ES UNA IGLESIA QUE FUE ROMÁNICA. Hoy no existe más que la puerta de entrada, con arquivoltas de baquetones lisos y medias cañas en arco apuntado. El resto de la iglesia es posterior, con bóvedas góticas, de una sola nave, aunque en la cabecera cuadrada y alta, aún conserva la tradición románica de canecillos tallados en cuarto de bocel, sin ninguna decoración, que sostienen una cornisa de avanzada cronología. La existencia de otra iglesia puede asegurarse, por existir en su testero exterior las huellas de dos ventanas de medio punto que más tarde fueron tapiadas. En lo que ahora es baptisterio, a los pies de la iglesia, se conserva bóveda de medio cañón, que debió de pertenecer a la vieja fábrica. No existe más en esta iglesia que sea románico. La pila bautismal también puede asignarse a esta época, con “dientes de lobo” en dos filas, separadas por sogueado. Está colocada sobre gran basa cilíndrica que sostiene un tambor también cilíndrico. La forma de la copa es casi de una total semiesfera. Tiene un parecido bastante próximo a otras pilas de Valderredible como las de Villaescusa de Ebro, Ruijas, Quintanilla de An, etc., todas ellas a base de talla de “dientes de lobo” en dos filas superpuestas sobre líneas poco resaltadas de baquetón sogueado. Mide esta de Espinosa 99 cm de diámetro; anchura del borde, 17 cm. Altura general, con basas: 100 cm. Altura sólo de la cuba, 60 cm. Una señal del basamento cilíndrico debajo del coro hace suponer que en otro tiempo la pila no tenía el emplazamiento actual. Existe además, en el interior de la iglesia, otra pila, esta vez benditera, de gallones excisos, y borde de bocel. Tiene forma troncocónica y apoya sobre basamentos prismáticos. Mide 53 cm de diámetro, con una altura de la cuba de 48 cm. El pie tiene 46 cm y la anchura del borde 5 cm. La torre actual de la iglesia, prismática, de cinco cuerpos, también tiene síntomas de actuaciones sucesivas en ella. Es de mampostería, salvo esquinales y vanos. De hecho, toda la iglesia de Espinosa de Bricia viene a mostrarnos el auge que las devociones y prácticas religiosas tuvieron durante los siglos de la contrarreforma, y el indudable poder religioso y económico de la iglesia.