Pasar al contenido principal
x

Vista desde el sureste

Identificador
09556_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 56' 43.10'' , - 3º 34' 49.39''
Idioma
Autor
María José Martínez Martínez,María Isabel Quijada Hernando
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Vicente

Localidad
Quintanilla-Socigüenza
Municipio
Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ES UN EDIFICIO LEVANTADO en sillería y sillarejo, de una sola nave, con cabecera cuadrada, fruto de diversas fases constructivas. Del período románico sólo queda al exterior un sector del muro meridional que coincide con el primer tramo de la nave. Tiene abierta sobre el mismo una ventana formada por un arco de medio punto ligeramente abocinado, con perfil de tres cavetos, apoyado en dos columnillas. El capitel occidental centra su decoración en la mitad superior, formada por toscas hojas vueltas sobre sí mismas y rematadas en una bola, con ábaco de dados de los que arrancan dos caulículos. El collarino está muy desarrollado y da paso a un fuste monolítico con basa de plinto y toro-escocia-toro. La otra cesta, de menor altura que la anterior, está formada por finísimas molduras con f o rma de arquerías de medio punto que albergan hojas en los ángulos, coronadas por bolas que han desaparecido; la columna repite las mismas características de su compañera. Las diferencias de formato que muestran los capiteles nos hace pensar que es una ventana completamente remontada, utilizando incluso piezas procedentes de diferentes estructuras; además, no cabe duda de que en origen no acogía un vano tan amplio, sino tan sólo una saetera. En el interior del templo se conserva el arco triunfal -aunque Pérez Carmona supone que toda la cabecera es románica-, formado por arco doblado de medio punto, muy peraltado. En el lado meridional apoya en un cimacio decorado con roleos vegetales que salen de los ojos de dos felinos, situados uno en cada ángulo. Por su parte, la cesta del capitel está decorada con dos sirenas de doble cola dispuestas en las esquinas, que peinan el cabello con raya en medio y lo recogen en dos coletas atadas con tres cintas horizontales, mientras que se agarran las colas con las manos. En la parte superior se aprecian tres dados, uno por cara, flanqueados por pequeños caulículos. En el dado de la cara central se halla una inscripción de difícil interpretación, con una serie de letras capitales, angulosas, de grafía visigótica, dispuestas en dos renglones cuyo orden de lectura no está nada claro: MAO TIN C En realidad la C se encuentra entre las dos líneas y se dispone tumbada, como un pequeño arquillo. Los soportes de esta cesta están formados por un medio fuste adosado a pilastra, con basas compuestas por plinto y toro-escocia-toro acompañados de bolas, todo ello sobre un bancal. La columna septentrional remata en un cimacio que muestra una diferencia con el anterior y es que los roleos salen de la boca de los felinos y no de los ojos. En el capitel aparecen ahora dos leones con las cabezas en los ángulos, vueltas hacia el cuerpo, con sendas rosetas sobre las patas delanteras y traseras. Muestran grandes dientes y se ha tallado la melena del cuello en relieve, con agudos mechones, mientras que entre los cuellos flexionados y las patas adelantadas queda un espacio libre donde volvemos a encontrar una inscripción muy similar a la del otro capitel, igualmente en dos renglones pero con alguna diferencia, pues ahora leemos: MA TIN O La O vuelve a ocupar el espacio entre los dos renglones, pero en esta ocasión tal vez podamos interpretar el nombre del artífice de los dos capiteles, un tal Martín o MA(r)TINO. La parte superior de la cesta vuelve a tener dados con caulículos, exceptuando la cara central, en la que arrancan de una bola partida, mientras que el resto de la columna presenta las mismas características que su compañera. No quedan restos de la bóveda original que sin duda cubría la nave, pero sí se ven las dos columnas que sostenían la misma, situadas a uno y otro lado de la actual portada -donde también debió encontrarse la primitiva- y que compartimentarían el espacio al menos en tres tramos. Son de mayor altura que las del arco triunfal, formadas por semicolumnas que se adosan a pilastras, ahora sin capiteles pero seguramente portándolos en origen ya que las molduras que las coronan son modernas. A cada lado de las mismas se conserva una hilera de los sillares primitivos. En este muro meridional la actual portada se corresponde en el interior con un arco de medio punto bastante más alto, quizá un testimonio de la entrada original románica.