Identificador
47000_0071
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 39' 13.64'' , -4º 43' 23.13''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Valladolid
Municipio
Valladolid
Provincia
Valladolid
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
SE LEVANTA Y LA IGLESIA DE SANTA MARÍA de la Antigua en un solar ubicado al Norte de la Catedral herreriana y de las ruinas de la Colegiata de Santa María la Mayor, fuera del perímetro que ocupó el primer recinto amurallado de la población. Desde la Calle Arzobispo Gandásegui, atravesando una zona ajardinada presidida por una cruz procesional de piedra, llegamos a su portada principal. Disfrutaremos de unas inmejorables perspectivas del templo y de su bella torre románica girando en el sentido de las agujas del reloj por las calles Magaña, Solanilla y Antigua. Si pudiéramos regresar al Valladolid de la Edad Media, nos encontraríamos en el extremo Este de la población y deberíamos tener cuidado de no caer a las aguas del brazo Norte del Río Esgueva, que discurría por la Calle Marqués del Duero, pasaba bajo el puente de la Calle Esgueva, giraba hacia la derecha por la Calle Solanilla, volvía hacia la izquierda para pasar bajo un puente situado al Oeste de la Iglesia que estudiamos y continuaba por la Calle Magaña hacia la Plaza del Portugalete. La primera noticia documental que nos habla de la existencia de la Iglesia de Santa María de la Antigua, data del 17 de agosto de 1177. Se trata de un acuerdo firmado entre el abad de la Colegiata y los miembros de su Cabildo, para determinar cuáles eran los bienes y rentas que correspondían a cada parte interesada. El abad decidió reservarse para sí todas las rentas de Sancte Marie Antique. A la vista de estos datos es posible admitir la posibilidad de que los miembros del Cabildo de la Colegiata se alojaran en Santa María de la Antigua mientras proseguían las obras de la vecina Iglesia Colegial y sus dependencias. Esta situación debió prolongarse hasta que en 1095 fue consagrada la segunda. En este caso la Iglesia de Santa María la Antigua haría honor a su calificativo y su construcción sería anterior a la llegada del conde Pero Ansúrez. Asegura Sangrador que éste construyó su Palacio a "extramuros de la villa", en el lugar donde más tarde estuvo situado el desaparecido Hospital de Santa María de la Calle Esgueva. Podríamos deducir que, después de la consagración de la Colegiata, bien pudo el Conde utilizar la Iglesia de Santa María de la Antigua como capilla palatina, según piensa Castán. Durante el siglo XII esta iglesia, convertida ya en rica parroquia en torno a la cual Rucquoi sitúa a canónigos y oficiales reales, ve aumentar sus bienes de forma considerable. De ahí que cuando el abad decida repartir los ingresos entre su propia "mesa" y la capitular (1177) se reserve para sí las oblaciones hechas en esta iglesia, sin duda las más sustanciosas. El interés del abad se manifestará varias veces más a lo largo del siglo XIII, en el que Mañueco recoge importantes donaciones al templo, destacando la fundación de capellanías y el incremento de los bienes inmuebles de la parroquia (tierras, bodegas...). Es también en este siglo cuando Castán data la construcción de un pórtico en el lado Norte y una torre, que sin embargo García Guinea fecha en torno a 1180, por su parecido con la de Cervatos. La extraña ubicación del pórtico –su lado habitual es el Sur– posiblemente se debiera a la presencia del cauce antiguo del río, que discurría frente a la entrada del templo. Pero el cuerpo de la iglesia, quizá afectados sus cimientos por la acción del agua cercana, fue rehecho en el siglo XIV, con tres naves y triple cabecera (estructura románica), pero con elementos constructivos góticos. Ya en aquel momento atendía el cementerio parroquial a la piadosa función de acoger a los difuntos pobres del cercano hospital de Esgueva, encargo que cumplió hasta la desaparición del camposanto en 1811. Las reformas fueron sucediéndose posteriormente: en 1494 se reformó la portada Sur, y en 1512 se reparó la tribuna del coro. Declarado Monumento Nacional en 1897, fue preciso restaurar torre y pórtico. Las inundaciones contribuyeron –hasta la desviación del cauce del Esgueva– a su degradación, de tal modo que en 1900 hubo que desmontar todo el edificio –salvo la cabecera–, durando su reparación hasta los años 20. Existió pues antes del actual un pequeño templo del que desconocemos cualquier dato. Suponemos que fue levantado en el siglo XI, o aún antes, pues cabe la posibilidad de que se tratase de una edificación visigótica o mozárabe. Durante el primer cuarto del siglo XIII se construye en su extremo occidental una torre románica, a la vez que se añade un pórtico exterior con arquerías en el muro Norte, delante del cauce del Esgueva. Es posible que en este momento fuese construido un nuevo templo románico que sustituyó al primitivo. Parece que esta segunda iglesia, si es que llegó a existir, fue derribada en el siglo XIV para levantar el templo gótico de tres naves y tres ábsides que, muy restaurado, ha llegado hasta nosotros. El resto románico más sobresaliente es la torre, de bellísimas proporciones y esbelta estampa, que se ha conservado en toda su integridad. Debió ser construida a comienzos del siglo XIII, conforme al vecino modelo de la torre románica de la Colegiata, hoy desmochada, que había sido levantada durante los primeros años del siglo XII. El tipo de decoración apunta a un posible origen francés, llegado a Castilla a través del Camino de Santiago. Alcanzó el modelo vallisoletano rápida difusión, como puede verse en las torres de San Salvador de Simancas, San Esteban de Segovia, Santa Eulalia de Paredes de Nava o Torremormojón (Palencia). La torre de Santa María de la Antigua es cuadrangular en planta y su eje aparece ligeramente desviado hacia el Norte con respecto al de la Iglesia. Exteriormente está dividida en cuatro cuerpos, separados por impostas de ajedrezado de tres filas de tacos y articulados con gran perfección según los criterios estéticos del románico tardío. Como en el caso de la torre - pórtico de la Colegiata, el cuerpo inferior de la torre de la Antigua, que casi dobla en altura a los demás, está dividido en dos pisos. El bajo está cubierto interiormente con una bóveda de cañón apuntado, que apoya en un alto zócalo de piedra. En el muro occidental no hay rastros de aberturas cegadas que delaten la existencia de un antiguo pórtico de entrada desde el exterior. A cada lado hay un vano en aspillera. Hacia la Iglesia sí existe un pequeño vestíbulo de menor altura, cubierto con una bóveda de cañón apuntado que apoya directamente en el suelo. Por fin llegamos a la portada que comunica con la Iglesia. Muestra arco apuntado doblado, con impostas de nacela y jambas sin decoración alguna. A su izquierda está la puerta de acceso a la escalera de caracol que sube hasta el coro alto de los pies del templo gótico. El segundo piso de este primer cuerpo se cubre con bóveda de cañón. En el muro occidental se abre una ventana con arco de medio punto y luz muy estrecha, como en aspillera, abocinada al interior. Por fuera se compone de doble arco abocinado, extradós de cabezas de clavo y jambas con dos columnillas sobre plintos cuadrados y capiteles decorados con motivos vegetales. Este segundo piso se amplía hacia el sur en sección circular, para dar cabida a la escalera de caracol que asciende desde el coro alto de los pies de la Iglesia hasta esta parte de la torre. La subida se ilumina débilmente con una aspillera. La portada del coro que sirve de acceso a la escalera se compone con arco de medio punto doblado y ligeramente apuntado, fustes sobre basas áticas con garras de tipo cisterciense y capiteles decorados con hojas y piñas. Separado del inferior mediante una línea de imposta lisa, el segundo cuerpo tiene en cada uno de sus frentes una ventana geminada con arcos de medio punto de rosca moldurada e intradós ajedrezado. Por encima va una chambrana lisa con intradós también ajedrezado. El mainel está formado por una columna central con cimacio de taqueado. Rodea los cuatro lados de la torre una línea de imposta que subdivide el cuerpo y está decorada con ajedrezado, la cual se interrumpe sobre el capitel de las dos columnas laterales de cada vano, haciendo las veces de cimacio. Los ángulos aparecen ligeramente retranqueados para acoger dos columnas superpuestas, separadas por esa línea de imposta taqueada que subdivide el cuerpo en dos partes. Todos los capiteles, tanto los de las ventanas como los angulares, llevan decoración vegetal de cogollos con poco resalte, excepto uno de ellos, que lleva talladas aspas o cabezas de clavo. Impostas taqueadas separan el tercer cuerpo de los que limitan con él. Se repite el sistema decorativo del segundo, pero en este caso son tres las ventanas de cada frente. El intradós de los arcos muestra decoración de cabezas de clavo. Las chambranas externas son lisas, afirmadas por dos pequeños baquetones, pero su intradós está decorado con cabezas de clavo. Los dos parteluces muestran columnas pareadas con cimacio ajedrezado. Hay otra columna más a cada lado. Los capiteles están decorados con motivos vegetales de poco resalte. Estas columnas y las de los ángulos de la torre, llevan fustes con dos anillos centrales, rasgo que delata el carácter tardío del estilo decorativo. Las columnas angulares situadas por encima de la línea de imposta intermedia presentan, en cambio, fustes lisos. El último cuerpo, individualizado también mediante impostas –ajedrezada la inferior y de cabezas de clavo la que sirve de cornisa–, presenta en cada frente una ventana geminada de mayor luz que las del segundo cuerpo. El parteluz lleva adosadas dos columnas pareadas. También fue decorada con cabezas de clavo la línea de imposta intermedia. Remata la torre un chapitel piramidal bastante apuntado, cuyas aristas denotan una ligera convexidad. Exteriormente se cubre con tejas piramidales de barro cocido, sujetas con argamasa de cal y dispuestas al modo de escamas de pescado. Este remate oculta dos cúpulas superpuestas construidas a base de cantos rodados y trozos de caliza, prensados y aglomerados con argamasa de cal. Apoya la inferior en la torre, razón por la cual tiene base troncocónica y casi termina en una semiesfera. La cúpula superior tiene la misma forma, pero es mucho más apuntada. Ambas están reforzadas mediante tirantes metálicos cruzados. El pórtico septentrional, construido como la torre a comienzos del siglo XIII, fue restaurado en exceso a comienzos de siglo XX. A pesar de ello sufre hoy un progresivo deterioro causado por los inevitables agentes contaminantes. Tiene acusada relación formal con el del también vallisoletano monasterio de Valbuena. Está organizado mediante tres tramos separados por cuatro contrafuertes. Hay cinco arcos en cada tramo, pero sólo cuatro en el del lado de poniente. Son de medio punto, con salmer común. La parte inferior de las roscas muestran dos molduras lisas y el intradós de las chambranas se decora con cabezas de punta. Los soportes están formados por tres columnas dispuestas en perpendicular con respecto al muro, de cimacio común, fustes unidos entre sí, basas áticas también unidas y plintos de una pieza. Los capiteles son lisos y prismáticos, a excepción de los del tramo occidental, que muestran algunos motivos vegetales esculpidos, hoy muy deteriorados. Apoyan los arcos sobre un elevado zócalo de sillería, con un poyo corrido debajo. La cornisa que remata el pórtico está soportada por canecillos lisos con perfil en cuarto de bocel. En el hastial de poniente del nártex se abre la portada de ingreso, que parece haber sufrido una excesiva restauración. Fue compuesta de manera similar a los huecos de la arquería, con arco de medio punto, chambrana de taqueado y tres columnas unidas en cada jamba. Por encima puede verse un pequeño rosetón formado por doce arquillos, que Felipe Heras relaciona con ejemplos de mucho mayor tamaño existentes en Santo Domingo de Soria, refectorio del monasterio de Huerta y monasterio de las Huelgas de Burgos. El remate en piñón de este hastial es un invento de los restauradores de comienzos del siglo XX. El hastial contrario muestra una puerta de ingreso de arco apuntado, rosca con baquetones lisos y trasdós de cabezas de clavo. Dentro del pórtico, en el centro del muro, encontramos la puerta de acceso al templo, que es adintelada y lleva lóbulos en la parte superior de las jambas. Siempre es interesante añadir un dato curioso recogido por Matías Sangrador en 1854: "Delante de la puerta principal de esta Iglesia estuvo antiguamente el cementerio donde se daba sepultura a todos los pobres que morían en la parroquia. En el calepino de D. Pedro Salas, en la palabra hazeldemia, se dice que su tierra tenía la propiedad de consumir los cuerpos en veinticuatro horas, y lo mismo dice Quevedo en sus obras festivas ["El Buscón"] hablando de este cementerio; mas yo no he visto documento alguno que justifique lo que dicen estos escritores". Antolínez dibujó en 1756 un alzado de la Iglesia de la Antigua donde puede verse el desaparecido cementerio. La cruz de piedra que lo preside es la que hoy se encuentra ante la puerta principal del templo. Existen algunos restos escultóricos de estilo cisterciense en el muro septentrional del ábside del Evangelio. Se trata de un nicho, rematado en arco ojival, cuya rosca se adorna con dientes de sierra y hojas de palmeta talladas a bisel. Hay restos de otro arco similar algo más arriba.