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Interior

Identificador
09614_01_018
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 7' 9.08'' , Lomg:3º 13' 38.33''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Santa Julita

Localidad
Barbadillo del Pez
Municipio
Barbadillo del Pez
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA HOY ERMITA DE SANTA JULITA (probablemente en origen unida su dedicación a San Quirico) es el único testimonio visible -junto a restos de tejas y algunos mampuestos- del despoblado de Sarracín, situado a unos 2.500 m al noroeste de Barbadillo, accediéndose hasta sus inmediaciones a través de un camino de tierra que conduce a Jaramillo de la Fuente, aunque es conocido como el “camino de Burgos”, atribución avalada por Madoz. Aparece denominada a mediados del siglo XIII como “Villa Serrazin” en la estimación de préstamos del obispado de Burgos, dentro del arcedianato de Lara, y de la escasez de recursos da fe lo menguado de su aportación: dos maravedís, la cantidad menor de todo el territorio. El topónimo deriva de un nombre de persona -Sarracín-, y aunque un personaje de tal nombre aparece en el cartulario arlantino en 990, era tan frecuente en la alta Edad Media que nada podemos aventurar, existiendo además otro lugar así denominado en las inmediaciones de Burgos (sub urbe Uurgos), sobre la carretera de Lerma, cuya iglesia de Santa María fue donada a San Pedro de Cardeña en 963. Perteneció el nuestro en cambio al monasterio de San Pedro de Arlanza desde que fuese cambiado por Huérmeces con el conde Nuño Pérez de Lara, trueque ratificado por Alfonso VIII en mayo de 1174 (uillam Don Sarrazin, cum montibus et fontibus, cum riuis et molendinis, cum cultis et incultis, cum ingressibus et egressibus, cum pascuis et terminis, omnibusque suis pertinentiis, in cambio, scilicet pro alia uilla uestra, a vulgo Guermezes nuncupata). La sujeción de Sarracín a Arlanza fue ratificada por el rey castellano el 1 de abril de 1193 al donar a los benedictinos la iglesia y hospital de San Leonardo (de Yagüe): preterea pretaxato monasterio dono regaliter et concedo quidquid habeo in Turre de domna Imblo et in Cantarellos et in Villaverde et in Sancto Johane de Cella et in Xaramello mediano et in Caniçera et in Villa Sarraçin, quam predicto monasterio dedi in concambio pro illa villa que dicitur Guermeçes, según la edición de Serrano. Al contrario que Urria, “Villa Serrazin” aparece reflejada en el Libro Becerro de las Behetrías como “logar del monasterio de Sant Pedro de Arlança” y de los 80 maravedís que pechaban sus vecinos como martiniega la mitad era para el rey y la otra mitad “partenlo el abad e el meryno del Rey por medio”. Dice Serrano que al despoblarse se dio en censo a los habitantes de Barbadillo del Pez y Jaramillo de la Fuente, salomónica división que aún hoy día es objeto de suspicacias. El modesto edificio, impecablemente conservado por los vecinos de Barbadillo, quienes celebran anualmente una romería en la ermita, se levantó en mampostería con refuerzo de sillares en esquinales y encintado de vanos. Consta de nave única, a la que se acodilla un tramo recto presbiterial y a éste un ábside semicircular liso y parcialmente enfoscado, en cuyo eje se abre un pequeño vano en aspillera de fuerte abocinamiento al interior. El presbiterio se cubre con bóveda de cañón, que sin solución de continuidad se une al cascarón que cierra el hemiciclo. Resulta atípico el elaborado arco triunfal, de medio punto y con una estructura más propia de una portada, pues se compone de triple rosca, la interior moldurada con doble bocel, un bocel en la arista de la central y, sobre banda achaflanada, un tercer arco de arista biselada. Apea la curiosa estructura -que encierra el espacio de la cabecera focalizando la visión sobre el altar- en jambas escalonadas coronadas por imposta de listel y nacela en las que se acodillan hacia la nave dos columnas, mientras que otras dos, entregas, más robustas y cortas y sobre altos basamentos, reciben el arco interior. Parten de basas áticas de prominente toro inferior con garras y plinto -en la misma pieza- y las coronan chaparros capiteles de ruda talla. En los del lado del evangelio el dispuesto hacia la nave es vegetal, con tallos entorchados y unidos formando arquillos de los que penden frutos u hojas y gruesas piñas en los ángulos; en el de la columna entrega se afrontan una serpiente de amenazadoras fauces abiertas y un ave de cola enroscada, ocupando la cara que mira al altar una hoja rematada en caulículo. En los del lado de la epístola el capitel interior es vegetal, con hojas lanceoladas en el frente y en los extremos otras picudas acogiendo piñas o bolas en sus puntas dobladas, mientras que en la cara que mira a la nave se representó lo que parece un hongo bajo un arquillo. El otro capitel es un rudo delirio de esquematización vegetal, con hojas apalmetadas y nervadas, pitones, botones vegetales, y lo que asemeja un brote gallonado. Al exterior corona los muros de la cabecera una cornisa nacelada sobre sencillos canes, la mayoría con simple perfil de nacela o proa de barco, salvo uno ornado con un prótomo monstruoso engullendo a una liebre o conejo. En la nave la cornisa presenta perfil achaflanado recorrido por semicírculos incisos entrecruzados, sobre toscos canecillos con bustos humanos de somera caracterización, hojas avolutadas, otros tipo quilla con círculos incisos y el resto de nacela. En la zona occidental del muro sur de la nave se abre la portada, cuyo excesivo descentramiento nos lleva a pensar en su traslado o bien en una reforma que acortó el cuerpo del edificio. Sus formas tardías son acordes con las del arco triunfal, presentando arco de medio punto con grueso bocel y dos arquivoltas, la interior del mismo perfil y la externa con sucesión de mediascañas y listeles, todo rodeado por chambrana ajedrezada. Apean los arcos en jambas baquetonadas bajo impostas de listel y nacela. Parece obra tardía, de la segunda mitad del siglo XII. Mayor antigüedad hay que suponer a la destrozada celosía reutilizada como ventana en el muro meridional del presbiterio. Labrada en un bloque y lamentablemente fracturada su tracería, resta el vano rectangular exornado por un junquillo sogueado y una cenefa de arquillos en torno a perlas. Otro vestigio reutilizado en el aparejo de la nave, junto a la portada, muestra un tosco relieve con dos espirales y lo visible de la pieza hace suponer que se trate de una dovela. Finalmente, junto al ábside encontramos un molde de fundición labrado en un gran bloque calizo, con su canal de evacuación, aunque no reconocemos la forma del objeto, quizá un candil.