El edificio conservado obedece a varias campañas constructivas que abarcan desde el primer tercio del siglo XIII, momento al que corresponde la fachada occidental y los dos tramos más próximos a ella, hasta el siglo XVI cuando se realizan las estancias capitulares y la sacristía tras la cabecera. Se trata así pues de una construcción esencialmente gótica en la que, sin embargo, se reutilizaron algunos elementos de la anterior iglesia románica, como las cornisas de billetes que rematan los contrafuertes del lado sur, una figura sedente aprovechada en la portada meridional del crucero y una escultura con dos personajes colocada en un arcosolio del claustro. Pérez Carmona vio en esta última una posible representación de Tobías y el ángel, aunque por los atributos que portan (escarcela y bastón o muleta) más bien parecen pobres o peregrinos.