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Exterior: lado norte

Identificador
26017_01_005n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 12' 47.79'' , -2º 13' 34.61''
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Castillo

Localidad
Arnedillo
Municipio
Arnedillo
Provincia
La Rioja
Comunidad
La Rioja
País
España
Descripción
EL CASTILLO DE ARNEDILLO está situado en la margen derecha del Cidacos, en un pequeño promontorio rocoso que domina el pueblo en el Sudeste, junto a la entrada desde Arnedo y al lado del puente por el que discurría el camino que comunicaba el alto valle del Cidacos con las tierras bajas, el cual debía de ser una vía natural, pues aguas abajo el río Cidacos forma una estrecha garganta difícil de franquear hasta la construcción de la carretera de Arnedo a Soria, que ha salvado las dificultades orográficas con puentes y túneles. El origen del nombre de Arnedillo pudo proceder de su primitiva subordinación a la fortaleza de Arnedo. Sin embargo, por su dependencia de Calahorra, a la torre de Arnedillo se la ha conocido siempre como “cámara de los obispos de Calahorra”. Formaba parte del sistema defensivo del valle del Cidacos, formado por el desaparecido castillo de Calahorra, y por los de Autol, Quel, Arnedo, Préjano, Herce, Arnedillo y Enciso. Estos dos últimos protegerían el acceso a Valdearnedo, entonces bajo dominio musulmán, de las posibles incursiones de los cristianos desde la meseta soriana o desde los Cameros, ya que en todo el valle se registró una exuberante vitalidad reconquistadora desde la década del 940. Durante los siglos VIII al XIII la invasión árabe se extendió por las fértiles vegas de este valle, mientras que la resistencia cristiana se ocultó en las zonas serranas, más idóneas para defenderse. Estas circunstancias históricas quedaron reflejadas en las construcciones militares de la época, que obedecen a la tipología de los llamados castillos roqueros con función defensiva, siendo así en este valle los de Arnedo, Autol, Préjano, Arnedillo y Enciso. El de Arnedillo es una construcción pequeña y de tipo local, que parece muy antigua, quizás del siglo X en origen, pues en ella se utilizó el encofrado de piedra y tierra con entramado de madera, procedimiento habitual en las fortalezas musulmanas y cristianas primitivas. Sin embargo, los restos más apreciables son del siglo XIII, en sillarejo y mampostería: una torre y un lienzo de muralla que la une con la pared rocosa de la montaña próxima, y el arranque de otro muro que parte desde el lado occidental del torreón y se dirige hacia el Sur. La torre es de planta casi cuadrada al exterior y prácticamente rectangular, aunque bastante irregular, al interior. Tenía en origen planta baja y tres pisos sobre madera, de los que quedan dos filas de mechinales en sus muros. Es imposible conocer su remate original, pues se encuentra desmochada. Todos sus vanos están rehechos, quedando dos estrechas saeteras en su muro norte y tres huecos más en el oeste: de abajo a arriba, la puerta de ingreso, una gran ventana cuadrangular y una estrecha saetera. La puerta tiene un arco de mitra monolítico al exterior y dos losas al interior, y dada su rareza en la Península, bien podría ser una refacción posterior. En su parte superior estaba defendida por un cadalso de madera con piso y cubierta, del que todavía quedan restos de dos hileras de maderas empotradas en el muro y algunos mechinales, al cual se accedía por el amplio ventanal cuadrado con dintel de madera ubicado en la tercera planta. En los muros exteriores, que hoy son la base de las paredes del cementerio que a partir del siglo XIX ocupó el recinto de la antigua fortaleza a los pies de la torre, quedan restos de partes antiguas, tanto sobre el río como sobre el camino que conduce a la ermita de Santa María de Peñalba. Esto hace sospechar que, efectivamente, el camposanto ocupó los terrenos del recinto amurallado de la fortaleza primitiva, y explican la orientación oeste del vano de acceso a la torre. Ahora bien, también es posible que el ingreso a ésta estuviera en el exterior del recinto y que los muros que quedan cerraran el espacio entre ella y la montaña. A mediados del XIX, cuando el recinto se reaprovechó como cementerio, se le llamaba Castillo Lombera. Pero como entonces su función defensiva ya no era necesaria y la torre cayó en desuso, comenzó a arruinarse. Actualmente es de propiedad municipal y exceptuando algunas modificaciones en sus huecos (saeteras, ventana de acceso al cadalso y puerta de acceso a la torre), no se han producido intervenciones en él. Su estado de conservación es muy deficiente debido tanto a su inutilización y abandono como a la ausencia de medidas de protección o consolidación. La labor de rehabilitación del monumento pasaría por el grapado y unión de las grietas que posee la torre en las fachadas este y sur, la limpieza del suelo de su interior para descubrir la cota original, la consolidación de las partes altas de los muros para evitar el desprendimiento de materiales, y el estudio del trazado de los límites del antiguo recinto fortificado.