LA IGLESIA PARROQUIAL, como el caserío, se asienta en llano, junto al cauce del río Ubierna, flanqueada por las casas. Es un amplio edificio levantado en buena piedra de sillería caliza, formada por triple cabecera absidada, tres naves, con la sacristía al norte y una capilla adosada al mediodía, junto a la cual se halla la portada, dentro de un pórtico. Completa el conjunto la torre cuadrada que se alza a los pies. Aunque no es mucho lo que se conserva de la época que nos ocupa, tiene el interés de permitir una lectura del paso del mundo románico al primer gótico. De hecho la única parte que podemos encuadrar de forma clara en época románica son los fundamentos de la triple cabecera, hasta una altura aproximada de diez hiladas, es decir, hasta el arranque de las ventanas, incluyendo la parte correspondiente de los contrafuertes. Cuando la construcción llegaba a esta altura -no sabemos si mediando un lapso de tiempo de algunos años o simplemente los meses entre una campaña y otra-, la fábrica sufre un cambio que podemos apreciar en la sustitución del instrumental de talla románico por el gótico, es decir, el hacha de filo recto por el trinchante dentado. La iglesia se debió planificar como un gran templo románico, aunque la adaptación a las novedades formales y estéticas fue muy rápida, tal como se aprecia en contrafuertes, ventanales y alero -un friso en el que alternan motivos vegetales con cabezas humanas-, donde aparecen unas tipologías constructivas y unas decoraciones netamente góticas. Lo mismo ocurre en el interior, donde ya nada tiene que ver con lo románico, ni en arquitectura ni en escultura. Realmente carecemos de datos significativos para valorar cronológicamente este proceso de renovación, que donde primero se manifiesta en este entorno geográfico es en el monasterio de Las Huelgas, aunque tal vez, para el caso de Ubierna, podamos cifrarlo a grandes rasgos entre 1220 y 1240. En el contrafuerte del testero del absidiolo del evangelio hay una tosca inscripción ilegible, que más bien parece un grafito de grandes letras, aunque su traza nos parece postmedieval.