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Capiteles de la ventana

Identificador
09119_04_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Cristóbal

Localidad
Vallunquera
Municipio
Castrojeriz
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN CRISTÓBAL, que conserva íntegramente su estructura de templo dúplice, presenta en planta dos naves, con cabecera de testero plano y portada abierta al mediodía, realizándose en su conjunto a base de sillería caliza, excepto en el muro norte de la nave del evangelio, donde por necesidades de reedificación se ha utilizado mampostería. Ya en los siglos posteriores a la Edad Media se adosó a la cabecera norte un cuerpo cuadrangular, la sacristía, y se levantó la torre a los pies del edificio. Un murete, que abarca toda la nave del evangelio y hastial, delimita el camposanto. Los ábsides, que al exterior aparecen como una única cabecera de testero plano, poseen el mismo sistema constructivo, cubriéndose ambas con respectivas bóvedas de cañón apuntado que nacen de los muros a través de una línea de imposta lisa, con listel. Sendos arcos triunfales, apuntados y doblados, con semicolumnas adosadas y robustas basas con garras esquinadas, ponen en contacto cabeceras y naves, las cuales se articulan en dos tramos separados por dos arcos torales y otros dos formeros de las mismas características que aquéllos, aunque el dovelaje del primero de los formeros queda oculto por la actual techumbre plana y el posterior se halla dentro del trastero o troje que en algún momento se levantó a los pies de las naves. Sus apoyos están constituidos por pilares cruciformes en cuyos extremos se adosan semicolumnas. De los capiteles de los arcos triunfales, el de la izquierda de la nave del evangelio posee la cesta decorada con una tosca escena en la que un pastor -con un cuerno colgando del cuello- y su rebaño son atacados por una gran serpiente de tres cabezas y dos colas; el entorno es vegetal y el pastor trata de defenderse del ataque con su cayado, mientras que al otro lado del capitel un centauro sagitario dispara al ofidio, todo ello bajo cimacio achaflanado. El capitel de enfrente es vegetal, muy sencillo, con desordenadas hojitas palmeadas. El triunfal de la nave de la epístola porta en el lado norte una cesta con decoración geométrica, con una especie de corona formada por agudos triángulos rematados en bolas, con cimacio de doble nacela bajo bocel. El del lado sur muestra una escena con una solitaria figura en un lado -quizás una plañidera-, y en el otro un personaje, con cuerno en banderola, abrazado a un centauro sagitario, repitiéndose el mismo tipo de cimacio. De los dos arcos formeros sólo se ven los capiteles del más oriental, al quedar oculto el otro dentro de la troje. Arranca junto a los ábsides con una cesta de helechos, rematada en bolas; el de enfrente es más simple y tosco, de cuerpo liso rematado en bolas o peltas. Similar a éste debe ser el primero de los capiteles del formero oculto en la troje y cuyo desarrollo de las dovelas se puede apreciar perfectamente. De los capiteles de los arcos que separan los dos tramos de cada una de las naves, solamente se conserva el de la nave de la epístola, pues el otro fue recortado. Los del superviviente se hallan además semienmascarados por el tabique levantado con posterioridad a los pies del templo, apreciándose en el del lado norte un remate en bolas, con cimacio de listel y nacela, y en el otro una escena muy similar a uno de los de la cabecera, aunque con algunas diferencias, y partido por el tabique. En la parte que queda dentro de la troje volvemos a encontrar a un personaje atacado por la sierpe de tres cabezas -más detallada-, pero ahora parece que es un cazador, tocando el cuerno y con cuchillo -cuya vaina pende del cinturón-, mientras que a su lado parece haber una lucha de animales, quizá un jabalí y un perro; al otro lado, en la parte que queda dentro ya de la actual nave, se ven dos personajes abrazados, parece que en amorosa actitud. El cimacio es de bocel y nacela. Un capitel más se encuentra hoy como soporte de una imagen, decorado con pequeñas y rústicas hojas y dispuesto sobre un corto fuste con basa rematada en garras esquinadas. Pudiera ser del arco desaparecido de la nave norte. En el primer tramo de la nave de la epístola aparece, tanto al interior como al exterior, una ventana abocinada de arco apuntado, cuyas arquivoltas, con voluminosa molduración a base de boceles y mediascañas, descansan sobre columnas con basas bastante deterioradas y capiteles decorados. En realidad en el interior no se ven tales arquivoltas, ocultas bajo el cielo raso, pero se pueden apreciar sus cuatro capiteles, los dos occidentales con hojas y piñas y los orientales con la misma forma de corona de dientes y bolas que se veía en la cabecera, y el otro con un personaje. Es muy curiosa esta figura, que parece representar a un ángel, pero tiene el sexo bien marcado y las alas parecen salirle de los antebrazos, rasgo que quizá se deba a los menguados recursos artísticos del escultor. Al exterior del templo es donde se aprecian bien sus tres arquivoltas y la chambrana, descansando sobre tres pares de columnas acodilladas, con capiteles decorados, astrágalo liso y basas bastante deterioradas, con garras esquinadas, todo ello sobre plinto, mientras que las aristas existentes entre los fustes se rematan con boceles, con su parte superior tallada a base de ondas. A grandes rasgos los capiteles de la izquierda presentan, de dentro afuera: hojas vegetales con fruto esquinado, personas abrazadas y cesta vegetal; en los de la derecha podemos ver dos casos de personajes abrazados -no sabemos muy bien si en actitud amorosa o de lucha, dada la tosquedad de la talla-, mientras que el tercero muestra una máscara de animal fantástico sobre fondo vegetal. El cimacio corrido, moldurado con bocel, se prolonga a ambos lados de la ventana, quedando en su lado izquierdo cortado por la portada y en el derecho se continúa hasta el inicio de la nave. La portada se abre en el primer tramo del muro sur de la nave de la epístola, formando exteriormente un cuerpo avanzado, cubierto con tejaroz, que en sus extremos presenta las aristas cortadas por boceles a modo de columnillas, rematados en capiteles decorados con motivos vegetales. Se compone de arco de ingreso liso, seguido de cuatro arquivoltas molduradas con sucesión de mediascañas y boceles, que apean en cuatro pares de columnas, de deterioradas basas y con capiteles decorados, representándose en el lado izquierdo y de dentro afuera: hojas de helecho, dragones alados de cuellos entrelazados, cintas perladas entrecruzadas y, finalmente, una arpía enfrentada a un basilisco. En el lado derecho se aprecia una cabeza imberbe y con corta melena partida, hojas, otras hojas más menudas, y nuevas cintas entrelazadas. Los cimacios corridos se rematan con bocel. El alero, con cornisa de nacela, tiene 54 canecillos, encontrándose en ambos muros de las naves, lado sur de la cabecera y bajo el tejaroz de la portada, siendo 28 de proa de barco, 24 de nacelas, con las aristas laterales cortadas, y 2 lisos. Ya en época posmedieval se adosó la sacristía a la cabecera del lado del evangelio, lo que hizo necesario abrir una puerta en el muro y se levantó la torre de ocho troneras, sustituyendo a la anterior espadaña, que se utilizó ahora como paramento de una de las caras del campanario. En resumen, nos hallamos ante un edificio de cronología muy avanzada, en el que las estructuras del interior parece denotar aún cierta tradición románica. Sin embargo es muy significativa la morfología del ventanal y de la portada, donde la presencia de las corrientes góticas no deja lugar a dudas, especialmente en la profusa molduración de las dovelas. Por otro lado la rusticidad de la escultura -que contrasta con la calidad arquitectónica- no debe confundirse con arcaísmo, pues se puede apreciar perfectamente el parentesco entre los capiteles de los arcos interiores y los de la portada o del ventanal. Así pues estamos ante un edificio que pudiera llamarse de transición, pero en el que las influencias góticas son de mayor peso que las románicas. Tal es así que la fecha de su construcción puede establecerse hacia el segundo cuarto del siglo XIII, e incluso ya en los años centrales de la centuria. En su interior se guarda una pila bautismal tallada en piedra caliza, en forma de copa, aunque ha perdido el pie original. El vaso es hemisférico, liso, con estrecho bocel recorriendo el labio, formando parte de una tipología de tradición románica, pero que en este caso perfectamente puede ser contemporánea de la construcción del templo.