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Epitafio de Pelayo y Antonino (sillar desaparecido)

Identificador
24839_01_012
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 51' 6.97" , -5º 32' 28.17"
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Mamés de Llaneces

Localidad
Orzonaga
Municipio
Matallana de Torío
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN MAMÉS del antiguo poblado medieval de Llaneces, en término de Orzonaga, es actualmente una ermita ruinosa y de compleja localización. Desde el Barrio Alto de Orzonaga debemos seguir el camino rural que conduce a Llombera. Tomaremos como punto de referencia las abandonadas instalaciones de una mina de caolín que se alzan a la vera de este camino para abandonarlo unos 15 m pasadas éstas por una senda que parte en dirección suroeste, impracticable en vehículo. La senda es atravesada por el arroyo de la Portilla, cuyas aguas pueden servirnos de guía, ya que discurren literalmente lamiendo el muro norte de la ermita. Cuando el camino se diluye y bifurca divisaremos, a mano derecha y en uno de los escasos llanos de la zona, las ruinas de San Mamés, único testimonio junto a algunos aislados paredones del despoblado de Llaneces. Figura Llaneces (Xaneces) como tal población en el Becerro de Presentaciones de la catedral de León, dentro del arciprestazgo de Torío o de Cervera, con su iglesia de San Mamés, de la cual se dice que es de “fiiosdalgo” y que “da vn sueldo al arçediano por olio; e non faz otro foro, sinon en pedido o en la iantar del obispo” (fol. 14v). En el Becerro de San Isidoro, del siglo XVI, volvemos a encontrar citado Llaneces formando parte de Cervera y ya como “despoblado”. La incorporación de Llaneces a las propiedades de San Isidoro pudo realizarse a mediados del siglo XV puesto que no figura en la copia que se hizo del Becerro en dicho siglo. En el archivo de San Isidoro de León se recogen ciertos pleitos entre el convento y el concejo de Orzonaga por considerarse ambos con derecho a su propiedad. El litigio finaliza con sentencia a favor de la canónica, puesto que ésta probó su propiedad sobre el término. Sin embargo, los vecinos de Orzonaga conserv a ron el derecho “de pacer con todos sus ganados mayores e menores de dia e noche en el término de Llanezas. En esta manera: en los prados de guadaña después de segada la yerva, hasta tanto que se cotee, y en todos los demas del dicho término e monte en todo el tiempo del año”, e igualmente podrían “cortar leña en el dicho término” (fol. 80), según dice la sentencia dada en Valladolid a 17 de octubre de 1559. Un año más tard e y tras nueva reclamación, perdieron los vecinos de Orzonaga todos los derechos de explotación de montes y pastos, ya que San Isidoro alegó que era de su absoluta propiedad y que el derecho de “pacer e rozar avia sido y hera rrazón de arrendamiento” (fol. 82). Así pues, entre el siglo XIII y el XVI se produjo el despoblamiento de Llaneces, sin conocer claramente las causas, incorporándose su propiedad a San Isidoro por la donación de un tal Pelai Xuarez, que bien podría estar relacionado con los “fijosdalgos” que en el siglo XIV eran los propietarios de la iglesia de Xaneces. Desde el siglo XV hasta al XIX el término fue propiedad isidoriana y de esta época se conserva abundante documentación donde aparece este término y por ello sabemos que “se compone de tierras, prados, pasto y rozo” y era explotado por San Isidoro mediante arrendamiento a los vecinos de Orzonaga. La ermita de San Mamés se encuentra en una zona llana, en la ladera de un monte, área húmeda rodeada de abundante vegetación, hasta el punto que paralelo al muro norte de la iglesia discurre el arroyo de la Portilla. Es un edificio de reducidas dimensiones, con una sola nave y cabecera orientada de testero plano. La nave posee unos 7 m de largo x 4 m de ancho y remata con una cabecera cuadrangular de 3,5 m x 3 m, el conjunto levantado en mampostería caliza y sillarejo en la cabecera. Sorprende el inusitado espesor de los muros de la nave, de casi 1,5 m, lo que hacía innecesaria la presencia de contrafuertes para contrarrestar los empujes de la bóveda de cañón que la cubría, bóveda hoy en día completamente derruida y de la que restan sus riñones. Sabemos que era de cañón y que estaba construida en piedra toba, material éste que abunda en la zona según la documentación medieval encontrada. La portada, abierta en el muro sur y adintelada, responde la reforma moderna (ss. XVI-XVII) responsable del aspecto actual de la nave. El elemento más destacable, y el único netamente románico, es la cabecera, a la que se accede desde la nave por un angosto arco triunfal de medio punto y doblado. Pese al derrumbe de parte de la estructura acontecido entre 1991 y 1994, conserva el ábside parte de la bóveda de cañón que lo cubría, en estado de inminente desplome, y recibía luz por la ventana rasgada abierta en el eje, abocinada al interior y cerrada por un arco de medio punto, ventana hoy disgregada al haberse desplomado el testero. Otro vano adintelado se abrió en época posterior en el muro meridional de la cabecera. Bajo los aleros con perfil de nacela de la cabecera se conserva parte de los 14 modillones, de fina factura, que ornan su perfil de nacela con cuatro rollos y decoración de dientes de sierra. En la jamba del lado del evangelio del triunfal se grabó una tetrapétala inscrita en un clípeo, y en la clave del arco exterior una incisa simple cruz griega patada. En un sillar del ángulo sureste de la cabecera, actualmente desaparecido (probablemente se encuentre entre los escombros del ábside) se grabó, bajo una roseta hexapétala inscrita en un clípeo dentado, un texto epigráfico en dos líneas, cuya compleja transcripción sería: hEC SV(n)T TMLE PETRE q(ies)S(cit?) PELAGI / ANTONINI, es decir, “Aquí están las tumbas de piedra (donde reposan?) Pelayo / (y) Antonino”. En su desgraciado destino, esta ermita parece hermanarse con la de San Juan anteriormente descrita, pues el estado de ruina se ha acelerado en la última década, hasta el punto de peligrar incluso la memoria del lugar, y ello pese a los voluntariosos y desinteresados esfuerzos de la asociaciones Promonumenta y El Fayedo, quienes periódicamente acometen la limpieza del conjunto.