La iglesia de San Tirso es una construcción llevada a cabo con posterioridad a la Edad Media, en la que el único elemento que puede remontarse a la época que nos interesa es la portada, abierta en el muro sur de la nave, a ras de muro. Consta de tres arquivoltas apuntadas, la interior lisa y las dos exteriores con un bocel recorriendo las aristas, todo lo cual se trasdosaba con una chambrana que ha sido repicada. Los apoyos están constituidos por pilastras escalonadas, sencillas, con los ángulos biselados y rematadas en impostas de listel y chaflán. Sin duda su imagen hace pensar ya en la llegada de las corrientes góticas, aunque el trabajo de la piedra sigue mostrando las tradicionales marcas de hacha, por todo lo cual podemos encuadrarla en las primeras décadas del siglo XIII, pero quizá no antes de 1220. Garbiñe Bilbao incluye la pila bautismal -un sencillo vaso decorado con una cruz patada dentro de medallón-, en el período románico, pero esta cronología nos parece sumamente dudosa.