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Vista general de Sant Julià de Ceuró

Identificador
25064_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.019500, 1.373830
Idioma
Autor
Meritxell Niña Jové
Antoni Martín Monclús
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Julià de Ceuró

Localidad
Ceuró
Municipio
Castellar de la Ribera
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Julià de Ceuró

Descripción

CASTELLAR DE LA RIBERA

Iglesia de Sant Julià de Ceuró

La antigua parroquia de Ceuró se halla al Oeste del término de Castellar de la Ribera, en lo alto de una cresta situada al Sur de la Ribera Salada. Se accede tras recorrer 1,6 km por una pista señalizada y asfaltada que hay que tomar a mano derecha –si se llega desde Lleida–, justo después del punto kilométrico 89 de la carretera C-26, cruzando la mencionada Ribera Salada y pasando por el lado de una gravera.

 

La primera mención documental del lugar de Ceuró, citado como Ozro, figura en la copia del siglo xi de los censos de 839 de Santa Maria de La Seu d’Urgell. En 1061 ya se aluda a la iglesia de Sant Julià en una venta de terrenos. En 1094 Ermessèn legó a la iglesia una viña y parte de un huerto. La familia Miró debió de ostentar el señorío del lugar, al menos entre finales del siglo xi y principios del xii, puesto que Ermessèn, miembro de la mencionada familia, cedió en 1100 la iglesia de Sant Julià, con todos los clérigos que vivían en la comunidad, a Santa Maria de Solsona. En 1102, el conde de Urgell efectuó la donación al monasterio de Solsona de la iglesia de Sant Julià de Ouró, con todas sus posesiones y las sufragáneas de su término y las que pudieran serlo en adelante. En una bula de 1150 emitida por el papa Eugenio III se menciona la iglesia de Ceuró, al igual que en la segunda consagración de la iglesia de Santa Maria de Solsona, en la bula del papa Alejandro III a Bernat de Pampe en 1180 y, finalmente, en la bula de 1188 de Clemente III.

 

Aunque ha sido objeto de notables modificaciones estructurales, la iglesia de Sant Julià conserva elementos de la primitiva construcción románica, especialmente ostensibles en el ábside y los muros externos. El templo está constituido por una sola nave y un ábside semicircular, cuerpos que internamente se separan con un arco triunfal de medio punto. El ábside se asienta sobre un podio que acaba en una arista muy marcada al Oeste, adoptando una morfología similar a la proa de un barco. Encima de este podio la cabecera de la iglesia descansa sobre un zócalo de unos 50 cm de altura, compuesto por tres hiladas de sillares. Uno de los aspectos más interesantes de este edificio es su decoración mural, realizada a base de arquillos ciegos dispuestos por parejas en los entrepaños delimitados por las lesenas. La regularidad que caracteriza al paramento absidal, contrasta con lo que se observa en los lienzos laterales, en los que algunos entrepaños, que tienen anchuras diversas, cuentan con uno o tres arquillos. Se conservan dos de las ventanas originales de este edificio, ambas de arco de medio punto adovelado y de doble derrame. La primera de ellas se localiza en el centro del ábside y, la segunda, en el muro meridional de la nave. Por su lado, la puerta se sitúa en la fachada occidental, si bien esta parte del templo corresponde a una etapa constructiva posterior, aunque es plausible pensar que podría estar en donde se ubicaba la entrada primigenia. Efectivamente, la fachada fue rehecha tras los desperfectos causados por un rayo en 1905. También fue modificada la cubierta de la nave, que en la actualidad presenta bóvedas cuatripartitas. Por la parte externa, es manifiesto, así mismo, el añadido con el que se sobrealzó el edificio, y que eleva notablemente su altura primitiva, que parece que fue la que marca el lado este de la nave. Finalmente, como transformación relevante, hay que mencionar la presencia de un cuerpo adosado al muro sur, que lo cubre en gran parte, y que se abrió a la nave mediante un gran arco. Esta parte del edificio fue recuperada en la restauración antes mencionada, por lo que ahora se puede contemplar parte del muro románico que había permanecido oculto durante largo tiempo a consecuencia de la acumulación de escombros.

 

En una restauración efectuada en la década de los 2000 se descubrieron los restos de unas pinturas murales románicas en el ábside, en las que parece dibujarse un Cristo en majestad, que por el momento están pendientes de un estudio en profundidad.

 

Los elementos arquitectónicos y decorativos de este templo, así como las noticias documentales que hacen referencia al mismo, podrían indicar que la construcción fue realizada en el siglo xi.

 

Texto: Meritxell Niña Jovè - Fotos: Antoni Martín Monclús/ Meritxell Niña Jovè - Planos: Antoni Martín Monclús

 

 

Bibliografía

 

Bach i Riu, A., 1995, p. 60-61; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 88-89; Llorens i Solé, A., 1986, p. 419; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1979, pp. 229-232.