A UN COSTADO DE LA PLAZA MAYOR, y delante de la que la tradición asegura que fue la casa donde nació Santo Domingo de la Calzada, la parroquial de Viloria estaría junto a un viejo trazado del Camino de Santiago, como reivindica Manuel Eraña, aunque para Gonzalo Martínez el Camino siempre discurrió al margen de la población. Sobre el primitivo edificio se han ido añadiendo dependencias, elevándose muros y haciéndose reformas, siguiendo las técnicas populares de construcción a base de maderas y encofrado, lo cual ha alterado sustancialmente la imagen original. Los materiales empleados fundamentalmente son el ladrillo y la mampostería, muchas veces revocados. Lo que hoy vemos es un edificio de cabecera poligonal y varios añadidos a la nave central, que le confieren una imagen exterior de apariencia de tres naves, con portada al sur, bajo pórtico, y torre a los pies, reconstruida en el año 1959 al quemarse la anterior, aunque la actual parece que no llega a alcanzar la altura que tuvo la precedente. Sobre el pórtico se dispone la casa parroquial. Pero en realidad la estructura del templo es de una sola nave, con planta de salón cubierta por bóvedas de crucería de yeso sobre ménsulas, hechas seguramente con posterioridad a la Edad Media. Al norte se adosan, entre otras dependencias, la capilla barroca de San Juan y el baptisterio, y al sur la también capilla moderna de Santo Domingo, la sacristía y el pórtico. Estructuralmente es toda ella una iglesia gótica tardía, pero en la cabecera aparecen unos llamativos canecillos que sostuvieron la primitiva cornisa, desaparecido al recrecerse los muros del ábside, hoy cubiertos por una amplio alero sostenido por jabalcones que confieren al edificio una imagen muy personal. Son 16 piezas, a veces muy rotas, caracterizadas por su estilización, presentando todas una forma de pronunciada nacela. Creemos que son canes reutilizados de un edificio anterior pues nada tienen que ver con los que suelen hacerse en época gótica, por lo general mucho más chatos. Su forma en nacela es muy característica del período románico, pero la estilización puede llevarnos a pensar incluso en que sean piezas prerrománicas. El parecido que presentan con algunas de las conservadas en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en San Vicente del Valle, o en la leonesa de Santiago de Peñalba, abogan por esa idea. Indudablemente románica es la pila bautismal, tallada en piedra arenisca, en forma de copa, con una altura de 85 cm. El vaso, hemisférico, tiene un diámetro de 109 cm y una altura de 53 cm, aunque ha sido recortado en su embocadura, lo que hizo desaparecer parte de la cenefa de roleos y hojas palmeadas que rodeaba el sector superior, de la que se conserva aproximadamente la mitad. El resto del vaso presenta una superficie rugosa, muy deteriorada. En cuanto al pie, es una pieza cilíndrica decorada con hojitas lanceoladas, con nervio central y dispuestas a modo de escamas, sobre plinto cuadrangular. La tradición asegura que ésta es la pila donde fue bautizado Santo Domingo de la Calzada, pero a pesar de la erosión que sufre, sus motivos decorativos nos llevan a fecharla más bien a finales del siglo XII o en los inicios del XIII.