Pasar al contenido principal
x

Pila bautismal

Identificador
09280_02_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita del Santo Cristo de Barrio

Localidad
Pancorbo
Municipio
Pancorbo
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EN EL CENTRO DEL DESFILADERO, a unos 1.200 m al noreste de Pancorbo en dirección a Miranda de Ebro, se emplazan dos ermitas, una diminuta a la vera misma de la carretera, pegada a la roca y dedicada a Nuestra Señora del Camino, y frente a ésta la que nos ocupará, hoy dedicada al Santo Cristo de Barrio, al otro lado del curso fluvial y según Abásolo asentada sobre una antigua villa romana. Aunque en opinión de Julián Albaina y Ángel Ruiz el templo se correspondería con la ecclesia Sancti Michaelis de Foiolo de Pontcurbo, donada en 1068 a la restaurada diócesis de Oca y dada el 10 de noviembre de 1134 por Alfonso VII a San Millán de la Cogolla -con las salvedades que anteriormente referimos respecto a tal concesión-, parece más acertada la opinión de Fernando de Juana, quien ve en nuestro templo el heredero de aquella iglesia de Santa María donada al patrimonio de San Salvador de Oña en su documento fundacional de 1011. El lugar de Barrio debió despoblarse en la primera mitad del siglo XV, pasando a convertirse el templo de Santa María en ermita, cedida por los monjes de Oña al concejo pancorbino. El cambio de advocación a la actual del Santo Cristo debió producirse a principios del siglo XIX. Las importantes reformas modernas sufridas por el actual edificio -restaurado en 1971- complican el análisis de su primitiva fábrica románica, de la cual sólo se mantienen fragmentarios vestigios. Hoy día el templo presenta nave única cubierta con tres tramos de modernas bóvedas de arista, crucero destacado en alzado y cerrado con cúpula sobre pechinas y cabecera cuadrada, más ancha que la nave y cubierta igualmente por bóveda de arista. Al norte y sur del crucero se abrieron a través de irregulares arcos formeros de medio punto dos desiguales capillas, también cubiertas con bóvedas de arista, que dotan así a la planta de su aspecto de cruz latina. El acceso se realiza actualmente a través de la moderna portada abierta en el hastial occidental. Pese a la radical transformación del espacio, se mantiene del primitivo edificio románico parte del cuerpo de la nave, dispuesto sobre un banco de fábrica sobresaliente exterior e interiormente, aquí con un bocel en la arista. A la fase románica corresponde, en alzado, el aparejo de buena sillería labrada a hacha con abundantes signos lapidarios, en el que se integraron ya en origen numerosos vestigios y enormes sillares romanos. A dos tercios de altura los muros de la nave sustituyen el noble aparejo por la mediocre mampostería en la que se levanta además la cabecera, el cimborrio y las dos capillas laterales. Interiormente resta aún en el muro norte un tambor y la roza del resto de una semicolumna entrega que debía marcar la primitiva división de los tramos de la nave románica, signo quizá de su abovedamiento. Parte del primitivo basamento románico aflora en el ángulo de la capilla meridional, donde el notorio adelgazamiento del muro nos indica además que tanto el crucero como la cabecera responden a la obra moderna. Aproximadamente en el centro del muro meridional se abría una portada románica, hoy cegada, similar a la de Bardauri y compuesta de baquetonado arco de medio punto, arquivolta moldurada con nacela ornada por rasuradas bolas y chambrana decorada con listel y tres hileras de gruesos billetes, decoración que se repite en las impostas que coronan las jambas. En la jamba izquierda del acceso se reutilizó un fragmento de estela romana decorada con hojitas en el borde, un árbol de tronco sogueado rematado por acorazonadas hojas de hiedra de cuyas estrechas ramas penden rosetas y una inscripción dentro de un hexágono alusiva a Lucio Valerio Capitonis. Otro fragmento de estela romana -rasurada utilizando el trinchante- se dispuso a cierta altura en el mismo muro meridional, en el que también observamos otro epígrafe medieval, donde, en rudimentarios caracteres góticos, leemos AVE MA/RIA GRAC/IA PLEN/A. En el muro septentrional se abría otra sencilla portada, más estrecha y no alineada con la sur, igualmente cegada y compuesta de simple arco de medio punto liso. El paramento externo de este muro norte resume en su combinación de aparejos la compleja historia constructiva del templo. Las irregulares hiladas inferiores, alzadas sobre el banco de fábrica, reutilizan sillares romanos hasta aproximadamente un tercio de altura. A partir de aquí, el alzado combina el pequeño aparejo de sillería -de aire casi pre rrománico- con las hiladas de sillares y, por último, remata el muro la moderna mampostería contemporánea de las bóvedas. Una similar secuencia de aparejos se constata en el muro meridional, evidenciando la fase románica una reutilización de material constructivo romano. Durante la restauración de 1971 se descubrió una curiosa pila bautismal románica, hoy conservada junto al muro meridional, en el fondo de la nave. Labrada a hacha, su copa es rectangular, con los ángulos redondeados, siendo sus medidas 87 cm de longitud, 71 cm de anchura y 41 cm de altura. El frente se decora en tres de sus cuatro lados con una sucesión de siete arcos de medio punto, en tres de los cuales se cobijan dos máscaras humanas -una barbada y la otra imberbe- y una figura representada en busto en la que se advierten los brazos y los torpes pliegues paralelos de su ropaje. Su tosquísima talla, en reserva y en dos planos, parece no obstante signo más de impericia que de notable antigüedad. En la capilla meridional se conserva un curioso sarc ófago -de aspecto pre rrománico- de 194 cm de longitud, 38 cm de anchura en los pies y cuya caja mide 46 cm de alto, con tapa curva de 21 cm de altura. Sobre la lauda, en sentido longitudinal, se grabó una hoy muy borrosa inscripción de la que sólo acertamos a transcribir ...N(o P)IVA XV... En la zona de los pies, y en sentido transversal, se grabó otro texto inscrito en un recuadro, absolutamente ilegible.