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Vista desde el interior del arco de la puerta de la nave principal y modillones

Identificador
47689_01_018
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 12' 40.77'' , -5º 12' 24.51''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Saelices de Mayorga
Municipio
Saelices de Mayorga
Provincia
Valladolid
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
DESDE EL PUNTO DE VISTA del estudio histórico-artístico del románico vallisoletano nos encontramos ante un modesto edificio muy poco conocido, debido a los escasos restos románicos que conserva. Fue Felipe Heras quien, en 1969, ofreció las primeras notas sobre ellos. Sin embargo, desde entonces presenta algunos elementos nuevos, siendo el más importante un epígrafe de fines del siglo XII que informa acerca de una remodelación de la iglesia. Es un templo de dos naves, con cabecera única correspondiente a la nave meridional, que debió ser el núcleo original de la construcción. De esta nave tan sólo conservamos su muro sur, ya que el septentrional debió ser perforado al ampliarse el edificio por ese lado. El conjunto se completa con una torre de sección cuadrada, situada al este de la nave del evangelio y una sacristía de planta rectangular abierta en el muro norte de la misma nave. Teniendo en cuenta lo conservado, es evidente que la actual edificación sufrió importantes transformaciones a lo largo de los siglos. Resultado de ello es la diversidad de materiales que actualmente la conforman: sillería (ábside, muro sur, cuerpos inferiores de la torre), ladrillo (parte superior de la fachada oeste, último cuerpo de la torre, pórtico, cornisas, etc.) y sillarejo (fachada oeste, tercer cuerpo de la torre, etc.). Al exterior el conjunto muestra su heterogeneidad constructiva. En primer lugar el ábside semicircular, totalmente liso, prácticamente sin decoración y con su fábrica muy alterada. En su eje central se observan las señales de una puerta, abierta en 1953, que se volvió a cegar en una fecha indeterminada entre 1969 y 1981. A la derecha la torre, compuesta por tres cuerpos, el último de ellos de ladrillo, individualizados por tres impostas de gola y con acceso tanto desde el exterior como desde el interior. Su piso inferior es en la actualidad el despacho parroquial. Junto al muro meridional se abre una galería pórtico lateral fechado en 1764, según la inscripción que aparece sobre uno de sus arcos, compuesto por una arquería de medio punto sobre pilares. Toda ella es de ladrillo y de la misma longitud que la nave de la epístola. Felipe Heras opina que tal vez esta galería porticada sustituyera a un primitivo pórtico. En el centro del muro se abre una puerta que da acceso al interior. Tapiada en 1953 y vuelta a abrir en la década de 1970, consta de dos arquivoltas de medio punto, de sección recta y sin decoración. Las interiores descansan sobre las jambas, mientras que la externa lo hace sobre pilastras adosadas. Todas ellas voltean a partir de una sencilla imposta achaflanada también sin ornamentación. La cabecera se configura con un hemiciclo absidal cubierto con bóveda de cascarón y un tramo recto presbiterial abovedado con cañón apuntado. Se abre a la nave mediante un arco triunfal de ladrillo apuntado y doblado, sustentado sobre pilastras con impostas. Estas presentan una sencilla decoración esculpida: la meridional con abultados tallos vegetales entrelazados en su frente y palmetas inscritas en círculos, con una máscara monstruosa en los ángulos. Decoración que básicamente se repite en el lado izquierdo, si bien en el vértice aparece tallado un expresivo busto. Ambas naves –de mayor anchura, altura y longitud la septentrional– se cubren con madera, a una vertiente la de la epístola y plana la del lado del evangelio. Están comunicadas entre sí por un gran arco formero de medio punto, también de ladrillo, que se abre en el lugar ocupado por el muro de cierre septentrional de la nave sur. En el ábside todavía son visibles las huellas de vanos cegados reutilizados como hornacinas. Su paramento se divide en dos cuerpos mediante una imposta. Trasladándonos a la nave norte, lo primero que puede constatarse es la existencia en su extremo este de un arco triunfal doblado aparecido hace poco en el curso de trabajos de consolidación que, sin duda, correspondería a un ábside desaparecido. Cegado por el muro occidental de la torre, en la actualidad tan solo una puerta posibilita el acceso desde el interior al piso bajo de esta última, lugar en el que debió ubicarse la primitiva cabecera de esta nave. De hecho también han aparecido sus muros semicirculares hasta una altura aproximada de un metro, situados en un plano más bajo. Por otro lado, en la parte alta del muro de comunicación con la nave meridional se aprecia claramente una hilera de modillones de perfil de nacela que evidencian claramente como, en su día, este muro era de cierre y por lo tanto daba al exterior. En el muro opuesto, el septentrional, en el que también se han puesto al descubierto varios vanos de medio punto a distintas alturas, así como un arcosolio sepulcral, se dispone la entrada a la sacristía a través de un arco de medio punto. Está cubierta mediante bóveda de arista rebajada que se ornamenta con yeserías. Desde ella, y a través de una escalera moderna, se accede al segundo cuerpo de la torre. A partir de éste, en el que se abre una pequeña saetera, el muro aparece perforado por una serie de esbeltos vanos de medio punto. Un análisis de esta modesta construcción indica que, al igual que tantos edificios religiosos del mundo rural, en fechas avanzadas del siglo XII fue ampliado con el añadido de una segunda nave en su lado norte que, por su mayor tamaño, debió convertirse en la principal. La posición de la cornisa existente en el interior del templo no deja lugar a dudas sobre esta secuencia constructiva. Posteriormente, ya en época moderna, la más reciente cabecera fue anulada por la erección de una torre. Afortunadamente un epígrafe recientemente descubierto permite conocer la fecha en la que pudo haberse llevado a cabo esta ampliación. Empotrado en el que fuera muro exterior de la nave norte, hoy formando parte de la sacristía se encuentra un interesante testimonio epigráfico. Concretamente se encuentra en una losa (0’28 x 0’20 m. aproximadamente), junto a la puerta y a una altura aproximada de 1, 65 m. Consta de diez líneas distribuidas en otros tantos campos horizontales de anchura y altura homogénea. Desde un punto de vista paleográfico, presenta los rasgos propios de la letra carolina de la segunda mitad del siglo XII, con unas letras cuadradas y de proporciones muy regulares grabadas mediante surcos profundos. Posiblemente esté descontextualizada, desconociéndose cuál fue su primitiva ubicación, y desgraciadamente incompleta en su parte inferior. Su transcripción, incluidas las abreviaturas, sería la siguiente: ERA :M :CC XX : I: E : OP: H : PERFECTU : ECCLE : (…) : DNICO : POR : NOBILI : (…) PLO : LAPIDA RIO : DMICO : VA LLECO : FACUNDO SCRIBA : REGE : F ERNANDO : (…) N Desarrolladas las abreviaturas el texto quedaría como sigue: ERA M(illesima) CC(ducentesima) XXI E(st) OP(us) H(oc) PERFECTU(m) ECCLE(si)E (…) D(omi)NICO P(ri)OR NOBILI [¿ probable signo de final de línea?] P(re)L(at)O LAPIDA RIO D(o)MI(ni)CO VA LLECO FACUNDO (e)SCRIBA REGE F ERNANDO (…) (I)N... La traducción presenta algunos problemas por existir ciertos signos o letras de difícil comprensión y roturas en la piedra. No obstante y pese a los interrogantes por resolver, la traducción podría ser la siguiente: "En la era 1221 (año 1183) se concluyó la obra de esta iglesia […] siendo el prior Domingo, noble prelado, lapidario Domingo Valleco, Facundo escriba, rey Fernando […] en...". Según se desprende del texto, podríamos concluir que se trata de una "memoria" que recoge una fecha muy concreta (la de 1183) en la que se concluyeron las obras. Desde la perspectiva histórica es preciso destacar que la localidad de Saelices pertenecía al reino y a la diócesis de León prácticamente desde sus inicios y, por tanto, el "rey Fernando" que aparece mencionado no puede ser otro que Fernando II, rey de León (1157-1188), monarca que llevó a cabo hacia 1180 un profundo movimiento repoblador en el interior de su reino. Sea como fuere, esta inscripción adquiere por sí misma un gran valor puesto que es una de las pocas de la segunda mitad del siglo XII que conserva la provincia de Valladolid. Por último hay que señalar que hacia 1950 aparecieron no muy lejos de la fachada norte del templo, en un terreno hoy en día propiedad privada, dos sarcófagos antropomorfos medievales. Aunque no han vuelto a aparecer otros, sería interesante llevar a cabo un excavación arqueológica de la zona que permitiese delimitar el área cementerial al que aluden varios documentos del siglo XI.