LA PARROQUIA DE SAN ANDRÉS se halla en el punto más elevado del caserío, sobre la plazuela central, desde donde parte una escalera abanicada y una rampa de luengos escalones que permite el acceso hasta la fachada meridional. Hacia poniente presenta un fuerte desnivel respecto al nivel de la calle, salvado por un grueso muro de refuerzo. En el costado occidental de la pendiente se han acodado siete estelas discoidales procedentes de la vieja necrópolis cuya cronología rondaría los siglos XII y XIII. La cabecera semicircular se modula en dos niveles por la adición de un recrecido moderno, ambos pautados con sendos aleros de canecillos lisos (el superior enteramente modificado durante la última restauración). El tambor propiamente románico, construido con sillería de la paramera muy erosionada, se alza sobre podium y está perforado por tres aspilleras semicegadas. El tramo del presbiterio tiene planta cuadrangular y conserva sus canecillos del lado meridional donde aún podemos vislumbrar una pieza ornada con barrilillo y otros dos figurados muy erosionados (uno de ellos con aspecto de simio). El ábside se cubre interiormente con bóveda de horno, haciéndolo con cañón el tramo presbiterial. El arco triunfal, de medio punto, presenta esquemáticas cestas de acantos sobre las que apoya una imposta nacelada prolongada hacia el presbiterio y el hemiciclo absidal. El templo, de nave única, cuenta con crucero del siglo XVI, conservando la bóveda de cañón tardorrománica en su tramo central; los tramos meridional y septentrional van cubiertos con crucerías reforzadas en formeros de cuidada cantería que arrancan de ménsulas, también presentes hacia los ángulos. La nave cuenta con dos tramos de crucerías delimitados por fajones doblados de medio punto que apoyan sobre impostas naceladas, capiteles de toscos acantos y máscaras en el primer tramo -las semicolumnas correspondientes parten de alto podium con basas áticas, de perfil más simplificado en el lado de la epístola, donde se engasta una aguabenditera medieval- y cestas vegetales góticas en el más occidental. La portada meridional es de medio punto, avanzada sobre el muro, y presenta seis arquivoltas lisas -dos de ellas de caveto y abocelada la interior- que acodan sobre capiteles vegetales muy esquemáticos en uno de los cuales aparece una máscara antropomórfica (dos de las cestas y cinco fustes el lado izquierdo fueron tallados durante la última restauración de 1984). La portada queda coronada por chambrana baquetonada ornada con dientes de sierra y línea de puntas de clavo, mientras que una clave muy erosionada debió ir tallada con un motivo zoomórfico apenas reconocible. Por encima se alza el tejaroz con nueve canes, algunos de los cuales presentan máscaras teriomórficas de ojos globulares, familiares a la fauna silense (sólo se han conservado tres de los originales). Sobre el tejaroz apreciamos un alero con canecillos de nacela contiguo a un contrafuerte rematado en talud que refuerza la nave tardorrománica original. Hacia el costado septentrional se alzó una sacristía de planta cuadrangular, aledaña a un grueso contrafuerte prismático rematado en talud y el desarrollo del crucero cuyo alero ostenta canes nacelados. En el mismo muro románico se destaca un curioso vano trilobulado cegado de antiguo. Junto a la cabecera y por el costado meridional se adosó otra sacristía cuadrangular dotada de contrafuertes angulares y alero de canes con perfil semicircular que parece datar del siglo XVI. La torre cuadrangular del siglo XVIII se alza a los pies, con ventana rasgada en el hastial y vanos de medio punto en el nivel superior. Otro ámbito rectangular conocido populamente como cilla o tercio, elevada con sólida sillería, aparce hacia los pies del lado meridional. Un canzorro adosado al lado sudoccidental y los contrafuertes angulares de la sacristía sudoriental determinan la antigua presencia de un atrio ya desaparecido. Bajo el coro instalado a los pies se conserva una pila bautismal tardorrománica (de 111 cm de diámetro por 90 cm de altura); apoya sobre una basa circular baquetonada mientras la copa semiesférica aparece ornada con erosionados cordones entrecruzados. La parroquial de Terradillos custodia además dos Vírgenes sedentes con Niño -una de ellas portadora de piña en la diestra, la otra lleva una esfera- talladas en madera policromada; muy repintadas, parecen piezas populares obradas hacia el siglo XIV.