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Imposta de la portada

Identificador
09558_05_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
: 42º 53' 56.56'' , - 3º 41' 30.86''
Idioma
Autor
Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

Localidad
Manzanedo
Municipio
Valle de Manzanedo
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL es un templo que mantiene en lo esencial las trazas románicas a pesar de que haya sufrido algunas alteraciones. Se conservan partes tan significativas como el ábside, la portada, la espadaña y el muro sur. La primitiva nave románica ha sido muy alterada; se cubre actualmente con bóvedas de crucería, de terceletes y cuatripartitas, que parecen del siglo XIV. Se le ha añadido también una segunda nave por la parte norte. La portada se ubica a los pies del templo constando de tres arquivoltas de medio punto que descansan sobre jambas acodilladas. La decoración que tuvo está prácticamente perdida, salvo en la parte de la línea de imposta, donde vemos un tallo que se va ondulando y abriendo en forma de flores de cinco pétalos, todo muy estilizado y labrado en bajorrelieve. Sobre la portada quedan dos canecillos, uno de los cuales se decora con una cabeza de animal. Conserva prácticamente íntegro el ábside románico, con p resbiterio y capilla absidal abovedados con cañón y horno. El acceso a cada uno de ellos se hace mediante sendos arcos de medio punto que se apoyan en sus respectivas columnas. Horizontalmente el ábside va dividido en dos cuerpos cuyo remate superior son dos molduras de cuarto de caña lisas. El cuerpo inferior va decorado con arquerías ciegas de medio punto, dos en cada lado del presbiterio y siete en el tramo curvo. Las dos del lado norte desaparecieron al abrirse la puerta de la sacristía, mientras que tres de la capilla absidal permanecen ocultas tras el retablo mayor. Destacan ante todo por su esbeltez y elegancia, mucho más notorias aquí que en otros ábsides próximos (Crespos y San Miguel de Cornezuelo), que también las tienen. El borde de estas arcadas lleva moldura de medio bocel en todos los casos, excepto en el primer arco de la capilla absidal y en los dos del presbiterio sur que llevan moldura de cuarto de caña con bezantes lisos o en forma de flor. La rosca de todos estos arcos va decorada con flores estrelladas enmarcadas en círculos ligeramente rehundidos y duramente labradas a bisel. El mismo tipo de flor, aunque más grande, aparece sobre el muro en el centro de algunos de estos arcos, a modo de tímpano. Aunque desde el punto de vista iconográfico sus capiteles son muy poco variados, técnica y compositivamente hay entre ellos grandes diferencias. Destaquemos en primer lugar sus proporciones, alargadas y esbeltas, al igual que el conjunto de las arcadas, proporciones que vienen a resaltar aún más los elementos que las decoran; éstos son, en todos los casos, hojas que, partiendo del collarino, suben hasta la parte superior del equino. Algunas son de sencilla estructura y formas convencionales y antinaturalistas, modeladas en bajorrelieve a base de planos, claramente circunscritos y delimitados unos de otros por surcos de sombras definidos nítidamente por el cincel del escultor. Las hojas de uno de los capiteles del muro sur del pre sbiterio se alejan por completo de todo lo dicho. Por de pronto son un doble cuerpo de ellas, que se elevan a distinta altura, incurvándose de diferentes formas. Esta diferencia estructural queda reforzada por una labra también muy distinta, en la que se señala cuidadosamente todo el entramado de las hojas y se festonean sus bordes, empleándose para ello la técnica a bisel muy matizada con abrasivos. En estas hojas se emplea un modelado por facetas sobre el que la luz actúa con toques ligeros y los valores de sombra son numerosos, escalonados e infinitamente más variados que los “surcos de sombra” de la labra a base de planos vista en los capiteles anteriores. A pesar de la poca variedad temática que presenta la ornamentación de este templo, muchos de sus capiteles merecen ser destacados por su elegancia de ritmos e incluso algunos por su calidad de labra, que los sitúa muy cerca de los capiteles vegetales de Ahedo del Butrón. El templo parece ser obra de los mismos maestros que trabajan en los otros de la escuela pero los capiteles de las arcadas del ábside hablan un lenguaje tanto formal como compositivo más cercano a los usos silenses. La arquitectura parece de mediados del siglo XII pero el relieve de los capiteles ya es bastante más tardío.