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Placa de cobre que decoraba la parte baja del travesaño vertical de una cruz procesional: cuerpo grabado y cabeza en relieve probablemente del evangelista San Mateo

Identificador
47000_0132
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 39' 9.13'' , -4º 43' 26.66''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Museo de Valladolid

Localidad
Valladolid
Municipio
Valladolid
Provincia
Valladolid
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
CRUCES PROCESIONALES Y VIRGEN CON EL NIÑO Dentro de la parquedad de vestigios de época románica conservados en el Museo de Valladolid destacamos dos cruces de cobre dorado y esmalte, un fragmento de una tercera, un crucificado de bronce procedente de una pieza de este tipo y una talla de la Virgen con el Niño. CRUZ PROCESIONAL POTENZADA (inv. 808) Finales del siglo XII Cobre dorado y esmalte 48 x 22,5 cm Presenta en su anverso decoración grabada y esmaltes con la técnica champlevé, de pastas color azul, verde, blanco y rojo, dibujando ondulantes vástagos y brotes. Ha perdido las cinco figuras que llevaba unidas a la cruz, intuyéndose el Crucificado que la centraría, del cual resta el nimbo. Sobre él corre, en dos líneas, la inscripción “IHS / XPS”, bajo una cartela con la Dextera Domini. Bajo el suppedaneum aún se intuye la figura de Adán saliendo del sepucro. La otras cuatro figuras probablemente contuviesen el Tetramorfos. En el reverso, someramente decorado con una incisión ondulante, hay huellas de cabujones para ornamentación o reliquias. Su procedencia es desconocida, aunque se incorporó a la colección del Museo a fines del XIX y procedente del Ayuntamiento de Valladolid, según refiere Zalama. CRUCIFIJO (inv. 4671) Segundo cuarto del siglo XIII Cobre sobredorado y esmalte 18,2 x 12 cm Sobre la cruz de cobre, que aún mantiene restos del dorado y escasos vestigios del esmalte champlevé de tono azul cobalto en su anverso, aparece un Crucificado de cuatro clavos, coronado. Sobre él se grabó la Dextera Domini y en la parte inferior una tosca figura que quizás represente a Adán saliendo del sepulcro, aunque su aspecto es más bien de orante. En el reverso se grabó una sumaria decoración sogueada y en el crucero una sumamente tosca representación que probablemente quiera figurar un Pantócrator. Parece ser que la pieza procede de la provincia de Ávila. CRUCIFIJO Primera mitad del siglo XIII Cobre sobredorado 19,5 x 17,5 cm Coronado y con larga melena, de cuatro clavos, con perizonium de pliegues en tubo de órgano y anudado sobre el vientre. Procede de una cruz procesional, aunque no de la conservada en el mismo Museo. Aparece vaciado por detrás y presenta una curiosa torsión hacia abajo de sus manos. PLACA DE COBRE DE UNA CRUZ PROCESIONAL Último tercio del siglo XII Cobre y esmalte champlevé 8,2 x 8 cm Decoraba la parte baja del travesaño vertical de una cruz procesional no conservada y en ella se figura, con el cuerpo grabado y la cabeza en relieve, probablemente al evangelista San Mateo, quien, vestido con túnica y descalzo, sostiene el símbolo de su evangelio en su mano izquierda y realiza un gesto de adoración son su diestra, mostrando la palma. Aparece nimbado y su bello rostro muestra cabellera acaracolada. Sobre el fondo de pasta azul cobalto rodean a la figura seis representaciones de flores o estrellas lobuladas, con pastas verdosas, amarillas y rojas. El borde de la pieza aparece recorrido por una banda ondulante. Es la pieza de más fino trabajo de las conservadas de este tipo en el Museo. VIRGEN NIÑO (inv. 4640) Mediados del siglo XIII Madera policromada 92 x 45 cm María aparece sedente, apoyada en un sitial que ha perdido la decoración, sosteniendo con sus mano izquierda al fracturado Niño, que se muestra centrado, entre sus rodillas. Pese a la avanzada cronología que parece manifestar la dulzura en el tratamiento del rostro, son evidentes en esta imagen los resabios de la imaginería románica, tanto en la disposición rígida y frontal de las figuras como en el tratamiento de los plegados de la indumentaria. Según la Guía del Museo, “procede de Cuéllar, donde se conservaba en una hornacina que coronaba una de las puertas de la muralla”.