EL TEMPLO, que actúa como parroquia en la localidad de Peñalver, guarda en su interior la pila bautismal románica que en origen se encontraría en la antigua iglesia de Nuestra Señora de la Zarza, hoy convertida en toril de fiestas patronales. La iglesia, de traza moderna, fue construida en el primer cuarto del siglo XVI distribuyéndose en tres naves, una principal y dos más estrechas en los laterales, sobresaliendo de todo el conjunto el retablo mayor, obra del siglo XVI atribuida al Maestro de la Ventosilla. Junto al altar, en lado de la epístola, se encuentra la pila bautismal que tiene copa semiesférica y se asienta sobre una basa muy desarrollada que incluye varios niveles en su toro, escocia, filete y plinto. La copa está ornamentada en un borde superior con dos líneas de baquetones lisos que juegan con su tamaño para crear el ornamento. Bajo ellas se dispone una greca que recorre todo el perímetro, formada por 27 arcos de medio punto entrecruzados. Sobre la cara frontal de los arcos hay decoración de pequeñas perlas, motivo original en Guadalajara en cuanto a pilas bautismales, aunque lo podemos ver en portadas como la de San Bartolomé, iglesia atencina. Entre los arcos se disponen aristas verticales que rompen la cenefa de arcos. Bajo la greca se disponen veintiún gallones rehundidos mínimamente, los cuales están enmarcados por arcos de medio punto. Éstos dan lugar a delgadas columnas en las que el autor ha querido significar unos pequeños capiteles. Gallones y arcadas convergen en la base de la copa. Los motivos ornamentales de esta pila nos recuerdan a otros testimonios de la provincia. La greca de arcos entrecruzados la vemos en pueblos como Villarejo de Medina. Fuera del ámbito guadalajareño esta decoración es numerosa en la provincia de Soria, con ejemplos como Narros, Ventosa de la Sierra o Pobar.