Sant Joan i Sant Vicenç de Banyeres
LA VANSA I FÓRNOLS
Iglesia de Sant Joan i Sant Vicenç de Banyeres
Los vestigios de la iglesia del pequeño núcleo de Banyeres se encuentran en el sector oriental de la población, en un estado de conservación notablemente precario e invadidos por la vegetación. El acceso a los mismos no presenta especial dificultad y puede realizarse con un vehículo adecuado. En caso contrario, deberán recorrerse a pie los 6 km de la pista que arranca hacia el Suroeste desde el Coll de Laguén y conduce directamente a Banyeres.
La parroquia de Banieras es mencionada en el acta de consagración de la catedral de La Seu d’Urgell, un documento que pese a ser falso –aunque está fechado el 839, fue elaborado alrededor de dos siglos después– ofrece evidencias de la existencia de dicho templo desde alrededor del siglo x. Sin embargo, ya a mediados del siglo ix la potestad sobre la iglesia de Banyeres fue objeto de una disputa entre el abad de Sant Andreu de Tresponts y el arcipreste Froilà, resuelta a favor de éste por parte del obispo Beat. Un siglo más tarde, en 1056, el obispo Guillem dio a Josbert, hijo de Guillem de La Vansa, una serie de posesiones, entre ellas ipsam ecclesiam de Banneres, a cambio de servicios feudales. Durante la Edad Media, el templo estaba bajo la advocación de san Juan; mientras que en el siglo xviii aparece dedicado a san Vicente. La doble advocación es por tanto un fenómeno reciente, como lo son su abandono –alrededor del último tercio del siglo xx– y posterior colapso.
La iglesia es un edificio de una sola nave rectangular y un ábside semicircular difícilmente visible por el exterior a causa de la espesa vegetación. Le acompaña una construcción posterior, de planta cuadrangular y ejecutada en tapia y mampostería, que carga contra parte del muro norte. El templo presenta una fábrica de bloques de piedra caliza de tamaño variable dispuestos irregularmente y ligados con mortero, entre los cuales destacan las esquinas, ejecutadas con grandes piezas de caliza, bien talladas. El edificio estaba cubierto con un tejado de losas de piedra a dos aguas –por lo menos sobre la nave, actualmente derrumbado–, y la fachada occidental la remata una espadaña de un ojo. Bajo esta se abren un óculo y la puerta de entrada, abierta en el eje de la fachada y resuelta mediante un arco de medio punto cuyas dovelas contrastan vivamente con el resto del aparejo. En el flanco meridional puede observarse la cicatriz de la grieta que amenazó la estabilidad de la construcción hasta su colapso en un momento indeterminado a caballo de los siglos xx y xxi.
A pesar de la acumulación de cascotes en el interior, todavía pueden identificarse varios de los elementos que definían este espacio, todos ellos de cronología moderna. Así, la nave se revela resuelta por una bóveda aparentemente de cañón, sobre la puerta permanecen restos de la escalera de acceso al coro y una pequeña capilla se adentra en el muro septentrional cerca de la cabecera. No se observan vanos que perforen el perímetro de la construcción que aún se mantiene en pie, pero sí se conservan restos de un arco fajón que reforzaba la bóveda de la nave, el cual arranca de una pilastra adosada al muro. La transición entre la nave y la cabecera es articulada mediante un arco de triunfo de medio punto. Parte de la cavidad absidal está tapiada con un tabique de yeso sobre el que se apoya el altar. El mal estado del sector meridional de la construcción impide discernir si la parte posterior del ábside era empleada como sacristía, así como la presencia de vanos que perforen este flanco del edificio.
El templo presenta una degradación prácticamente irreversible, acentuada en las últimas decadas, que dificulta la interpretación de las estructuras, así como la localización de aquellos elementos susceptibles de pertenecer al templo que mencionan las fuentes de alrededor del año 1000. No obstante, pese a que el templo fue objeto de múltiples intervenciones en época moderna, fruto del uso continuado del mismo, según Joan-Albert Adell es posible que parte de la estructura principal del mismo, especialmente del área de la cabecera, fuera levantada en época medieval, probablemente alrededor del siglo xiii.
Texto y foto: Esther Solé Martí
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1978, pp. 50-53; Baraut i Obiols, C., 1979, p. 32; Baraut i Obiols, C., 1980, p. 38; Baraut i Obiols, C., 1983, pp. 29-31 y 71; Baraut i Obiols, C., 1984-1985b, pp. 206-208; Baraut i Obiols, C., 1986-1987, pp. 88-89; Baraut i Obiols, C., 1988-1989, pp. 62-63; Baraut i Obiols, C., 1992-1993, pp. 116-118; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, pp. 221-222.