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Vista general de la iglesia desde el Este

Identificador
39093_04_038n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 54' 30.78'' , -4º 4' 4.39''
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María la Mayor

Localidad
Barruelo de los Carabeos
Municipio
Valdeprado del Río
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA LA MAYOR, de Barruelo de los Carabeos, es muy digna de tener en cuenta, pues es quizás la única iglesia románica de toda Cantabria que tenga una fecha con inscripción más adelantada, 1264, es decir, pasada ya la mitad del siglo XIII, y además exprese el año de su consagración en las dos formas de calendación que se utilizaban: la Era y el año del Nacimiento de Cristo, indicando cómo ya era más utilizado este último e iba quedando en desuso el más tradicional de la Era. En esta iglesia de Barruelo comprobamos la permanencia de las formas románicas, sobre todo en zonas rurales, cuando ya en las villas y ciudades se habían implantado tanto las técnicas como el gusto gótico. Creemos, sin embargo, que el ábside, cuadrado, puede ser el más antiguo de los elementos componentes de esta iglesia, siendo el que mantiene las más perceptibles notas de lo románico, y el que pudo ser edificado años antes, quizás, de la fecha de 1264, que creemos debe de corresponderse, a la conclusión de la iglesia o a la de consagración, es decir, a la nave que se le añadió al muro antiguo de la Epístola. Son obra, más moderna, todavía, tanto la torre como la sacristía, en tanto que el pórtico se debió de construir cuando en esos avanzados años del XIII se amplió la iglesia. Los dos muros, tanto del Norte como del Sur, son de sillería y se coronan de canecillos casi todos de nacela. Con decoración, sólo existen, en el muro Norte, el del esquinal vecino a la torre, que lleva al parecer una liebre vertical, con las patas delanteras en postura de baile o de amaestramiento circense y con grandes orejas; otro canecillo central, de cuatro círculos unidos a un rombo, y otro en la esquina NE con roseta de ocho pétalos inscrita en círculo y, sobre ella, una cruz patada también dentro de otro círculo. En la cornisa del muro Sur, todos los canecillos son de caveto, salvo dos: el de la esquina SO, con la figura de un halcón decapitado, y otro en el centro con una roseta de seis pétalos dentro de un círculo y sobre ella un entrelazo de cuatro círculos. La cornisa del muro norte, en su esquinal NE, se dobla, convirtiendo su último tramo en una escultura de cuatro rombos en fila sobre los que resaltan, encima, cuatro arquillos, final de cornisa que no habíamos visto nunca. Esta misma cornisa, en su extremo NO, lleva también un encadenado de rombos, 16, que inscriben flores cuatripétalas. El pórtico construido a los pies del muro meridional, es todo también de sillería, lleva cornisa de nacela, no decorada, y es sostenida por veintidós canecillos todos de nacela, indecorados. El ábside, aunque más viejo, no creemos pueda ser anterior a los últimos años del siglo XII; todo él es de sillería concertada y destaca, al exterior, una ventana central de medio punto, con arquivolta de baquetón que, prolongada, forma las jambas. No existen, pues, columnas del tipo clásico románico. Sobre este baquetón corre una escocia decorada con medias bolas perforadas en el centro a modo de fusayolas. Este tipo de ventana, que no es normal en el románico, puede, sin embargo, encajar en esta época y, sin duda, tiene precedentes, más o menos similares, en edificios de finales del XII. Así en Pozancos (Palencia) vemos una ventana del ábside con la misma organización de arquivoltas, y en la de Matamorisca, aunque existen capiteles seguidos, el baquetón desciende también formado las jambas. Y sobre todo en Villaconancio, también en la provincia de Palencia, cuya formación de baquetones sin capitel tanto nos recuerda nuestra ventana de Barruelo. Todos estos edificios tienen una cronología que bordea los últimos años del siglo XII y los primeros del XIII. La puerta de ingreso, situada en el muro sur, no llegamos a saber si pertenece a la ampliación de la iglesia, es decir a 1264, o bien fue la que existió en el muro de la Epístola de la vieja iglesia del ábside cuadrado que hubo de desarmarse al crear otra nave, y fue colocada en el nuevo muro añadido. En el primer caso tendría la antigüedad del ábside, y en el segundo la del añadido. Nos inclina al primer caso, el que utiliza todavía el arco de medio punto para todos sus arcos; en tanto que la decoración de capiteles y arquivoltas, por su extremada sencillez geométrica, nos lleva más a considerarla de mayor tendencia gótica, y esto nos llevaría a creerla obra de la ampliación de 1264. La arquivolta más interior lleva dos finos baquetones y escocia intermedia; la segunda de sogueado y la tercera de cruces de San Andrés, trece, que, unidas, forman una decoración de grandes rombos. Cada una de estas arquivoltas apoyan sobre capitel de bastante altura, pero muy simples de decoración. El grupo de la derecha lo forman, de fuera a adentro: 1.- Piñas sobre alto tallo que se curva y sube desde la base; 2.- Especie de enrejado de anchas cintas acanaladas y verticales que se unen con otras tres horizontales; 3.- Cesta con dos cabritos rampantes que intentan golpearse con sus cabezas. El grupo de la izquierda, con el mismo sentido, lleva las siguientes cestas: 1.- Muy parecido al primero de la derecha; 2.- Especie de aro central del que irradian seis vástagos con sus remaches a modo de rueda; 3.- Casi igual a los de frutos circundados por un alto tallo que les rodea, serpenteando, de abajo a arriba, bastante deteriorado. Los cimacios de todos estos capiteles son de doble escocia sin decoración. Los fustes son monolíticos y apoyan sobre basas bastante groseras, con collarino delgado en lo alto y una escocia y toro unidos, en forma de vasija carenada, con bola o sin ella, y ello sobre plinto bajo. La puerta se resalta en el muro, como muchas de las puertas románicas, con una cornisa triplemente moldurada y lo más interesante de ella es que, en la parte plana de sus arquivoltas, está grabada una larga inscripción con caracteres todavía románicos que dice: ISTA ECCL(ESI)A EST: CONSECRATA P(ER) MANU(M): MARTINUS BURGENSI EPISCOPI TEMPORE REX ALFONS(US) XI K(A)L(END)AS JUNII ERA: M: CCC: II: ANNO DEI: M: CC: LXIIII El interior de la iglesia aparece ahora con dos naves. Pronto se ve que lo más antiguo es su ábside cuadrado, a la izquierda, y como único resto de una iglesia de una sola nave que, tal vez, no se llegase a terminar, porque se pensó en ampliarla con otra. O bien, que se acabó a fines del XII o principios del XIII, y se renovó años más adelante consagrándose en 1264, una vez acabada la reforma. El hecho es que nada tiene que ver el ábside con su ampliación, y que la inscripción pudo trabajarse años después de la reforma. Empezando por el ábside –que tiene unas proporciones de 3,30 x 3,30 m en su interior, que solo tiene la ventana del Este que ya describimos en el exterior, como único vano, y que se cubre con bóveda de medio cañón, que apoya sobre impostas con repetidas aspas o cruces de San Andrés inscritas en cuadrado– vemos se abre a lo que sería su nave, con un arco de medio punto y doblado, el triunfal, que apoya sobre capiteles que están sostenidos por dobles fustes, y que lleva su extradós, de hacia la nave, decorado con una secuencia de dientes de lobo moldurados. Los capiteles, están tallados para dobles fustes y son iconográficos, muy románicos de talla y expresión, pero también bastante rurales, es decir, de un maestro cantero que no detalla y que muestra poca técnica para la decoración de los cimacios y el tratamiento de las figuras. El de la izquierda lleva cimacio de tres cordones “achurrados”, que van formando ondas ovaladas, que dejan en el centro una media perla. Dos figuras de músicos llenan su cesta. Ambos están de pie. El de la izquierda toca con su mano derecha una vihuela o rabel. El de la derecha, parece agitar con sus manos una especie de pandereta o pandero cuadrado, instrumento que ya hemos visto tocado por una mujer en un canecillo de Yermo, y yo creo que aquí también se trata de una panderetera. Cubre su cabeza con pañuelo atado al cuello y viste un brial interno sobre el cual se coloca el pellizón abierto, ambos van sujetados por un cinturón. El hombre de la vihuela lleva un brial hendido, en lo interno, que llega hasta los pies y sobre él una aljuba hendida. De todas formas, no se ve muy bien la diferencia de sexos. El capitel de la derecha lleva en su cimacio un cordón, también de tres cintas, que se va enroscando en la parte alta del cimacio en un simulacro de ondas. La parte baja del cimacio, la biselada, se cubre con dientes de lobo. La cesta tiene tres figuras de pie. En el centro se nota bien que es un obispo revestido y portador, con la mano izquierda, del báculo y la derecha levantada y abierta en actitud de bendición. Lleva a cada lado dos acólitos, el de la izquierda porta libro abierto a la altura de la cintura y una especie de banda inclinada sobre el pecho y el hombro izquierdo. El acólito de la derecha (izquierda del obispo), con ropa hasta los pies, porta una cruz procesional de brazos iguales. Los dos temas representados en ambos capiteles, parecen poder ir unidos recordando una solemne procesión con la participación del obispo y el monaguillo con una cruz alzada, y el acompañamiento de dos juglares que tocan instrumentos. También hemos pensado, que esa unión de música y rito puede igualmente ir unida a un acto, como la misma consagración o dedicación de la iglesia, pero nos parece que no puede ser la que indica la inscripción, pues es difícil pensar que en 1264 se pudiese mantener todavía esta forma tan románica de expresión. Creemos que en 1264 estos capiteles estaban ya tallados en su viejo ábside. Las basas de ambos capiteles son dobles, como corresponden a los pareados fustes, y se forman por plinto estrecho con decoración de volutas en doble hilera (exacta decoración, en forma de “eses”, que vemos también, y en un plinto, en la columna izquierda del arco triunfal de San Román de Escalante), que carga a su vez sobre alto banco corrido. Sobre este plinto apoyan las basas, de toro doble el bajo, con bolas como lengüeta, escocia poco marcada y toro alto con varias molduras. A la altura del cimacio de los capiteles corre una imposta, decorada la derecha con entrelazos de cestería y la izquierda con roleos. Sobre el arco del ábside, resalta un gran arco apuntado, apoyado sobre ménsulas que descansan sobre muro de la capilla. La cubierta de la nave es de madera. La separación de esta primera nave con la segunda se realiza por medio de dos arcos grandes y apuntados que apoyan en medias columnas entregas, de un solo fuste ancho, y capiteles claramente distintos a los del arco triunfal. Las basas son de lengüeta fina en las dos columnas centrales. La lateral lleva capitel de dos cabezas pequeñas separadas por un gran ramo arborescente y cimacio de círculos que inscriben cruz o cuadrifolios. Los capiteles de las columnas centrales de la pilastra separadora tienen cimacios lisos y cestas de bolas con caperuza. La segunda nave, algo más estrecha que la primera, lleva también, a la altura del de la otra, un arco apuntado que descansa sobre ménsulas. El del presbiterio es de medio punto, muy posterior, que abre a una capilla con bóveda estrellada de doce plementos, ya obra posiblemente del siglo XVII. La sacristía colocada en la cabecera y pegada al ábside viejo, es también muy posterior, posiblemente del XVII, como la torre. En nuestra primera visita a la iglesia, en la década del setenta del pasado siglo, hallamos un capitel románico de ajedrezada cesta, que no sabemos dónde habrá ido a parar, y que estaba en una habitación de trastera existente en el pórtico. En cuanto a manifestaciones pictóricas que presenta la iglesia, sólo pueden atribuirse –y con muchas dudas– al románico, los restos de una decoración consistente en rombos negros y marrones que debió de cubrir toda la bóveda de cañón, y una secuencia de círculos rojos que adornan una imposta situada por encima del arco triunfal. La famosa Última Cena que se ve, en buena policromía, sobre el muro norte de la nave, aunque sigue la tradición de la pintura gótica que adornó muchas de las iglesias de Valdeolea y del norte de Palencia, es ya del siglo XVII con enormes rasgos de un estilo popular. Es más interesante hacer mención de la pila bautismal que guarda la iglesia. Se trata de una pieza en forma semiesférica, de gallones prismáticos decorados con diversos grafismos y resaltados entre dos boceles, uno en la embocadura y otro en el bajo de la cuba. Ésta carga sobre un tambor cilíndrico que, a su vez, posa sobre otro de mayor tamaño y circular. Medidas de la pila: altura de la cuba, 53 cm; diámetro, 108 cm; borde o grosor en la boca, 16 cm; decorándose por una banda de sogueado. Altura total, con la basa, 90 cm. En uno de los gallones de la derecha se esculpe un aspa.