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Detalle del perizonium del crucifijo románico

Identificador
09593_03_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 41' 33.99'' , -3º 28' 23.41''
Idioma
Autor
Augustín Gómez Gómez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María

Localidad
Salas de Bureba
Municipio
Salas de Bureba
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EL ÚNICO TESTIMONIO ROMÁNICO conservado en su iglesia parroquial es un crucifijo venerado bajo la advocación de Cristo de los Buenos Temporales. Es una talla de madera en muy buen estado de conservación. Mide 182 cm de alto y 171 de ancho. La parte superior del cuerpo se mantiene en la vertical, mientras las piernas se desvían hacia el lado izquierdo. El rostro es de canon alargado, con el cabello peinado con la raya en medio, se recoge tras las orejas y se distribuye en mechones sobre los hombros. Los ojos están cerrados, marca los pómulos, los labios bien perfilados y la barba rematada en numerosos rizos. La cabeza está inclinada hacia el lado derecho sin perder la verticalidad. Los brazos se mantienen en la horizontal hasta el antebrazo, que sube en diagonal, las manos están extendidas con el dedo pulgar separado. El imaginero ha intentado hacer un estudio anatómico de músculos y tendones. El cuello está desviado hacia la derecha, se marca la clavícula, el pecho en capelina y las costillas, buscando el naturalismo, en el lado derecho muestra la incisión de la lanza, el abdomen es liso. El perizonium arranca por debajo de la cintura, rematando la parte central en un nudo orientado hacia arriba, remate habitual en los crucifijos románicos de este período. La parte superior acaba en un reborde y en los laterales caen los extremos del paño de pureza, de poca dimensión, formando plegados zigzagueantes sin apenas protagonismo. El resto del paño se distribuye entre los pliegues verticales que caen en capas superpuestas desde el nudo, los de los laterales y las dos incisiones semicirculares que arrancan a cada lado, desde los pliegues centrales. Deja ver ambas rodillas talladas con gran precisión anatómica. Las piernas se estrechan en torno a los tobillos y los pies caen paralelos, en la vertical. El trabajo de los dedos deja ver la gran calidad de la escultura. Responde a la tipología bizantina. Está clavado en la cruz original de gajos que fue acortada para adaptarla al retablo. Esta imagen se tiene que relacionar con el Cristo de Santa Tigridia de Oña, del que deriva compositivamente. No puede asegurarse que sean obras de un mismo imaginero, pero sí que se toma como modelo el ejemplar oniense. Dado que la imagen de Oña se fecha en torno al 1200, hay que posponer la datación de esta escultura al primer tercio del siglo XIII.