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Vista exterior desde el sur

Identificador
31473_02_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de la Purificación de Nuestra Señora

Localidad
Vesolla
Municipio
Ibargoiti
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA IGLESIA SE ENCUENTRA EN UN DESOLADO, en un paisaje bucólico, rodeada de vetustas construcciones, algunas en ruinas, que funcionaron y funcionan -esporádicamente- como corrales de ovejas. La planta presenta dos tramos de nave única rectangular más la cabecera, semicircular al exterior y al interior. El ábside se cubre mediante bóveda de horno, mientras que la nave lo hace con medio cañón ligeramente apuntado. A pesar de la horrible capa de pinturas de colores extremadamente vivos que la cubren por completo, no se nos escapa su estructura original. Los tramos se articulan mediante gruesos fajones ligeramente apuntados que descansan, en el caso del arco triunfal, sobre medias columnas adosadas al muro. Las citadas columnas presentan basa clásica con toro y escocia en tanto que en la parte superior vemos dos grandes capiteles decorados a base de grandes hojas a modo de pencas superpuestas, con líneas incisas en la parte baja, dispuestas de modo que las inferiores se vuelven en pico con bolas gallonadas y las superiores se decoran mediante volutas en las esquinas y bolas más sencillas en el centro, todas toscamente labrado. El fajón del tramo de los pies descansa, en el muro del evangelio, sobre idéntico soporte que las anteriores, pero en su capitel apreciamos esquematizaciones vegetales resueltas en tallos que se vuelven en forma de “báculos”, o bien se organizan en roleos o sucesión de arquillos; además, vemos en las esquinas una figura humana de gran cabeza humana muy esquemática y una sucesión de formas ovaladas en decrecimiento. En el lado de la epístola, el fajón descansa en una ménsula en cuarto bocel con cimacio liso. Junto a la cabecera, en el lado del evangelio, se adosa una sacristía posterior de fábrica mucho peor que la de la iglesia. En la actualidad, aunque el Catálogo Monumental de Navarra y la profesora Domeño citan retablo, tallas y pila bautismal, todo el mobiliario se encuentra destrozado, incluidos retablo, cajoneras y muebles de la sacristía, incluso la tarima de la iglesia y del coro. La sensación es bastante triste y se asemeja a un asalto, no apreciándose rastro de tallas ni de la pila bautismal, sino caos y desorden. Al exterior, el sillar utilizado es de buena calidad, el ábside presenta ocho hiladas hasta la pequeña ventana de medio punto de enmarque achaflanado y flanqueado por líneas incisas. Las tres primeras hiladas, miden más de cuarenta centímetros de altura, descendiendo bruscamente, en la cuarta y siguientes, a la mitad. Esta característica nos recuerda poderosamente a las ruinas de la iglesia de Lizaberría, que comparamos -con toda prudencia-, por su monumentalidad y por su filiación con la abadía de Leire, en concreto con los ábsides del mismo cenobio. En el caso de Vesolla ya hemos visto como las relaciones con Leire son también bastante evidentes y su cercanía con Lizaberría innegable, por lo que nos atreveríamos a sostener una hipótesis muy parecida a la de aquel despoblado, si bien mientras en Lizaberría todo nos llevaba a fechas tempranas en el siglo XI, en cambio la decoración de los capiteles de portada e interior de Vesolla evidencian una cronología muy posterior, en la segunda mitad del siglo XII. El ábside culmina con una cornisa de canecillos lisos convexos que sostiene las lajas de piedra del tejado donde, posteriormente, se practicó un pequeño recrecimiento. La pequeña iglesia se encuentra adosada a una casa en el muro de los pies. En el muro de la epístola, realizado también en buena sillería y culminado en cornisa de canecillos lisos, apreciamos una segunda ventana de medio punto similar a la del ábside, igualmente enmarcada por una pequeña incisión decorativa, y una tercera abierta torpemente intentando imitar a las otras dos. En la misma zona, al pie del muro, se abre la portada con unas dimensiones de más de tres metros de frente y 1,20 m de potencia de muro. Se compone de dos arquivoltas constituidas por un baquetón central flanqueado por otros dos de sección algo menor y un guardalluvias decorado con puntas de diamante. Las arquivoltas en triple baquetón son más frecuentes en el último tercio del siglo XII. Las citadas arquivoltas descansan sobre columnas provistas de basas clásicas muy desgastadas y capiteles decorados de manera tosca con motivos propios del románico tratados con torpeza. Su ordenación, de Oeste a Este, es la siguiente: el primero con volutas, cabeza de esquina, “báculos” y aves sobre ruedas; el segundo con “báculos”, círculos superpuestos en la parte alta y cabezas de esquina; el tercero parecido al segundo, con sucesión de “ruedas” en el frente; y el cuarto con “báculos”, cabeza de esquina y aves afrontadas. Recordemos que los pajarillos afrontados con una esquematización de un motivo habitual en el pleno románico y que los colocados sobre ruedas remiten a las aves sobre hojas visibles en portadas de mayor empeño. Los rostros humanos esquemáticos en las esquinas se repiten en iglesias cercanas (Guerguitiáin) y abundan en talleres navarros del pleno románico. Y el tema de los tallos rematados en volutas a manera de “báculos” deriva de la esquematización del bode de las hojas lisas vueltas en voluta, que tan frecuentes fueron en el pleno románico y en el románico tardío. En conjunto, los modelos aquí repetidos de manera ruda e inercial son reconocibles en Leire, la catedral de Pamplona, el Crucifijo de Puente la Reina, etc., donde pudieron ser vistos, al estar situados en edificios emblemáticos, por este maestro “menor”. Por último, en el centro de la portada vemos el tímpano presidido por un crismón trinitario (con las habituales X, P con travesaño a manera de cruz, S, alfa y omega, enmarcadas por círculo) y apoyado sobre dos grandes ménsulas decoradas con rollos.