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Capitel en el interior con marca de cantero o grafito

Identificador
49148_01_035
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 47' 57.53" , -5º 52' 9.74"
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Miguel Arcángel

Localidad
Moreruela de Tábara
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL de Moreruela de Tábara es un edificio de planta basilical y tres naves, un tercio más ancha la central y cubierta con armadura tras la restauración de 1994, que eliminó las anteriores bóvedas de arista, en ladrillo. Sus muros se levantan en aparejo de sillarejo y mampostería, reservándose la piedra sillar -tallada a hacha- para los pilares de las naves. La estructura del templo románico fue notablemente transformada en el siglo XVIII, momento en el que se añadió la torre a los pies (1786) y se reformó la cabecera, que para Ramos de Castro conservaría parte de los primitivos testeros, aunque muy removidos. En concreto, en el muro exterior de la capilla central se reutilizó -remontándolo- un bello óculo románico, de celosía compuesta por ocho arquillos radiados de roscas ornadas con bezantes, extradosado por bocel entre mediascañas. Junto a esta pieza, en el desordenado aparejo de este muro, aparecen otros fragmentos esculpidos pertenecientes al edificio altomedieval. Estas reformas dieciochescas alteraron interiormente el espacio primitivo, unificándose el de los dos tramos orientales y el correspondiente a los ábsides en la actual cabecera -todos sobre pilares hasta completar los siete que intuía Gómez-Moreno, hecho ratificado por la reciente excavación-, con dos amplios arcos form e ros de medio punto, ceñidos perpendicularmente en su centro por otro diafragma de perfil rebajado. El empuje lateral de estos formeros es contrarrestado por los responsiones escalonados del testero . Restan pues del primitivo edificio los cuatro tramos más occidentales de sus naves, separados por pilares cúbicos y formeros apuntados, que hacia el cierre de los pies reposan en ménsulas de rollos. Recibiría la iglesia una solución de cubierta del tipo de la actual, fruto de la reciente restauración: parhilera en la nave y cubierta a un agua en las colaterales. Lamentablemente, debido al repetido uso como necrópolis de la zona oriental, la intervención arqueológica no pudo discernir la estructura original de la cabecera. Llama en primer lugar la atención la sección cuadrada con baquetones a modo de columnillas en sus aristas de los pilares, sobre basamento moldurado con un bocelillo y encapitelados de modo desigual, como si la decoración prevista no hubiese sido concluida. La mayoría presentan así el remate liso, simplemente insinuando el capitel correspondiente a las columnillas angulares con una incisión, bajo cimacio de simple chaflán; otros muestran motivos vegetales a base de acantos de nervio central perlado rematados por volutas anilladas, y grandes palmetas avolutadas. Sólo el coronamiento del pilar más oriental de la nave del evangelio muestra motivos figurativos, con dos mascarones en los ángulos: uno de rasgos grotescos de tipo negroide, grandes y puntiagudas orejas, cabello ensortijado, nariz chata y boca rugiente; y el otro un hierático y barbado busto masculino. Entre ellos aparece una figura masculina con las manos unidas sobre el vientre que parece emerger de un fondo de ondas. Los cimacios, como dijimos, se molduran con un simple bisel, aunque en los pilares más ornamentados reciben motivos de cadenetas y círculos entrelazados, todos ellos perlados. De las dos portadas que posee el edificio sólo la septentrional es contemporánea de la fábrica románica. Abierta en el espesor del muro, se compone de arco y dos arquivoltas lisas y netamente apuntadas, sobre jambas escalonadas rematadas por imposta de listel, bocel y nacela. De la iluminación original sólo restan dos vanos en los muros norte y sur, estrechas saeteras abocinadas al interior. En definitiva, la iglesia románica aparece como obra tardía, de los años finales del siglo XII o más bien los iniciales del XIII, fruto de la actividad de un taller que, a juicio de Gómez-Moreno, trabajaba “en la vecina y homónima abadía” cisterciense. Durante la excavación de 1993 y entre otros materiales, se descubrió una matriz de sello con un Calvario y la leyenda + XRS S B MARTINI CKI ÇAMOREN IAS, que parece datar de los siglo XIII-XIV. Similar cronología podemos atribuir a la pila bautismal de copa semiesférica labrada en granito, de 1,08 x 0,70 m, decorada con gallones y una cruz de brazos iguales. La ya gótica ermita de la Virgen de la Carballeda de Rionegro del Puente mantiene, en su división tripartita de las naves sobre pilares cúbicos con baquetones en los ángulos, recuerdos muy retardatarios (siglos XIV-XV, como opina Gómez-Moreno) de la disposición vista en Moreruela de Tábara. La arruinada iglesia parroquial de Rionegro, situada en la zona alta del caserío y hoy transformada en cementerio, conserva retazos de su muro románico, con simples canecillos. Es muy posible que este templo se levante sobre un primitivo edificio altomedieval, pues abundan en sus muros los vestigios escultóricos reutilizados de tal progenie, básicamente impostas y sillares con bandas de tetrapétalas, cadenetas de entrelazo, ruedas helicoidales, rosetas inscritas en estrellas y clípeos con los clásicos junquillos sogueados, bandas de zarcillos y pámpanos, etc., todas talladas a bisel. Entre todas ellas destaca una ventana con celosía, de 1,13 x 0,63 x 0,10 m, conservada en la capilla de 1830 que se abrió al norte de la cabecera. Cerraba un vano coronado por arco de medio punto, decorándose con una orla de tallos ondulados que acogen racimos y volutas, dividiéndose la celosía en un nivel inferior con tres pilastrillas y un rosetón superior. Su estirpe asturiana, o de modo más genérico altomedieval, la relaciona también con piezas procedentes de Cañizal y Ayóo de Vidriales.