíndrica que soporta un campanario construido entre 1879 y el 1881, pero en el nivel del suelo aún se observa parte del basamento de su muro semicircular. Por su parte, el absidiolo sur fue desmantelado al construirse en su lugar una sacristía. De ambos se conservan, no obstante, los arcos de acceso, de medio punto rebajado, cuyo perfil es visible en el paramento. Las naves laterales se separan de la nave central mediante dos arcos formeros (abiertos a posteriori) que descansan sobre soportes diversos: pilares cilíndricos de grandes dimensiones en el centro de la nave, pilastras adosadas al muro en el sector oeste, y pilares cruciformes en el sector de la cabecera. Éstos últimos sostienen, a su vez, los arcos triunfales y presbiterales que se abrían a los ábsides.
El ábside central está cubierto con bóveda de medio punto rebajado, de menor altura que la nave. En cuanto a las cubiertas que presentan las tres naves en la actualidad hay que decir que la colateral sur se cubre con bóveda de cuarto de cañón, mientras las otras dos están cubiertas con bóveda de cañón, siendo la central ligeramente más alta que la lateral. La bóveda de la nave central se sostiene sobre tres arcos fajones añadidos con posterioridad, que generan cuatro tramos de bóveda de diferentes longitudes, cuyas pilastras fueron cortadas por la ya mencionada apertura de los arcos formeros de comunicación entre las naves. En todo caso, podemos ver como estos arcos fajones arrancan de impostas decoradas a base de medias cañas y motivos geométricos. De este sistema de cubierta deduce además que antiguamente los pilares que se alzaban entre las naves en origen debían de presentar una planta en forma de T. Actualmente podemos ver un sobrealzado posterior que sustenta una cubierta a dos aguas sobre la que se considera cubierta antigua de losas de pizarra, a la que se puede acceder desde la buhardilla.
La puerta principal de acceso al templo se abre en la fachada occidental. Se trata de una sencilla portada adintelada, con tímpano liso bajo un arco de medio punto adovelado que, en su aspecto general, se considera muy modificada. Por otra parte, el templo presenta un buen número de ventanas, de entre las cuales distinguiremos las que se considera que corresponden a su fase primitiva o románica. En primer lugar hay que mencionar los tres vanos que se abren en la fachada sur, muy altos y estrechos, con derrame al interior, que tienen arco de medio punto tallado en un dintele monolítico. En la fachada principal, así como en el alzado norte y la cabecera hay otras pequeñas ventanas, algunas de ellas cegadas, de una tipología con derrame simple, que en el interior está conformada por sillares de dimensiones notables, mientras que en el exterior se cierra con un muro plano en el que se abre una pequeña aspillera, las cuales han sido comparadas con algunas que hay en Sant Pere de Rodes.
El paramento se ha dejado al descubierto recientemente. Si bien ha sido objeto de algunas restauraciones, hay tramos de muro en que presenta unos sillares de pequeñas dimensiones, muy irregulares, con hiladas en forma de opus spicatum ligadas con argamasa. Vemos, también, unos bloques de mayores dimensiones entre la mampostería de la fachada a modo de sillares esquineros. Hay que decir que tanto los contrafuertes añadidos en reformas posteriores como el sobrealzado rompen la fábrica primitiva.
Pese a la sencilla explicación que hemos expuesto, el edificio de Santa Maria entraña notables incertezas, principalmente en lo que se refiere al sistema de cubiertas originales. Desde la década de 1970 se han descubierto progresivamente varias estructuras que han permitido conocer mejor la construcción. En primer lugar, se ha puesto de manifiesto que las actuales cubiertas laterales son sin duda reformadas, lo que ha hecho considerar la posibilidad que en su estado primitivo fuesen de madera. En segundo lugar, existen dudas sobre si la nave central fue concebida con bóveda desde un principio, o si ésta corresponde también a una primera fase de reforma. Para resolver estas y otras de las dudas, habrá de realizarse un estudio integral y profundizado del monumento.
En todo caso, hay que considerar, como mínimo, de un mismo momento constructivo las estructuras de la cabecera y de la nave central. Por el momento, y en lo que a la tipología y datación se refiere, hay que apuntar la clara relación que presenta la cabecera con los edificios de tradición prerrománica del siglo x. Por otro lado, las ventanas, así como otros aspectos constructivos, se han vinculado a un precedente tan relevante como Sant Pere de Rodes, aunque también se han relacionado con templos de menor envergadura, como Colera, Sureda, Fontanes y Bellcaire. En resumen, se podría decir que estamos ante de una iglesia considerada de tradición prerrománica, aunque todo apunta que de un momento en el que se manifestarían cietos cambios hacia el románico, que se manifestarían por ejemplo en el planteamiento de la nave cubierta con bóveda, en el caso que fuese original. Por todo ello se considera que el templo de Vilanant que podría haberse alzado entre los siglos x y xi.
Texto y fotos: Marcos Ojosnegros MArín – Planos: Maria Del Carme Olmo Enri
Bibliografía
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